Este artículo se publicó hace 14 años.
Los caminos del Señor son inescrutables
Ateos y católicos ensalzan Lourdes, de Jessica Hausner
Uno entra en una habitación a charlar con la cineasta austriaca Jessica Hausner (Viena, 1972) y duda entre mantener la compostura o perder los papeles y preguntarle si no le importaría posar su mano sobre tu vértebra a ver si te cura la hernia... Para entendernos: Hausner obra milagros. Y no sólo porque en Lourdes, que se estrena mañana, cuente la historia de una paralítica que viaja al santuario. Lo verdaderamente sobrenatural es que el filme, estrenado en la Mostra veneciana, fue premiado allí por la Asociación Mundial Católica y por la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas. ¡Mi-la-gro!
No es raro que Hausner lograra confundir a ateos y a católicos, porque ella misma acabó con síntomas de extravío metafísico durante el rodaje. "Una de las cosas que intentaba averiguar es si soy una persona religiosa o escéptica. Cuanto más me metía en el proyecto, más escéptica me sentía. Pero, ay, cuando vi la película volví a estar a mitad de camino", cuenta a Público.
"Era demasiado obvio contar que allí comercian con la esperanza"
Pero la clave de las interpretaciones contradictorias que provoca Lourdes está en el punto de vista. La tentación de hacer un filme irónico sobre el santuario francés, centro neurálgico de la industria del milagro, con seis millones de visitantes anuales, debió de ser fuerte. "Quería rodar una película ambivalente. Recurrir a la ironía era un recurso demasiado facilón. Decir que en Lourdes se lleva a cabo una especie de márketing de la esperanza no deja de ser una obviedad. Contar eso hubiera sido aburrido. Me interesaba más descubrir qué significa Dios para mí".
Milagros por un tuboLa primera vez que Hausner visitó el santuario se quedó "intrigada" porque "hay un ambiente expectante, de que es posible el milagro"; pero también "en estado de shock" tras ver a "personas con enfermedades casi irreversibles con tanta esperanza en una curación milagrosa. Yo no me lo creía, así que me sentí muy incómoda". Lo bueno es que relacionarse con los enfermos y "ver de cerca su coraje" le permitiría más tarde "mostrar respeto por los personajes que aparecen en la película".
"Mi primera visita me produjo una mezcla de intriga e incomodidad"
Hausner contactó con las autoridades del santuario para poder rodar allí: "Leyeron el guión y vieron algunos de mis filmes. Sabían que iba a ser un trabajo ambiguo, pero también que no trataba de engañarles". Y al hablar con ellos comprobó que también "eran conscientes de la ambivalencia de los milagros": "El jefe médico de Lourdes insistió mucho en que la medicina no es una ciencia exacta y que cuanto más estudias un caso, más enigmas parecen surgir al respecto".
La cineasta subió la apuesta de la ambigüedad haciendo que su protagonista (Christine, interpretada por una ejemplar Sylvie Testud) sufriera un tipo de parálisis especialmente imprevisible, cuyas mejoras y recaídas fueran difíciles de explicar desde una óptica médica". Para colmo, Christine parece estar en Lourdes en contra de su voluntad, lo que acabará por provocar malestar entre sus compañeros de viaje. "Esa tensión está en el núcleo de la historia y llega a provocar envidia y rencor entre los peregrinos. Algo lógico si pensamos que una curación milagrosa sólo puede ser injusta y arbitraria porque se produce sin razón aparente", zanja.
Tampoco tiene mucha lógica que un filme cuyo tema da tanta pereza en un principio acabe por emocionar tanto. Puede que el secreto de la sensacional Lourdes, ganadora del Festival de Cine Europeo de Sevilla, sea que cuenta algo que nos incumbe a todos. "La felicidad puede revelarse efímera", dice Hausner. Andémonos con ojo, pues.
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