Este artículo se publicó hace 17 años.
Las palabras evolucionan más por la falta de uso
Basta con observar cualquier edición del Cantar de mío Cid en doble versión (castellano medieval y moderno) para comprobar que los idiomas, al igual que los seres vivos, evolucionan.
Investigadores de Reino Unido y EEUU han tenido la idea de cuantificar este proceso en función de la frecuencia de uso de los vocablos, una magnitud que indica cómo la presencia de las palabras en el habla popular afecta a su variación a lo largo del tiempo.
Los resultados se publican hoy en dos estudios en Nature y coinciden en una interesante conclusión: los usuarios de las lenguas y la suma de los comportamientos individuales determinan cómo las palabras cambian.
De un total de 200 acepciones en cuatro lenguas (español, inglés, ruso y griego), Mark Pagel y colaboradores, de la universidad británica de Reading, deducen que las más utilizadas, como los números, tienden a permanecer inmutables, mientras que las menos empleadas cambian con mayor facilidad.
La misma idea transmite un segundo estudio, liderado por Martin Nowak, de la Universidad de Harvard (EEUU). Los verbos irregulares de la lengua inglesa adquieren terminaciones regulares con mayor rapidez cuando su uso es menos frecuente.
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