Este artículo se publicó hace 16 años.
La misión más caliente de la NASA
El satélite ‘Solar Probe’ trabajará a más de 1.400 grados
En 2015, dos sondas, una de la ESA y otra de la NASA, partirán hacia el Sol para acercarse a él más que cualquier artefacto anterior. Su objetivo es estudiar la estrella y aprender cómo se originan los vientos que provoca y barren todo el sistema planetario. El primero de estos satélites, Solar Orbiter , se quedará orbitando a 48 radios solares, una distancia similar a la de Mercurio. La sonda estadounidense, Solar Probe , se acercará aún más, a tan solo tres radios del astro. Esta última está diseñada para soportar temperaturas de hasta 1.400 grados centígrados.
Los resultados que envíen estos dos satélites permitirán comprobar experimentalmente algunos aspectos del Sol sobre los que de momento sólo se tienen teorías. Uno de estos enigmas es el motivo de que la corona, en la parte superior de la atmósfera solar, esté a millones de grados, mientras la fotosfera, lo que se considera la superficie del sol, está a sólo 6.000 grados. “Como se sabe por el principio más básico de la termodinámica, lo más caliente calienta a lo más frío, y en las estrellas, las capas más interiores, más calientes, elevan la temperatura de las capas altas que están más frías”, explica el investigador del CSIC en el Instituto Astrofísico de Andalucía José Carlos del Toro . “Aquí es algo más frío lo que está calentando lo caliente y aunque se tienen teorías no se ha podido comprobar cuáles son los mecanismos que llevan la corona a esa temperatura”, afirma.
Aplicaciones prácticas
La información que envíen estas sondas tendrá aplicaciones prácticas. Estudiar el Sol servirá para comprender la climatología espacial. La actividad magnética del Sol provoca corrientes de partículas cargadas de energía que viajan hasta la Tierra y alteran las condiciones de la atmósfera. “Esto hace que las comunicaciones en las zonas polares se pierdan. Ahí hay mucho tráfico aéreo así que esos fenómenos tienen un importante impacto económico y sobre la seguridad de los vuelos”, indica Del Toro.
Como sucede ahora con la climatología terrestre, satélites como Solar Orbiter, en cuya puesta en marcha colaboran varias instituciones españolas, permitirán realizar predicciones que minimicen los daños provocados por estas tormentas solares.
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