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'Las cartas perdidas' da voz a las mujeres represaliadas en la guerra y el franquismo

La cineasta Amparo Climent recupera la memoria de las mujeres castigadas, torturadas y asesinadas durante la Guerra Civil y la dictadura, en un documental donde actrices españolas ponen su voz a las cartas que muchas de ellas dejaron escritas.

La actriz Marisa Paredes, en una secuencia de la película 'Las cartas perdidas'
La actriz Marisa Paredes, en una secuencia de la película. Syldavia

El Partido Popular en el Congreso votó en contra de la Ley de Memoria Histórica en 2007. A principios de este mes, el proyecto de Ley de Memoria Democrática salió finalmente aprobado, a pesar de los vetos de PP, Vox, Ciudadanos y UPN. Más de ochenta años después del final de la Guerra Civil, 131 senadores -113 en contra, 18 abstenciones- quisieron mantener en silencio todavía a las miles de víctimas de la guerra y del franquismo. Para recordarles su papel de cómplices de las atrocidades cometidas contra tantas personas, ahora llega a las salas de cine Las cartas perdidas, la nueva película documental de Amparo Climent.

"Cerrar todo lo que ocurrió sería reconocer su implicación en el fascismo, en toda la represión, en los asesinatos, en el robo de propiedades a los republicanos, en el robo de bebés…", dice la directora y actriz, que ha reunido a su alrededor a un buen número de intérpretes que dan voz a las mujeres represaliadas en esas décadas funestas de la historia, desde el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 hasta casi este siglo. En los años 90 todavía se dieron casos de apropiación, desaparición forzada y sustitución de identidades de menores en España, todas ellas amparadas por una macabra ideología franquista.

Dividida en capítulos cronológicos, la película recurre a testimonios grabados y escritos con la voz de las mujeres que sufrieron la crueldad de aquel régimen bárbaro. El golpe de Estado es la primera parada en este viaje del terror. Durante la Guerra Civil, las mujeres perdieron a sus maridos, padres e hijos, murieron en el frente al lado de sus compañeros y lucharon en la resistencia antifranquista. Los fascistas las arrestaban y apartaban socialmente si eran de familias republicanas, las torturaban y asesinaban, las hacinaban en cárceles.

El general Queipo de Llano, cuyos restos serán, gracias a la nueva ley, exhumados finalmente este mes, fue uno de los personajes más siniestros de aquella historia. Responsable de la masacre de La Desbandá -5.000 civiles muertos a manos de las tropas franquistas-, animó a violaciones múltiples a las mujeres republicanas. La película recupera un audio de Radio Sevilla, en el que este bárbaro gritaba: "estas comunistas y anarquistas predican el amor libre, ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no maricones. Por mucho que pataleen no se van a librar".

Al lado de la voz desquiciada y odiosa de este personaje, el dolor de una de las mujeres que vivió la matanza. "Con muchos ancianos y sobre todo con muchos niños, todos agotados, porque no podíamos parar para descansar. Ha sido un infierno, nos disparaban de todas partes. Veías los cuerpos de la gente destrozados. Madres muertas con sus hijos todavía agarrados a los pechos, mamando, intentando beber sus últimas gotas de vida. Era tan horrible que ni siquiera podíamos llorar".

Fotografía de archivo de La Desbandá, una de las mayores masacres de la Guerra Civil.
Fotografía de archivo de La Desbandá, una de las mayores masacres de la Guerra Civil. Syldavia

"A mí me emociona profundamente. Nos podía haber pasado a cualquiera. Seguramente a nosotras nos hubieran fusilado", reconoce Amparo Climent, que confiesa que cada vez que ve su película "me rompo por dentro, ¡lo terrible que debió ser!" La represión siguió una vez terminada la guerra. Las cartas perdidas continúa el recorrido por el exilio, por las cárceles, por los muros donde fusilaron a miles de personas.

"Esta mañana me he despedido de mis hijos, van con casi 400 niños más llegados de todas partes de España. Nos han dicho que el presidente de México y su esposa les van a cuidar. Pero yo me quedado aquí destrozada. Es mejor así. Ahora que sé que mis hijos van a estar bien, voy a buscar a mi marido y a luchar con él en el frente". Es otro de los testimonios que se revelan en la película, que recuerda la angustia de las familias esperando en los puertos a ser recogidas en un barco para poder huir o el padecimiento brutal en los campos en que fueron encerradas en Francia.

"Hace unos días logramos llegar a la frontera. Al llegar aquí nos han tratado con desprecio, nos han separado a las familias y luego nos han llevado a un sitio en medio de la playa y nos han rociado con agua y azufre, como si fuésemos animales. Y aquí nos tienen encerrados entre alambres de púas. Todos hacinados y sucios y muertos de hambre, porque solo nos dan un trozo de pan. Están pensando en mandarnos de nuevo a España. Dicen que nos van a matar a todos. ¡Qué miedo, Paquita! ¡Qué miedo!", relata otra de las voces.

La directora Amparo Climent, en el rodaje de la película.
La directora Amparo Climent, en el rodaje de la película. Syldavia

Los testimonios de las mujeres que estuvieron en las cárceles franquistas –el infierno- y las desgarradoras cartas de despedida de las que iban a ser fusiladas cierran esta película. "Esta noche me llevarán de aquí y ya no volveré. Nosotras las mujeres hemos sido protagonistas de los momentos más importantes de la historia y debemos sentirnos orgullosas. La violencia fascista intenta destruirnos. Mientras haya una mujer viva, la guerra no estará perdida".

"Me ha salido un canto contra la guerra y reivindicando el papel de las mujeres", señala Amparo Climent, que prepara un proyecto para llevar la película por institutos de España. Las cartas perdidas, que antes fue una exitosa obra de teatro que giró por todo el país, es una obra necesaria, que pone el foco en las mujeres "doblemente represaliadas", por ser republicanas y por ser mujeres. "Las que más sufrieron", sentencia la directora, que dice que la Ley de Memoria Democrática "ha llegado tarde, pero es un primer paso, una manera de empezar a andar".

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