Este artículo se publicó hace 14 años.
Cine tan natural como la vida
El documental es el género protagonista de la programación del Festival de cine español, que arranca este sábado
“En general, es como la vida real, pero los diálogos te salen peor”, reconoce en una tira de cómic el ilustrador Miguel Gallardo. Él y su hija autista María tuvieron durante semanas a todo un equipo de rodaje pegado a sus rutinas en un resort turístico del sur de Gran Canaria, donde cada año pasan una semana juntos. Todo el tiempo: a la hora de comer, en sus paseos, en sus baños en la piscina, en los interminables bufets.
A Gallardo, aquello le recordaba a El show de Truman y a 1984. “Una mañana le pedí las llaves de su habitación y entramos a las 6 de la mañana para grabarlos al despertar”, explica Félix Fernández de Castro, el director (novel) del documental que está basado en el cómic María y yo (premio Nacional de cómic de Catalunya), donde Gallardo, creador de la serie de historietas Makoki, aborda la relación con su hija.
María y yo es una obra que encarna, también, el encuentro entre dos formas de creación en alza, el cómic y el documental, un engendro afortunado que tendrá su puesta de largo en el Festival de Málaga, que arranca hoy.El mismo humor y ternura que cautivó a un buen puñado de lectores del cómic –entre ellos, al propio Fernández de Castro–, se traslada a imagen en movimiento.
"Es una apuesta personal del director del festival, al que le apasiona el género"
En pantalla, el director saca partido del grafismo, los dibujos esquemáticos y las animaciones lúdicas y cercanas de Gallardo. La película es, como lo era el cómic, un pequeño artilugio libre de cine. “Este libro es una cosa excepcional en términos de tono. Había visto algunas historias sobre discapacidad, pero nunca desde este ángulo. María y yo tiene un sentido del humor y de la vitalidad brutal”, se arranca Fernández de Castro.De la viñeta a la pantalla“El mayor objetivo siempre fue transmitir la levedad del cómic, el tono”, confiesa el director.
En este sentido, “uno de los problemas básicos era que María no eran cuatro trazos de lápiz, sino una persona en carne y hueso”, remarca Gallardo. Lo mismo le pasó a él: “En los cómics, me suelo incluir como protagonista, pero lo que dibujo son cuatro trazos, una versión reinventada de mí mismo. El dibujo es una muralla que pones entre tú y tus lectores”, reconoce. En el documental, en cambio, están solos con sus gestos y sus caras, sin trampa ni cartón.
Sin trampa ni cartónLa intimidad de las relaciones entre padre e hija conmueven y hacen reír, y casi sin ruido, se explica y se reflexiona sobre el autismo. La película crece desde la singular relación de María y Miguel a la universalidad de las relaciones entre padres e hijos. Con sus dificultades, sus miedos y sus encuentros. El misterio llano, la ternura y la belleza cotidiana de María y yo competirá en el Festival de Málaga con otros 17 títulos. Mientras la sección oficial de ficción –de mucho más impacto mediático– ha reducido su programación a un total de 13 cintas, la de documentales ha crecido en variedad, cantidad y calidad. Por si fuera poco, se han añadido tres ciclos, que incluye uno sobre el cine de no ficción catalán.
Compiten hasta 18 documentales y se han añadido tres ciclos de no ficción
Incluso en Zonazine, la sección que tradicionalmente recoge las propuestas de ficción más vanguardistas, se ha colado un documental de creación: Fake Orgasm, de Jo Sol, que sigue de cerca al artista de performance Lazlo Pearlman. “Nos hemos lanzado, a ver cómo responde el público”, reconoce Moisés Salama, director de programación del festival. “Esta es una apuesta personal del director, Carmelo Romero, que es un apasionado del documental”, aclara.
Entre la nutrida programación de no ficción –que da para organizar un certamen paralelo–, Cuchillo de palo, de Renate Costa, representa la tendencia más sólida entre los documentales programados: filmes que parten del yo más estricto, de la propia vida del director, para contar lo que le rodea. En la cinta, la directora interroga a su familia sobre un tío muerto para descubrir las trágicas consecuencias que le deparó ser homosexual durante la dictadura de Paraguay.
Y en Familia tipo, de Cecilia Priego, la directora descubre la vida oculta de su padre, lo que le sirve para hablar de una memoria familiar mutilada, que es también la de dos países: Argentina y España. María y yo ilustra otra de las corrientes del festival, un clásico del documental: la exploración de los entresijos de la mente. Manuel Gómez Pereira explora en Desconectados la experiencia del equipo que dirige el psiquiatra Juan José Martínez Jambrina en Avilés, y que se caracteriza por tratar al enfermo en su propio entorno. Como dice Gallardo: “La vida es como un documental”. Y Málaga hace caso a la vida.
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