Pruebas de detección de COVID-19

Dr. Daniel Carnevali
Jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid
-Actualizado a
Tras tantos meses conviviendo con el Covid-19, a punto de entrar en la recta final de esta pandemia y a pocos días de celebrar las comidas y cenas navideñas es importante no relajarse y seguir tomando las precauciones necesarias ante el virus.
Para pasar estas fiestas de la forma más segura y tranquila posible tenemos la posibilidad de realizarnos una prueba de detección del coronavirus si creemos que podemos estar infectados o si vamos a relacionarnos con otras personas durante estos encuentros navideños. Así, tenemos a nuestra disposición tres modos de diagnosticar SARS-CoV-2 (virus causante de la enfermedad COVID-19).
El primero es la presencia de partículas virales a través de una prueba PCR (reacción de cadena de polimerasa). Esta prueba detecta la presencia de ARN del virus en las muestras respiratorias que deben ser tomadas en la zona posterior de la faringe. Si la prueba es positiva (detecta ARN viral) entendemos que existe multiplicación viral. Esta prueba nos confirma la existencia de una infección activa y que el individuo es capaz de contagiar a otros. Hasta que la PCR no es negativa se considera que el individuo es potencialmente contagioso.
La prueba PCR determina si existe o no presencia del virus, no la cantidad de virus que posee el paciente, lo que denominamos carga viral. La prueba de carga viral de SARS-CoV-2 por ahora sólo se puede determinar en centros de investigación, pero no en la clínica.
La segunda forma de diagnóstico es la búsqueda y cuantificación de anticuerpos frente al virus, que se realiza en una muestra de sangre. Nuestro cuerpo posee un sistema defensivo frente a infecciones de cualquier tipo (sistema inmune). Nuestro sistema inmune tiene una forma de detección de agentes externos que es la generación de anticuerpos que se denominan inmunoglobulinas. Estas inmunoglobulinas son proteínas que reconocen, captan y bloquean los virus para que las células del sistema inmune (linfocitos) puedan reconocerlos y eliminarlos. Se estima que más del 90% de las personas que han tenido el virus desarrolla una respuesta de anticuerpos. La sensibilidad de estas pruebas es aproximadamente de un 90% (10 de cada 100 personas con anticuerpos muestran la prueba negativa).
Existen cinco tipos de inmunoglobulinas: IgA, IgM, IgG, IgE (con varios subtipos) IgE (relacionada con las alergias) y la IgD.
En caso de infección nos interesan dos tipos de inmunoglobulinas: la IgG y la IgM. Las inmunoglobulinas no determinan la presencia del virus, sino la respuesta inmunológica de nuestro cuerpo cuando hemos estado expuestos al virus; es decir, si el individuo ha estado en contacto con el virus, haya desarrollado síntomas o no.
La inmunoglobulina M (IgM) se detecta antes y desaparece también antes que la IgG, que aparece un poco después y puede desaparecer o permanecer, incluso en ocasiones indefinidamente. La permanencia de la IgG en sangre varía mucho entre personas y de una infección a otra.
Si cuando se realiza una prueba de anticuerpos solamente se observa la presencia de IgM probablemente nos encontremos en las fases iniciales de la infección. Cuando el análisis muestra IgG e IgM pensamos que ha pasado más tiempo desde el inicio de la infección y que quedan restos de la fase aguda. Cuando sólo se observan anticuerpos IgG pensamos que la fase de replicación viral ha pasado.
Cuando solamente se observa la presencia de IgM, como el tiempo de solapamiento en el tiempo entre la PCR y la IgM es alto podemos pensar que el individuo tiene virus activo, por eso se recomienda realizar a estos pacientes una prueba PCR para confirmar que el virus está activo.
También hay que tener en cuenta que pasa un tiempo desde el contacto de una persona con el virus y su detección a través de PCR, es lo que denominamos periodo de incubación. Durante este tiempo, que puede oscilar entre 3 y 12 días, el virus se está reproduciendo, pero las pruebas para medirlo no son capaces de detectarlo. Normalmente cuando el individuo empieza a mostrar síntomas es cuando empezamos a ver su PCR como positiva, pero puede haber individuos que pueden tener la PCR positiva antes de mostrar síntomas (fase presintomática).
Cuando detectamos un caso y estudiamos a los individuos que han estado en contacto con él, observamos en muchos pacientes PCR positivas, pero sin síntomas (se encuentran en fase presintomática). Al observar la evolución de estas personas, se ve que al cabo de unos días algunos empiezan a mostrar síntomas. Esta es la razón por la que es importante que guarden cuarentena no sólo los infectados, sino también sus contactos, aunque no hayan mostrado síntomas.
La tercera forma de diagnóstico son los test rápidos de antígenos (Ag) que son mucho más específicos que los test rápidos que se utilizaron al inicio de la pandemia. Los nuevos test de antígenos requieren la toma de muestra de exudado nasofaríngeo (como el PCR) y ofrece los resultados en 15 minutos. Estos test tienen mucha utilidad cuando el paciente presenta síntomas de la enfermedad de entre el primer y el quinto día de evolución. La rapidez de estas pruebas permite tomar decisiones inmediatas sobre tratamiento y medidas de aislamiento del paciente y sus contactos directos evitando mayores riesgos de contagio. Debido a que las pruebas de antígenos proporcionan información esencial en un momento del ciclo de la infección en el que las personas corren el mayor riesgo de propagar la enfermedad, dichas pruebas pueden ser una herramienta potente para frenar la propagación de la infección.
La secuencia sería la siguiente: contacto con el virus, periodo de incubación (PCR negativa y antígenos negativos en un infectado); la PCR sale positiva, después el test de antígeno también saldría positivo (ofreciendo resultados en 15 minutos). Tras cinco días la prueba de antígenos puede ser menos fiable, pero si es positiva, confirma la infección. Entre el séptimo y vigésimo primer día del contagio la IgM sale positiva, después aparece la IgG. Según transcurre el tiempo y se supera la infección la PCR da negativa, luego la IgM desaparece y después la IgG puede desaparecer o permanecer en el tiempo.
Por otro lado, en ocasiones una PCR positiva no equivale a un paciente contagioso. Esto puede ocurrir si han pasado más de 14 días desde el inicio de los síntomas, pues la prueba detecta a veces restos de virus sin capacidad de infección. Por ello los resultados de estas pruebas deben ser interpretados siempre en su contexto clínico y por un médico habituado a manejar la enfermedad.
Los llamados auto-test para el diagnóstico del SARS-Cov2 de venta libre en farmacias actualmente son objeto de examen y aún no existen recomendaciones claras respecto a su utilidad clínica
