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El catalán usa ExpoLangues para reivindicar su estatus en Francia

El idioma es el invitado de honor de la feria lingüística anual de París

ANDRÉS PÉREZ

El vicepresidente de la Generalitat de Catalunya, Josep Lluis Carod-Rovira, lideró ayer en París los actos de la feria ExpoLangues 2010, en la que la lengua catalana figura como invitada de honor. Ante la presión que representaba un Carod de gala, seguro de protagonizar un 'acto histórico' y acompañado por representantes oficiales de casi todos los territorios de lengua catalana en cuatro países europeos, París optó por el paternalismo. Envió al ministro de Cultura, Frédéric Mitterrand, quien ni escuchó a Carod.

A partir de ayer y durante los próximos días, un enorme stand situado en el centro de la feria Expolangues clama con estilo, acierto y realismo que el catalán es una lengua moderna, con futuro, con su espacio en la ciberesfera y 'hablada por diez millones de europeos'. Carod, en su discurso inaugural, quiso añadir que es 'una lengua de Estado', puesto que es idioma oficial.

Destacó casi exclusivamente en francés que 'hoy es un acto histórico, porque el conjunto de las instituciones del catalán están presentes', cosa que demostraba ante las autoridades de París que el catalán es la lengua de 'una comunidad cultural con una fuerza permanente y con una identidad de futuro'. Apoyó su demostración con un e-book que contenía, aseguró, diez libros en catalán.

'Espero que el Estado francés se comprometa plenamente con la lengua catalana', subrayó con claridad el vicepresidente de la Generalitat, tras varias alusiones a la catalanidad de catalanes, andorranos, baleares y franceses de las comarcas catalanoparlantes.

El problema de este tipo de proclamas es que los ministros franceses tienen jefes de protocolo eficaces y consejeros diplomáticos a los que no se les puede ni echar un galgo. El ministro de Cultura francés visitó los stands y pronunció un discurso. Pero no se quedó a escuchar las reivindicaciones del lobby pro-lengua catalana. En Francia, los asuntos de enseñanza dependen del ministro de Educación Nacional, ausente del 'acto histórico' de París.

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