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"La industria nuclear nos dijo que no iba a volver a pasar"

Entrevista a Eladio Fernández-Galiano, secretario ejecutivo del Acuerdo de Riesgos Mayores del Consejo de Europa

MANUEL ANSEDE

Un español abrió la cumbre científica sobre Chernóbil que terminó el viernes en Kiev. Fue Eladio Fernández-Galiano, como representante del Consejo de Europa, cuyo brazo justiciero es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Y habló el primero en la capital de Ucrania porque a los que les correspondía inaugurar las sesiones, representantes del Gobierno de Japón para informar sobre el accidente de Fukushima, no se presentaron. Para Fernández-Galiano, secretario ejecutivo del Acuerdo Europeo y Mediterráneo sobre Riesgos Mayores, es toda una metáfora de lo que está ocurriendo.

Proclamó en su discurso que 'falta debate democrático' sobre la energía nuclear.

'Nunca ha habido un debate democrático sobre la energía nuclear'

Sí, lo que le falta a la nuclear es buen gobierno. Nunca ha habido un debate democrático sobre ella. La información que recibimos es nula o escasa. Hay una cultura de secretismo. O, en ocasiones, la industria y los reguladores no informan porque creen que la gente no les va a entender. El tratamiento de la información en Fukushima, como ocurrió en Chernóbil, ha sido desastroso. La ausencia de debate democrático lleva a una desconfianza hacia el gobierno.

Usted estuvo en la firma del Convenio de Aarhus, que debería garantizar la transparencia de las políticas medioambientales. ¿Se cumple en la nuclear?

No hay una atmósfera de gran transparencia. Aquí, en Kiev, los japoneses no han venido. ¿Es esa su política informativa? De Chernóbil nos enteramos por los suecos.

'La zona de exclusión de Chernóbil es más grande que algunos estados europeos'

Ban Ki-moon ha dicho en Kiev que veremos más accidentes como Fukushima y Chernóbil.

Fukushima va a hacer las centrales más seguras, pero vamos hacia un mundo menos estable. A lo mejor el próximo accidente llega por un acto terrorista o por una guerra. El próximo desastre aparecerá, como siempre, donde no se le espera. Esta industria tiene que cambiar y los reguladores también, porque nos dijeron que no iba a volver a pasar.

También es crítico con los organismos reguladores de la industria nuclear.

Los reguladores deberían aumentar sus controles y salir de la endogamia. Los miembros de estos organismos vienen de la propia industria.

¿Cómo se aumenta el control democrático?

Pues haciendo que dependan del Parlamento, no del Gobierno [ya ocurre en España]. Y, en la industria nuclear, poner por ejemplo a representantes de los ecologistas en los consejos de administración de las nucleares. ¿Por qué no? No son una empresa como otra cualquiera. Y que entren las asociaciones ciudadanas en el Consejo de Seguridad Nuclear, que haya transparencia.

¿Esto va a cambiar después de Fukushima?

Fukushima va a crear un tsunami en la opinión pública. Yo no era antinuclear. Pensaba que los riesgos eran muy bajos. Ahora he aumentado mucho mis reservas. Veo que en el fondo la industria tiene sólo un deseo: echar tierra encima de Chernóbil y de Fukushima.Me alarma, porque somos los ciudadanos, y no los lobbies, los que tenemos que decidir. Así pensamos en el Consejo de Europa.

¿Puede renunciar la UE a la energía nuclear?

No, yo vivo en Estrasburgo, en Francia, donde el 80% de la electricidad es nuclear. Sin nucleares no se podría poner la calefacción y en Estrasburgo hace mucho frío. No obstante, nos tenemos que replantear la política energética europea, teniendo en cuenta que el cambio climático es mucho peor que un accidente en Fukushima y que también habrá que tener en cuenta la energía nuclear. Pero hay que ir pensando en centrales eólicas marinas, más energía solar e investigar más en nuevas fuentes.

25 años después de Chernóbil, ¿sabemos qué ha significado?

Se está tendiendo a minimizar sus efectos, escudándose en argumentos científicos para negar lo obvio. Se puede inferir a partir de estudios científicos que Chernóbil ha tenido efectos sobre la salud, no sólo por la radiación. ¿Y los cientos de miles de evacuados? También hundió la industria agraria. Hay cinco millones de afectados, no se puede contar sólo a los irradiados. La zona de exclusión es más grande que algunos estados europeos.

En su discurso también habló de la arrogancia de la industria nuclear.

Sí, una de las lecciones de Chernóbil fue que teníamos que ser más humildes, que habíamos confiado demasiado en los técnicos y en los dirigentes. Ahora, una de las lecciones de Fukushima es que esta arrogancia científica se tiene que acabar. La gente ha perdido la confianza. Ninguna central nuclear está libre de sufrir un ataque terrorista, así que deberíamos ser humildes y preguntarnos si estamos preparados para pagar un precio tan alto por la energía nuclear.

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