Este artículo se publicó hace 16 años.
"El arte no es posible sin desasosiego"
Tras 'Los perros de Tesalónica', Kjell Askildsen publica una nueva recopilación de cuentos
Kjell Askildsen (Noruega, 1929) apenas mira a la cara y corta las preguntas con cuchillo japonés (o noruego). Sus ojos se muestran incisivos. Como bisturíes del interior humano, que rastrean entre las vísceras para ponerlas sobre la mesa. Porque eso es lo que hace con sus relatos. El mejor ejemplo, la selección que ahora publica Lengua de Trapo bajo el título Desde ahora te acompañaré a casa. Pero descuiden, que Askildsen no amarga. Al final, sonríe.
¿Se siente un cirujano del alma?
No lo sé. Me parece una pregunta muy difícil de responder. Desde luego, para mí el ser humano está en el centro de todo lo que escribo. Pero nunca hablo de la edad o del aspecto físico de mis personajes, a no ser que tengan algún defecto que pueda afectar a su psique. Tampoco amueblo nunca las habitaciones de los personajes... porque lo que me interesa es el ser humano. Ahora bien, si soy un cirujano o no, eso lo dirán los lectores.
¿Y por qué le interesa el alma y no lo de fuera?
En principio, el concepto del alma humana no me interesa en absoluto porque soy ateo y Ése es un concepto muy religioso. Sin embargo, que no hable de los muebles de una habitación no significa que no me interese el entorno.
Introdujo un elemento que es reseñado por todo los críticos: el desasosiego. ¿La literatura debe hacer pasar un mal rato?
Absolutamente. La literatura debe intranquilizar. Un relato que no lo haga, no es un buen relato.
Muchos se han escandalizado con sus libros. Otros toman pastillas para dormir. ¿Somos una sociedad muy blandita?
No sé si la sociedad de hoy es mejor o peor que la de hace décadas. Tampoco sé si vamos a mejor o a peor. Con respecto a lo del escándalo, lo único que sé es que yo escribo para crear arte y para que haya arte, debe haber desasosiego. Y ya basta con este tema [glups].
¿Cree que el relato es más efectivo para conseguir lo que usted hace?
No, no creo que un género sea mejor que otro. Para transmitir algo ,depende de lo que sepa hacer el escritor.
¿Y esto se elige o se impone?
Un escritor está obligado a buscar su propia herramienta y su propio talento. Creo que la elección de un género tiene que salir de lo que él pueda dominar.
Usted no habla de sí mismo en los relatos. ¿Cómo lo consigue si solo se dedica a hablar del ser humano y, que yo sepa, usted también lo es?
Entiendo la pregunta y sólo puedo decir sí y no a eso de hablar de mí. Creo que uno habla desde sí mismo, aunque puede no hacerlo sobre sí mismo. Sin embargo, lo que yo nunca hago es escribir sobre lo que ya he vivido o ya he pensado, sino que parto de una frase que se me ocurre, veo la imagen de esa frase y a partir de ahí comienzo a escribir. Pero nunca sé qué es lo que va a pasar más allá de esa frase. Tampoco me sirve mucho pensar en una frase bonita y ver el relato como si fuera todo una pieza orgánica. Yo trabajo el relato como si fuera una
casa, pieza por pieza.
Al principio, me aseguraba usted que es ateo. ¿Para escribir sobre el ser humano, también hay que ser un escéptico hacia todo lo que signifique el hombre?
No, mi escepticismo se basa más bien en mí mismo. Soy un escéptico de mí mismo.
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