Este artículo se publicó hace 13 años.
Los milanos usan plásticos como si fueran galones militares
Un estudio en Doñana desvela el primer caso no relacionado con el sexo en el que un animal se comunica con señales artificiales
La distancia entre lo que es humano y lo que no se reduce de nuevo. Un modesto estudio sobre un grupo de rapaces en el Parque Nacional de Doñana ha destapado un comportamiento animal desconocido que podría redefinir el papel de nuestra especie en el planeta.
Los investigadores, del CSIC, han observado que los milanos negros informan a los demás sobre su estado físico y sus ganas de pelea mediante la colocación de plásticos de color blanco en sus nidos. Los fragmentos, de bolsas del supermercado u otros envoltorios, funcionan como un cartel luminoso que dijera: "Prohibido el paso". Es, aseguran, la primera prueba en animales del uso de señales externas al propio organismo en un contexto no sexual. La única excepción hasta hoy era el ser humano.
"Hay base para pensar que el comportamiento del milano negro no es una anécdota. ¿Cuántas especies construyen estructuras? Cientos sólo de aves. Y no sabemos qué significan. Quizá los humanos nos hemos estado sintiendo especiales demasiado tiempo", reflexiona uno de los principales autores del estudio, Julio Blas, de la Estación Biológica de Doñana.
Según sus conclusiones, que se publican hoy en la revista Science, los milanos emplean los plásticos como si fueran estrellas de oficiales militares o cinturones de artes marciales. Las rapaces con más plástico en su nido son respetadas como un general o un cinturón negro, según Blas. "Los individuos muy jóvenes o muy viejos, más débiles, no decoran sus nidos", añade.
Y si un milano débil intenta engañar a la comunidad emperifollándose con más plástico del que le corresponde, recibe un "castigo social", en palabras de Blas. Los científicos colocaron más plástico en varios nidos de aves de diferentes edades. Los débiles retiraron la decoración exagerada. Los fuertes la mantuvieron. Y los flojos que mintieron se encontraron con individuos que pusieron a prueba de inmediato su nuevo estatus atacando su territorio.
"El sistema es honesto. Sólo los más fuertes tienen nidos muy decorados", resume Blas. En Doñana, donde viven unas 500 parejas de milanos más otros 500 individuos solteros, estos galones se respetan en el día a día. "Los que a la hora de comer monopolizan el cadáver de un animal son los que tienen más plástico blanco en el nido". Los autores han descartado con varios experimentos otras hipótesis, como que el plástico hiciera de aislamiento térmico o de refuerzo estructural.
El director del Centro de investigación en primates de la Universidad de Barcelona, Joaquim Vea, ajeno a este estudio, señala que hay otros casos, "pero puramente anecdóticos", como un chimpancé que robó una lata de gasolina y gracias a su ruido subió de estatus en el grupo sin ser un animal fuerte.
Sandra Vehrencamp y Jack Bradbury, autores del libro de referencia Principios de la comunicación animal, han analizado el nuevo estudio para Público. En su opinión, "es una investigación extremadamente interesante y realmente representa un contexto diferente para las decoraciones, más allá de atraer a una pareja". Vehrencamp, de la Universidad de Cornell (EEUU), se quedó "muda" al leer que los milanos más jóvenes y los viejos retiraban el plástico extra añadido a sus nidos por los científicos para evitar ataques. La investigadora relaciona este comportamiento con el principio de desventaja, postulado en 1975 por el biólogo israelí Amotz Zahavi, que asegura que los animales obtienen beneficios de actos aparentemente altruistas. "A Zahavi le va a hacer mucha ilusión saber que las aves se están poniendo en desventaja a sí mismas al poner estas decoraciones en su nido", añade.
Un siglo de decoración amenazanteLos científicos del CSIC han estudiado más de 150 nidos de milano negro en los últimos cinco años para comprender el papel del plástico. Según explica Julio Blas, las rapaces seleccionan plásticos blancos porque reflejan el sol y se ven mejor desde el aire. Los autores han analizado fotografías de comienzos del siglo XX en las que ya se aprecian manchas blancas, posiblemente papeles, en los nidos de milano negro. “No sabemos cuánto tiempo llevan haciéndolo, ni si se transmite culturalmente o ya está fijado en los genes. Pero ocurre en otras poblaciones”, subraya Blas.
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