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Carmelo Gómez: "Ahora ya puedo mandar el cine al carajo"

El actor, protagonista de La playa de los ahogados, un policíaco dirigido por Gerardo Herrero, dice que no es feliz en el cine y que abandona definitivamente. Con otra película aún por estrenar, su próximo proyecto es llevar a escena El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca.

La playa de los ahogados./Alfonso Duran

BEGOÑA PIÑA

@begonapina

MADRID.- Carmelo Gómez, uno de los mejores actores de su generación, se va del cine. “Ahora ya puedo mandar el cine al carajo”. No es la primera ni la segunda ni siquiera la tercera vez que el intérprete amenaza con largarse, pero esta vez sí parece la fetén. Antes de que abra la puerta y salga silbando, le veremos aún en dos películas. Protagonista de La playa de los ahogados, adaptación al cine de la novela de Domingo Villar que ha dirigido Gerardo Herrero, tiene también por estrenar La punta del iceberg, ópera prima de David Cánovas. Pero para cuando ésta llegue a las salas, “ya no estaré porque después de ahora ya no quiero aparecer más”.

Premio Nacional de Cine en 1995, ganador de dos Premios Goya y reconocido por compañeros, críticos, directores y público, Carmelo Gómez vuelve al teatro con el que comenzó y hace una doble pirueta, cerrando y abriendo al mismo tiempo un nuevo ciclo profesional. Si El caballero de Olmedo, de Lope de Vega, que interpretó en la Compañía Nacional de Teatro Clásico a las órdenes de Miguel Narros es uno de los momentos clave de su vida como actor, ahora se entrega, convencido de iniciar otra etapa esencial, a los brazos de Calderón de la Barca con El alcalde de Zalamea.

Pregunta. Ha dicho antes que abandonada el cine, ¿es verdad que esta vez es la definitiva?

"No soy feliz, trabajo en películas sin presupuesto, además, hoy el cine está más pensando en las televisiones que en otra cosa"

Sí. Ahora ya puedo mandarlo todo al carajo. No soy feliz, trabajo en películas sin presupuesto, además, hoy el cine está más pensando en las televisiones que en otra cosa. Y las televisiones han venido con una figura, la del director de casting, que es demencial. Han llenado todas las películas de muchachos jóvenes, guapos, con camisetas de tirantes y eso nos está pasando factura.

La playa de los ahogados./Alfonso Duran

P. ¿Por qué “ahora ya”?

Porque solo me quedan cinco años de hipoteca.

P. Pero todavía tiene otra película por estrenar...

Una película más, pero no quiero aparecer más, no voy a aparecer más.

P. A principios de milenio dijo que le habían “borrado del cine”. ¿Se ha sentido perseguido todo este tiempo?

Tengo una imagen de la que soy responsable. Llevar a gala que no te callas todo lo que piensas, es algo que se paga. Mi propio padre me lo dice, si no hubieras dicho… Sí, he sido un poco bocazas… Pero no debería ser así. De todos modos, no me siento perseguido, aunque sí he sentido algo raro.

P. ¿Cómo qué?

"Me han ido dejando fuera de todos los proyectos buenos, de los gordos… y me he dedicado a hacer películas de nuevos directores en condiciones muy dificultosas"

Me han ido dejando fuera de todos los proyectos buenos, de los gordos… y me he dedicado a hacer películas de nuevos directores en condiciones muy dificultosas. Me hace mucho daño ver cómo el cine en España se ha ido convirtiendo en un producto televisivo. Aquí, ahora, de tanto llamar a las televisiones, muchas películas parecen tv movies.

P. Del cine a Calderón, ¿el más grande?

El más grande es Cervantes…

P. ¿En teatro?

En teatro es Calderón. Y Calderón está manipulado en los libros de texto. Hubo un momento en su vida en que donó todo lo que tenía y se dedicó al ascetismo. En España no se le conoce, se sabe poquísimo de él.

P. Para despedirse, ha hecho este policíaco interpretando al inspector Caldás. ¿Ha trabajado el personaje con el autor del libro?

"Me gusta esa idea de que toda España sea una mezcla de caracteres, que cada sesenta kilómetros cambia. La multiculturalidad siempre es un valor a añadir"

No. Además, la novela y el guion no son iguales, así que el personaje es una cosa que he ido haciendo yo. He sacado sobre todo del guion. De ahí sale este tipo un poco solitario, que tiene abandonada su vida privada… Un gallego que va siempre acompañado del contrapunto que es su compañero (Antonio Garrido), que es aragonés. Cada uno es el contraste del otro y cada uno pone límites al comportamiento del otro. Me gusta esa idea de que toda España sea así, una mezcla de caracteres, que cada sesenta kilómetros cambia. La multiculturalidad siempre es un valor a añadir.

P. Y cuando oye hablar de la división de España y de cosas así ¿qué piensa?

De esto que pasa ahora no son culpables, desde luego, los periféricos. ¡Antes todos teníamos que hablar castellano puro! Eso era abominable, lo mismo que ahora es abominable la exclusión.

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