Ver cómo el cemento se comía los pinos, entre otras cosas, provocó que Antònia Vicens (Santanyí, Mallorca, 1941) se pusiera a escribir. Vicens acaba de ser distinguida con el 54 Premi d'Honor de les Lletres Catalanes, un galardón que entrega Òmnium Cultural y que reconoce su trayectoria literaria, pero también su compromiso con la defensa de los derechos humanos y de la lengua catalana. En el Santanyí de los años cuarenta no había ni biblioteca ni librerías y los mordiscos de la Guerra Civil dejaron un panorama muy gris por toda aquella Mallorca.

A falta de libros ya de pequeña, Vicens se puso a coleccionar palabras de la vida cotidiana y se construyó una paleta de palabras propia para andar por la vida. Por todo ello, el día que se anunció el Premi d'Honor, quiso recordar que el catalán "siempre está perseguido o acorralado, obligándonos a vivir al acecho en cada batalla, porque saben que si nos hieren la lengua, nos sangra el alma".

Su debut literario fue fulminante al ganar el premio Sant Jordi con 39º a l'ombra. Entonces era una completa desconocida. Pero más allá de los premios y distinciones, la escritura de Antònia Vicens abrió un camino para otros autores como Biel Mesquida, o Maria Antònia Oliver, y ha sido un eslabón fundamental para los que llegarían más tarde como Sebastià Perelló, Lucia Pietrelli o Sebastià Portell, por decir sólo algunos.

De vida solitariamente querida y escritura constante, la Mallorca de Antònia Vicens no es la de las postales de imágenes idílicas, por eso a menudo, los responsables de la transformación de la isla y sobre todo las víctimas de estos cambios son los protagonistas de su prolífico corpus literario narrativo. Los personajes que habitan sus libros, en su mayoría mujeres, acaban aceptando que cualquier intento de felicidad es absurdo, que la soledad es implícita a todos y que la comunicación entre los humanos a menudo fracasa. Una idea que ya aparece en 39º a l'ombra cuando escribe: "Sí, chica, el mundo poco menos es una farsa, un encuentro de verdades inventadas; y gana aquél que tiene más imaginación".

A la poesía, Antònia Vicens llegó con setenta años, y es en sus poemarios donde la búsqueda de la esencia del lenguaje, la manía de encontrar la palabra justa y ese tipo de lirismo trágico que caracteriza su estilo se ensancha con total libertad. Un estilo que se construyó mirando, y teniendo muy en cuenta la forma de hacer de Sebastià Galmés y Víctor Català.

A pesar de haber sido distinguida con el Premi Nacional de Cultura de la Generalitat de Catalunya, la Creu de Sant Jordi, el premi Ramon Llull o la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Palma, entre otros, algunos de sus libros están agotados, descatalogados o son difíciles de encontrar, así que sería fantástico que este Premi d'Honor sirviera para reeditar la obra de una de las figuras más relevantes de la literatura catalana de la segunda mitad del siglo XX.

'39º a l'ombra'

Con esta novela, Antònia Vicens ganó el premi Sant Jordi en 1967 siendo una completa desconocida. Entonces Antònia Vicens hacía de secretaria en una cadena hotelera y en la escritura encontró la vía para verter todo aquello de su entorno que estaba cambiando y no le gustaba. (La editorial Lleonard Muntaner reeditó la novela en el 2019 con un epílogo de Sebastià Portell).

'Primera comunió'

La crítica sostiene que con esta novela Antònia Vicens alcanzó la cima de su estilo bello y profundo de destilaciones poéticas. De esta novela Maria Aurèlia Capmany escribió que "Primera Comunió marca, estoy segura, una nueva etapa, una magnífica etapa de madurez". Capmany estaba convencida de que la narradora había encontrado una nueva forma de decir y que había entrado la madurez. (Publicada por la editorial Moll en 1980).

'Quilòmetres de tul per a un petit cadàver'

Con esta novela la autora mereció el Premi Ciutat de Palma-Llorenç Villalonga de Novela en 1981. La protagonista de la novela es una mujer casada con dos hijos que intenta sobrevivir a los despropósitos del mundo. Ambientado en la segunda mitad de la década de los setenta, el libro está escrito como si fuera un diario personal, donde la protagonista aboca todos los trances de la fuga hacia adelante que ha decidido vivir y que le aboca a la esquizofrenia. (Publicada por AdiA Edicions en 2020).

'Banc de fusta'

Este volumen reúne cuatro relatos en los que la autora aborda otro tema relacionado con el turismo, la llegada a Mallorca de trabajadores del sur de España. Algunos de los relatos hablan de la explotación salvaje, de las condiciones paupérrimas de aquella gente, siendo así una de las pioneras en tratar esta cuestión. (Volumen publicado por la editorial Moll en 1968).

'Ungles perfectes'

Publicada en 2007 en esta novela las protagonistas son Carmen e Isabel, dos mujeres que intentan rehacer su vida en una Mallorca corrompida por los narcotraficantes. En esta ocasión la autora nos lleva a los bajos fondos de Palma donde un secuestro es el detonante de la trama, y las fiestas en yates con mucha cocaína y los embarazos no deseados son los ingredientes de una de las obras más dinámicas de Antònia Vicens. (Publicada por Proa en 2007).

'Lovely'

Se trata de su primer poemario. Antònia Vicens nunca había publicado poesía, pero la pena por la muerte de su padre y una lluvia de imágenes de su propia vida que la golpeó una tarde mientras paraba tranquilamente el sol, fueron el detonante de su entrada en el mundo de los versos. En este libro, la lectura y la escritura se revelan, una vez más, como una forma de libertad. (Publicado por la editorial Moll en 2009).

'Fred als ulls'

Se trata de un libro breve, formado por un solo poema de 208 versos. Quien habla es una voz madura, que en segunda persona va repasando imágenes que evidencian la crueldad y la belleza de la vida. (Publicado en la colección Jardines de Samarkanda de Café Central, en 2015).

'Todos los caballos'

Se trata de un poemario emotivo e inconformista lleno de imágenes contundentes. En este libro Antònia Vicens se sitúa en la posición de quien mira pasar la vida y no rehuye de ningún tipo de recuerdos. (Publicado por Pre-textos en 2020).