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La ONU pide un pacto global contra la clonación humana

El informe aboga por la investigación y el uso de células madre embrionarias para medicina regenerativa.

JAVIER YANES

¿Es inevitable la clonación reproductiva humana? Con esta pregunta como título arranca el informe elaborado por el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Naciones Unidas (IAS-UNU), la red global de generación y transferencia de conocimientos con sede en Yokohama (Japón) dependiente del organismo dirigido por el coreano Ban Ki-Moon. El documento, hecho público hoy, reflexiona sobre la encrucijada en la que confluyen ciencia, ética y legislación, en torno a un asunto de máxima actualidad: la clonación humana.

El concepto reflejado en el título expresa la preocupación ante lo que ha sido una constante en el progreso científico: históricamente, la ciencia nunca ha renunciado voluntariamente a una vía tecnológica abierta a la investigación. Entre los científicos late la convicción de que todo lo que la ciencia ha hecho posible, lo ha hecho realidad.

Desde la clonación de la oveja Dolly en 1996, los procedimientos de clonación han reproducido copias idénticas de ejemplares de al menos 20 especies, incluyendo un macaco rhesus, el organismo clonado más próximo a los humanos. En 2004 y 2005, el coreano Woo Sook Hwang publicó en la revista Science la presunta clonación de embriones humanos. Los experimentos resultaron ser fraudulentos y Hwang se retractó públicamente. No obstante, la ciencia se encuentra hoy rozando con los dedos la viabilidad de obtener clones humanos, y la ONU es consciente de que es el momento de actuar globalmente; en palabras del rector de la UNU Konrad Osterwalder, 'antes de que la ciencia adelante a la regulación'.

Uno de los autores del estudio, Brendan Tobin, del Centro Irlandés de Derechos Humanos, asegura que 'un fracaso en ilegalizar la clonación reproductiva significaría que es cuestión de tiempo hasta que los individuos clonados compartan este planeta'. Si no se actúa a tiempo, logrando un pacto internacional contra la clonación con fines reproductivos, los autores juzgan que la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas no podría encontrar objeción a eventuales actividades de clonación humana que cualquier país hubiera decidido emprender.

Una gran mayoría de naciones rechaza la clonación reproductiva, aquella cuyo fin es duplicar individuos completos. Sin embargo, sólo medio centenar de Estados han dictado leyes al respecto. Además de los motivos morales y religiosos habitualmente esgrimidos, hay otros argumentos de peso que aconsejan la ilegalización de estas prácticas, como el hecho de jugar con tecnologías experimentales que podrían generar seres humanos deformes o enfermos, así como el posible mercado de órganos que podría florecer si los más ricos encargasen la creación de clones propios como repositorios de piezas de repuesto.

Células madre

En 2005, la ONU ya buscó un consenso internacional referente a esta cuestión, pero sólo se logró una declaración no vinculante. La causa fue el desacuerdo entre países sobre una segunda forma de clonación, la terapéutica o de investigación, que busca la obtención de células madre embrionarias para aplicaciones en medicina regenerativa, y que hoy se presenta como la vía más prometedora para combatir un gran número de patologías tales como el párkinson, el alzhéimer, la diabetes o el infarto. Algunos países se oponen a esta línea de avance, fundamentalmente por razones religiosas.

Para los autores del estudio, es esencial que los Estados garanticen la legalidad de la clonación terapéutica en condiciones de estricto control sobre la producción y destrucción de embriones. Sólo con esta premisa, asegura el informe, sería efectiva una prohibición de la clonación reproductiva.

Pese a la voluntad manifestada, los autores asumen la dificultad de alcanzar un acuerdo global. Por ello, y si llegara el día en que los clones poblasen la Tierra, advierten de la urgente necesidad de asegurar la protección de los derechos de los individuos clonados, que serían víctimas potenciales de prejuicios y discriminación. Según el informe, es 'una cuestión de dignidad humana individual y colectiva'.

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