El portavoz de la central burgalesa de Santa María de Garoña, Antonio Cornadó, negó este lunes la existencia de 'una fuga en el combustible nuclear', denunciada por la organización ecologista Greenpeace el fin de semana, y tildó esta acusación de 'trazo gordo'. Como prueba de la normalidad en la planta, Cornadó explicó a Público que la central funcionaba ayer al 80% de su potencia y alcanzará el 100% 'en las próximas horas'.

La ONG aseguró el domingo que 'una rotura de un elemento del combustible' había obligado a la central a reducir su potencia a la mitad en la madrugada del sábado. Sin embargo, el portavoz de Garoña, propiedad de Endesa e Iberdrola, explica que se llevó a cabo una prueba 'rutinaria' para verificar la integridad del combustible de uranio presente en el núcleo del reactor.

En esta supervisión se halló 'un poro' en una varilla de un elemento combustible, que ha sido inactivado mediante su 'apantallamiento' con barras de control, las piezas responsables de cortar la reacción nuclear en cadena en los reactores. Esta maniobra 'garantiza el funcionamiento seguro y fiable de la instalación', según Cornadó. El poro detectado 'no tiene trascendencia de ningún tipo, ni siquiera es un suceso notificable', añade.

El Consejo de Seguridad Nuclear confirma la información suministrada por la planta burgalesa. Según fuentes del organismo, 'el procedimiento que ha seguido la central es el adecuado, porque avisó de una bajada de potencia programada'. Hace meses que Garoña es objetivo de los antinucleares, que quieren impedir que el Gobierno prorrogue su permiso de actividad, que caduca el próximo 5 de julio.