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Una mujer enterrada hace 12.000 años

Hallada una tumba ritual en la cueva cántabra de El Mirón

MANUEL ANSEDE

En Cantabria corren leyendas de boca en boca que hablan de 'tesoros de moros' escondidos durante siglos en las cavernas de la cordillera. Hace más de 20 años, un crédulo armado con un pico y una pala entró en la cueva de El Mirón, en Ramales de la Victoria, en busca de una de estas fortunas sepultadas bajo la tierra. Hizo un agujero de cuatro metros de diámetro y, posiblemente, lo único que se llevó en sus manos fueron restos deboñiga de cabra.

Pero el verdadero tesoro estaba a unos centímetros. El director de las excavaciones en la cueva, Manuel González Morales, anunció ayer que al lado del boquete del furtivo se han encontrado restos humanos inhumados allí hace unos 12.000 años, aunque el periodo concreto está pendiente de confirmación. Ya habían aparecido huesos sueltos en la cueva, pero este caso es muy diferente. Alguien soterró en El Mirón un cadáver ya descompuesto y espolvoreó ocre, óxido de hierro, sobre él, en una época de la que no se conocían ritos funerarios. Para González Morales, 'es posiblemente el primer enterramiento de época Magdaleniense [hace entre 15.000 y 8.000 años] de la península Ibérica'.

Las tumbas prehistóricas no son excepcionales. La Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos) albergaba restos de 30 Homo heidelbergensis enterrados hace 500.000 años. Sin embargo, las sepulturas desaparecen del registro fósil en algún momento del Paleolítico Superior.

La última campaña de excavaciones, financiada por el Gobierno de Cantabria y por la autora de la saga de El clan del oso cavernario, Jean M. Auel, finalizó el 30 de julio. La gran sorpresa es la tumba, que incluye decenas de huesos del difunto. 'Por las dimensiones de la tibia, parece tratarse de una mujer', explica González Morales. Junto al enterramiento también se ha encontrado un bloque de piedra con grabados lineales. Si fue una estela funeraria asociada a la tumba es, a estas alturas de la investigación, un enigma.

La cueva de El Mirón, un aprisco de cabras hasta el comienzo de las excavaciones en 1996, ha desvelado en estos 15 años multitud de aspectos de la vida de los antiguos Homo sapiens. En la caverna vivían los artistas que pintaban en la vecina cueva de Covalanas, considerada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Cazaban ciervos y cabras montesas, pescaban salmones y recolectaban frutos silvestres. Y cuando se acababan los recursos, hacían las maletas.

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