Este artículo se publicó hace 12 años.
Antonio Banderas, en el país del oro negro
Annaud viaja a los orígenes de la riqueza petrolera árabe
Jean-Jacques Annaud nunca ha sido profeta en su tierra. El director francés dice sentirse más a gusto en el extranjero que en su propio país. "Aquí soy un enemigo nacional. Nunca se ha digerido del todo el éxito de mis películas", contaba semanas atrás.
Si se encuentra en lo cierto, tal vez no sea extraño que haya pasado 20 de los últimos 30 años viviendo fuera. "Como director, me siento ciudadano del mundo. Por eso mi cine es distinto: no puedo tener el punto de vista de alguien que nunca ha salido de su barrio o que hace cintas para burgueses de la rive gauche. Me gusta entender a los que no se me parecen". En esa categoría, encontramos colectivos tan distintos como neandertales pirómanos (En busca del fuego), monjes franciscanos (El nombre de la rosa), mamíferos huérfanos (El oso) y francotiradores centroeuropeos (Enemigo a las puertas).
El rodaje se vio interrumpido por la Revolución del Jazmín en Túnez
Hacer justiciaOro negro, lo nuevo de este trotamundos, que hoy llega a la cartelera española, le ha conducido hacia la Península Arábiga de principios del siglo pasado. Su objetivo: hacer justicia a una cultura que no siempre ha sido tratada de la mejor manera en el cine occidental. "He querido reivindicar un rincón del mundo que de pequeño me hacía soñar", dice Annaud, que se sirve de un estilo épico y fastuoso a la manera del cine de aventuras de la edad dorada de Hollywood. ¿Evasión perfecta en tiempos de crisis?
El director pone en escena a dos emires rivales en los tiempos del descubrimiento del petróleo, que adoptarán actitudes opuestas ante la injerencia de los estadounidenses, que no tardarán en desembarcar en la región. Al primero de ellos, el jeque Nessib, lo interpreta Antonio Banderas. "La vida le pone delante una enorme fuente de riqueza. Oro negro habla sobre cómo el dinero siempre logra corromperte", explica el actor, que dice haberse inspirado en la dimensión "prácticamente caricaturesca" de líderes como Gadafi.
"Habla sobre cómo el dinero siempre puede corromperte", dice Banderas
Todo rodaje es una burbuja aislada de la vida exterior. Pero, en algunos casos, los acontecimientos externos logran infiltrarse en ella. El rodaje de Oro negro se vio suspendido por la irrupción de la Revolución del Jazmín en Túnez a finales de 2010. "Cuando llegamos, se oían murmullos inhabituales. En un par de días, Ben Alí se había marchado. Fue un desastre organizativo, pero también un gran motivo de orgullo poder vivir algo así tan de cerca", cuenta el auténtico protagonista de la cinta, el francoargelino Tahar Rahim, revelado gracias a su espectacular papel en Un profeta, que aquí interpreta a un príncipe que unirá a las tribus del desierto para liderar el camino a la paz. Dispuesto a seguir rechazando "los papeles de terrorista" que le llegan de Hollywood, aparecerá en lo nuevo del iraní Asghar Farhadi (Nader y Simin).
Annaud también dice haber intuido que algo estaba a punto de suceder en el mundo árabe. "Hacía tiempo que sentía una cólera profunda. Eran pueblos que se sentían ciudadanos de segunda", zanja.
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