La teoría de selección sexual asume que el mundo del ligue animal en general, y de los pavos reales en particular, es relativamente simple. El pavo con la cola –o el atributo físico correspondiente– más hermosa se hace con más y mejores pavas y los casos tipo Bruni-Sarkozy se dejan para una especie tan poco natural como la humana.

Ahora, según NewScientist , un grupo de investigadores de la Universidad de Tokio afirma que la asumida influencia de los llamativos apéndices en el atractivo sexual de los pavos reales no existe. Después de estudiar pavos y pavas en un zoológico de Shizuoka entre 1995 y 2001, observaron para su sorpresa que las hembras se emparejaron con machos que tenían colas de mala calidad con la misma frecuencia que con los que cumplían la norma canónica de una buena cola de pavo real.

Los científicos japoneses, que han publicado sus conclusiones en la revista Animal Behaviour , juzgaron la calidad de las colas de los pavos reales de dos maneras: midiendo su longitud y contando el número de ojos visibles durante el despliegue.

Polémica
Para otros expertos en pavos reales, los autores del estudio no lo han realizado de forma adecuada. “Ellos no tuvieron en cuenta la complejidad de la señal”, afirmó Adeline Loyau, de la Universidad Pierre y Marie Curie de París. “La cola de un pavo real tiene una estructura muy elaborada, no sólo hay que considerar el número de ojos, sino la densidad de las manchas, la distribución y el color, del que no hablaron”, aseveró.

Junto a los detractores, también hay quien defiende los nuevos resultados. Louise Barrett, profesora de la Universidad de Lethbridge (Canadá) y editora de la revista que publicó inicialmente el estudio, cree que esta investigación muestra que “el asunto es más interesante y complejo de lo que se creía”. “Nunca se ha de ser demasiado complaciente y creer que un problema ya se ha resuelto”, concluye.