Qué aporta el paisaje de una película a su narración? ¿Puede convertirse en un personaje más? Movido por esta curiosidad, Antonino González Monclús, profesor de Imagen y Sonido, lleva más de una década estudiando películas y encontrando en ellas claves que relacionan la geografía con el cine.

'En general', confirma el profesor, que acaba de presentar sus estudios en la Semana de la Ciencia de Madrid, 'los paisajes de las películas aparecen en función de las necesidades narrativas de la historia, y los productores no se suelen preocupar demasiado de si son los adecuados'. Esto provoca más de una anécdota, como que la playa de Troya esté orientada al Oeste, pero que en la cinta protagonizada por Brad Pitt amanezca sobre ella, o que El Cid se rodara en el castillo de Manzanares El Real, construido 400 años después de su muerte. Estos espacios, en todo caso, ayudan a la construcción de una ficción eficaz, incluso que complementen su significado.

Los Santos Inocentes. Mario Camus, 1984  

En este clásico del cine y la literatura nacional, los paisajes de la dehesa extremeña ayudan a mostrar el desequilibrio social de la época: los cortijos y casas solariegas de los señores se enfrentan a los chamizos en los que se cobijaban quienes les servían. Siguiendo la actuación de Paco Rabal es posible entender más sobre el pastoreo, las cacerías y hasta el efecto mágico que la llegada de la luz tuvo sobre la población rural.

Son muchos los títulos que en España han recreado la realidad social a través de la geografía: en El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) se aprecia con claridad la estructura social de un pueblo, y en El bosque animado (José Luis Cuerda, 1987) se emplea el bosque como un elemento capaz de generar fantasías.

Al Este del Edén. Elia Kazán, 1955 

Cal Trask es un joven problemático y enfrentado a su padre en el sur agrícola de EEUU. Los paisajes ocupan grandes planos en cinemascope para resaltar la fuerte personalidad del chico y su oposición al progenitor, y la preferencia de este por el hermano mayor, en quien jamás encuentra contestación o rebeldía.

La historia se ambienta en la América agrícola, en una época en la que comienzan a aparecer elementos de modernización alimentaria, como el procesado y congelado de los productos obtenidos en fresco.

Un lugar en el Mundo. Adolfo Aristaráin, 1992     

El regreso de Ernesto al pueblo de Argentina en el que pasó su infancia sirve para mostrar el interior agroganadero del país. Los padres del chico, un maestro y una doctora, son el hilo conductor de la historia. Su desventura personal mostrará la lucha de un pueblo que no quiere abandonar su actividad agrícola y ganadera a manos de un rico comprador, empeñado en encontrar petróleo en la zona.

Urga. Nikita Mikhalkov, 1991  

El paisaje es un protagonista más de la historia, con capacidad para influir en su desarrollo, determinar a los personajes y configurar su estilo de vida. La estepa de Mongolia crece alrededor de los miembros de la trama, dedicados al pastoreo trashumante -una actividad tradicional y cercada por el crecimiento de la propiedad privada-, los núcleos urbanos y la pérdida de la rentabilidad.

Aparte de su innegable valor artístico y poético, la cinta tiene interés porque da a conocer otros recursos de la población nómada.

Koyaanisqatsi. Godfrey Reggio, 1982 

Y, finalmente, en ‘Koyaanisqatsi' el paisaje se convierte en el único protagonista, haciendo desaparecer al factor humano y los diálogos, y quedándose como único elemento narrativo. Durante la hora y media de su metraje, la cámara recorre diferentes espacios naturales y muestra el deterioro que la actividad humana está provocando al planeta. Mares, montañas, bosques o explotaciones mineras a cielo abierto se erigen en personajes.

Esta cinta es la primera entrega de una trilogía que todavía no se ha concluido. Se trata de producciones muy costosas, cuyo rodaje se alarga durante varios años, ya que las imágenes comprenden hábitats naturales muy diferentes, tomas aéreas y planos de muy complicada ejecución técnica.