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Camarón recibe el homenaje de sus íntimos en la Bienal de Sevilla

Paloma Fantova, Arcángel y Raimundo Amador, invitados a un espectáculo en cuya dirección musical figura el propio hijo del cantaor isleño, Luis Monge

JUAN JOSÉ TÉLLEZ

La personalidad y la voz de Camarón eran absorbentes, según José Fernández Torres, Tomatito, su guitarrista habitual durante los últimos quince años de vida del mito. Dolores Montoya Chispa, su viuda, lo tiene claro: 'Yo soy su mujer. Aunque no cantara, para mí también habría sido el mejor del mundo'. Ella cree que 'iba veinte años adelantado a su tiempo'. Veinte años después, ellos y muchos otros flamencos de su entorno le rinden tributo en la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla, con un espectáculo en el que figurarán como artistas invitados como la bailaora Paloma Fantova, Arcángel y Raimundo Amador.

'Tengo influencias de Camarón, pero ya no soy La Camarona. He luchado mucho para ser La Susi'. Así suele expresarse Encarnación Amador, que también estará mañana miércoles presente en el espectáculo 20 años Camarón, que nace y muere en la Bienal de Sevilla, y en el que compartirá escenario con otros camaroneros de postín como Duquende ('el maestro de los maestros', calificó a José Monge), Diego Carrasco (que antes de cantar en solitario llegó a acompañar a la guitarra al genio) o Remedios Amaya, otra de las grandes compañeras de viaje de aquel mito muerto en 1992 pero perpetuamente vivo.

Se tratará del encuentro de algunos de los artistas más próximos a su figura, en un encuentro cuya dirección musical figura el propio hijo del cantaor isleño, Luis Monge, junto con Juan José Suárez Paquete y quien fuera su tocaor histórico, José Fernández Torres Tomatito.

'Es un tributo a su música, con esos grandes artistas seguidores de Camarón', describió Tomate, quien anticipó que en esa gala especial podrían oírse títulos emblemáticos como La nana del caballo grande, La leyenda del tiempo, el Romance del Amargo, La Primavera, Rosa María y otras. Se trata de una conjura de los seguidores de Camarón: 'Por ejemplo, yo –se definió Tomatito, quien prosigue su carrera guitarrística en solitario–. Me encanta escuchar su música, en sus discos o en otras voces, sin comparación posible, claro. Cuando se reinterpreta a Camarón, siempre se hace desde el cariño'.

Manu Fernández, de la productora Macandé, vaticinó sin embargo que el espectáculo no está concebido 'para que ruede, quizá por los complicado de la agenda de los artistas y porque resulta muy caro en los tiempos que corren'. Así que será un homenaje efímero, cuyo cartel completarán otros artistas como el guitarrista Jesús de rosario, los percusionistas Lucky Losada y Ramón Porrina, el bajo de Antonio Ramos El Maca o los teclados de José María Cortina, entre otros. Este montaje inaugura el auditorio de Fibes, en el Palacio de Congresos de Sevilla, con capacidad para 3.200 espectadores. Quizá entre las sorpresas de la noche figure que su hijo Luis suba a escena y no sólo se quede en la trastienda: 'A lo mejor –responde él mismo con timidez–. Las sorpresas no se cuentan'.

'El quería que estudiara para que después hiciera lo que fuese –evocaba hoy, ya en Sevilla–. No le gustaba mucho la vida de artista'. A su lado, su madre ponía una nota a pie de página: 'José te daba un consejo pero te dejaba hacer lo que quisieras. No te obligaba a nada'.

También en cierta forma, José Fernández Tomatito fue hijo artístico de Camarón: 'Cuando le acompañaba con La leyenda del tiempo, yo le decía 'a mí no me gusta esto' y él me contestaba 'nosotros lo hacemos luego a nuestra manera'. Cuando terminó de grabarlo, dijo algo que repitió mucho: esto no es para hoy, sino para mañana. Hoy no, mañana'.

'Cualquier quejío de Camarón, para mí y es una opinión personal, era música, flamenco moderno, antiguo, lo tenía todo. Era un genio indudable. Para mí no hay otro como él, con todos los respetos hacia lo demás. A los antiguos no los he conocido, pero entre los cantaores de mi generación, Camarón sabía todo. Sabía lo de antes y lo que va a venir'.

Ha tenido Camarón una larga escuela, pero también imitadores más superficiales, epidérmicos: 'Los imitadores no pueden evitarlo. Camarón te absorbe', manifiesta Tomate. Y añade: 'Los herederos de Camarón somos todos. Ya depende de la capacidad de cada artista de coger lo poco que pueda. Nadie lo va a heredar en exclusiva.  Es como alguien que deja en herencia mucho dinero y cogemos veinte euros cada uno'.

'Los artistas flamencos disfrutan escuchándolo, y al final cantan como él.  El era muy crítico consigo mismo. Cuando terminaba un disco lo ponía y decía 'esto lo hubiese hecho mejor'. Sin flauta y sin banda, sin nada más que la guitarra de Tomatito y su voz, José reunía a cinco mil personas. Había festivales en que ibas a la cantina y estaba llena cuando actuaban otros artistas. Sin embargo, cuando salía él al escenario, podías coger lo que te diera la gana porque en la cantina no se quedaban ni los camareros'.

Así lo sigue evocando ahora Dolores Montoya, quien espera que la memoria pública de Camarón no desaparezca con ensalmo cuando dejen de conmemorarse veinte años de su muerte: 'Hay en marcha una Fundación, un museo donde se mantenga siempre su recuerdo. Lo queremos poner en marcha poco a poco, tranquilamente. Tampoco a lo loco se pueden hacer las cosas'.  

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