Este artículo se publicó hace 14 años.
El arte de meditar a 120 por hora
Vuelve el best seller filosófico escrito en una moto en 1974
Dicen de Robert M. Pirsig (Minneapolis, 1926) que es el autor del libro de filosofía más vendido de todos los tiempos. Pero la cifra que ha llevado a Zen o el arte del mantenimiento de la motocicleta a aparecer en el Libro Guinness no son los cuatro millones de ejemplares despachados en todo el mundo, sino las 121 editoriales que lo rechazaron antes de su publicación en 1974. Y se convirtió en uno de los textos más citados de la ola contracultural. En defensa de esos editores hay que decir que había que ser un auténtico iluminado para vaticinar el éxito masivo del libro (¿novela? ¿ensayo?).
Como muchos otros textos clásicos de la era lisérgica (Miedo y asco en Las Vegas, La pesca de la trucha en América) no es sencillo explicar de qué va Zen..., editado por Sexto Piso tras años descatalogado en España. En principio, Pirsig noveló un viaje en moto junto a su hijo por las carreteras secundarias de EEUU, como si quisiera seguir el rastro de los hippies: vuelta a la naturaleza y huida de la civilización capitalista. Pero llegó mucho más allá gracias a su capacidad para zambullirse en su mente mientras circulaba por las vías muertas y el paisaje se movía a todo gas. "No es mucha la conversación que puedes mantener en una moto. Te pasas el tiempo percibiendo cosas y meditando sobre ellas. Pensando relajada y profundamente sin que te metan prisa y sin sentir que estás perdiendo el tiempo", escribió.
121 editoriales rechazaron el texto de Pirsig, que vendió cuatro millones
Presos del sistemaZen... es un curso acelerado de filosofía (pensamiento oriental, epistemología, filosofía de la ciencia) y reflexión contracultural. Todo ello relacionado con (¡arrea!) el arte de reparar motores. El sistema político, según Piersing, funciona igual que el motor de una motocicleta. La relación entre las piezas es estructural. Pero, ay, pocos se atreven a meterle mano al engranaje que todo lo mueve. "La gente llega a la fábrica y efectúa una tarea totalmente carente de significado desde las ocho hasta las cinco, sin preguntar por qué exige la estructura que las cosas sean así. No hay en ello un villano deseoso de que ellos vivan estas existencias sin significado; se trata, tan sólo, de que el sistema lo exige y nadie quiere asumir la formidable misión de cambiar la estructura sólo porque carece de significado".
Para entender Zen... es necesario revisar la biografía de Pirsig, que sacaba puntuaciones exageradas en los test de inteligencia escolares. Avanzó varios cursos en un solo año. Ahí empezaron los conflictos. "Yo tenía 5 años y el resto 7 u 8. Era un poco gallina. Los matones podían oler el miedo. Me pegaban fuerte. Me recluí en mi propio mundo", contó Pirsig en una de sus escasas entrevistas.
El autor mezcla literatura de viajes, pensamiento oriental y hippismo
Pirsig comenzó a comportarse de un modo errático en la universidad. "Las ideas circulaban rápido y descontroladamente en mi cabeza. Oía a Toussaint tocar la misma pieza de piano una y otra vez. Empezaba a comportarme como una maniaco". Le diagnosticaron esquizofrenia paranoide, le internaron en varios psiquiátricos (1961 y 1963) y le aplicaron electroshocks.
Pirsig nunca ha ocultado que le patina un poco la cabeza y que necesita vivir alejado del mundanal ruido para mantener la cordura. "Disfruto viendo el viento soplando entre los árboles. Si te pasas todo el día así en EEUU te miran como a un desahuciado, aunque a los que hacen esto en Japón les tratan con gran respeto. Estoy a mitad de camino entre ambos hombres. Disfruto con la reclusión: aclara mi pensamiento. No hubiera podido escribir de otro modo", zanja.
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