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Así en la Tierra como en Marte

Una exposición en CosmoCaixa de Madrid muestra las similitudes que tienen ambos planetas

VÍCTOR CHARNECO

La relación entre la Tierra y Marte viene de lejos en el tiempo -han transcurrido 4.500 millones de años desde el nacimiento de ambos planetas-, el espacio -ocupan demarcaciones vecinas en el Sistema Solar- y la literatura -los marcianos han sido tradicionalmente el paradigma de la ciencia ficción-. 

La Fundación La Caixa se plantea las semejanzas físicas entre ambos planetas, hasta qué punto son dos astros coincidentes en apariencia o procesos. Lo hace en la exposición Marte-Tierra. Una anatomía comparada, que podrá visitarse en CosmoCaixa Madrid hasta el próximo verano y donde, bajo el comisariado de Carlos Schnabel, se radiografían los parecidos razonables entre el tercer y el cuarto planeta en órbita alrededor del Sol.

La muestra recibe al visitante con una experiencia extraordinaria: existe la posibilidad de tocar una piedra marciana, el fragmento de un meteorito encontrado en la Antártida y cuya composición química revela su inequívoca pertenencia. Le conduce, más tarde, por unos paneles comparativos en los que las imágenes tomadas por las diferentes sondas espaciales enviadas hasta el planeta rojo se contrastan con las instantáneas aéreas de la Tierra para mostrar dos realidades muy distintas y, sin embargo, coincidentes, sobre todo en los procesos geológicos.

El agua es el elemento esencial para el desarrollo de la vida, lo que se busca incansablemente en las diferentes misiones de investigación a Marte, y sólo se encuentra en sus estados sólido y gaseoso. Las fotografías de la exposición muestran los casquetes polares marcianos, con sus dos tipos de hielo (de agua y de dióxido de carbono o seco), y también sus fenómenos atmosféricos con este elemento en estado gaseoso, las nieblas que desdibujan el paisaje. Pero no hay rastro de su apariencia líquida porque su atmósfera, con una presión cien veces mayor que la terrestre, le impide adoptar esa forma. 'Ahora se especula con que quizás pueda haber agua líquida subterránea a bastantes metros de profundidad -explica Schnabel-, pero eso no deja de ser una suposición alrededor de la que hay bastante controversia'.

De lo que no queda duda en las imágenes es de que Marte es un planeta con un pasado rico en agua, en cantidades abundantes hace tres mil millones de años y en estado líquido habitual hasta hace unos mil millones. Después, probablemente por un cambio atmosférico motivado por la falta de actividad volcánica, sus condiciones pasaron a complicar la existencia de corrientes acuáticas en su superficie, 'donde el oxígeno libre se combinó rápidamente con el abundante hierro hasta darle al planeta su apariencia rojiza u oxidada', apunta el Comisario.

El visitante encontrará paisajes semejantes y equívocos en los que no podrá decantarse sobre su procedencia. Cañones desgastados por corrientes, lugares erosionados por la abrasión del viento, dunas o sedimentaciones servirán para demostrar el parecido de los planetas. Llama la atención el volcanismo marciano, que decoró durante su época de actividad la superficie con enormes volcanes de unas dimensiones entre 10 y 100 veces superiores a los de la Tierra.  

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