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Una comilona que despierta sueños

El libro de Pere Joan y Sonia Pulido, 'Duelo de caracoles', un homenaje a los amigos, sobresale en el Salón del Cómic

 

GUILLAUME FOURMONT

Hay tantos caracoles como recetas para cocinarlos. Se dice que es, junto a las ancas de rana, una obsesión culinaria francesa, pero al autor de historietas Pere Joan (Palma de Mallorca, 1956) le gusta chupar los caracoles en sus conchas con salsa alioli. Una receta que derivó en el fundamento del cómic que ha escrito para que Sonia Pulido (Barcelona, 1973) dibuje Duelo de caracoles (Sins Entido), que aparece y deslumbra en el Salón del Cómic de Barcelona. En su primera colaboración, han conseguido uno de los libros del año.

'Sé que a mucha gente le dan asco los caracoles, pero a mí me gustan mucho. Y no sólo para comer, también me gusta su forma en espiral: de dentro para fuera, dando vueltas', explica a Público Joan. La obra parte de una historia muy sencilla: un grupo de amigos se reúne en la costa de Mallorca a finales de verano para una buena comilona. Coartada: demostrar que su receta de caracoles es la mejor. Objetivo real: hablar de sus ideales, de sus preocupaciones, sus frustraciones. La obra es 'una excusa para tratar varios temas, como el amor, los sueños, etc', según Joan. Una excusa para hacer un recorrido por diferentes mundos, caminar de la mano de los protagonistas y 'meterse en la cabeza de cada uno de ellos'.

'Quería dar importancia a la poesía visual', dice Sonia Purido

La riqueza del álbum reside en su estética: Sonia Pulido parte de unos referentes tradicionales para rematar unas viñetas que tienen que ver más con la ilustración que con el lenguaje puro del cómic. Ella se alimenta de imágenes de los años cincuenta, aunque, recuerda Joan, 'no se aclara cuándo ocurre esta reunión, es un tiempo abstracto'. Es cierto que la historia no da pistas temporales. 'Así que elegí los años cincuenta, porque me parece una época muy hermosa y con la que me siento cómoda gráficamente', añade la dibujante. Lo hizo todo con lápiz.

El trabajo 'mezcla el costumbrismo de las charlas entre amigos', con monólogos tan íntimos como existencialistas. Les ha llevado más de tres años lograr una buena conciliación entre palabra e imagen. En parte, ayuda la falta de diálogos farragosos y la mancha con que la palabra suele cargar cada viñeta. En este caso, Pulido se ha mantenido fiel a su estilo y al poder de la imagen. 'Quería dar importancia a la poesía visual', reconoce Sonia Pulido.

A los aficionadosal cine, el tebeoles recordará 'La gran comilona'

La imagen del caracol es para Joan 'el símbolo de la lentitud', una necesidad para contar las dudas existenciales de los personajes. 'Nunca cuento grandes acciones. Además, las artes audiovisuales están llenas de rapidez y prefiero tomar el tiempo, ser más reflexivo', asegura el guionista.

No hay que fiarse del título del tebeo. La palabra 'duelo' engaña. 'Quiero mostrar la mezcla', no una batalla, aclara el guionista. Mientras se mezclan las dos recetas de caracoles para conseguir una mejor, también se mezclan las historias de los personajes.

Los aficionados al cine podrían comparar este cómic con películas de los franceses Eric Rohmer o Agnès Jaoui, en las que las relaciones humanas y la intimidad individual son el corazón de las historias. Pere Joan confiesa que Duelo de caracoles le recuerda a un filme, pero no sabe cuál. 'Es un homenaje a la comida', dice. Entonces será La gran comilona, de Marco Ferreri: los caracoles son uno de los platos de Marcelo Mastroianni y sus amigos.

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