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La crítica alemana, decepcionada con filme de Coixet que abrió la Berlinale

"Nadie quiere la noche" es una pieza "cara y desgraciadamente patética" de cine "sobrecargado" en la que la única sorpresa es que los actores hayan sido capaces de pasear por exteriores con la cabeza descubierta y temperaturas glaciales, escribe el semanario "Der Spiegel" en su edición digital.

El director de la Berlinale, Dieter Kosslick (d), y la presentadora Anke Engelke (i) aplauden junto a los miembros del jurado durante la gala de inauguración del 65 Festival de Cine de Berlín. EFE/Michael Kappeler

EFE

La crítica alemana se ha mostrado decepcionada con la película "Nadie quiere la noche", de la cineasta española Isabel Coixet, encargada de abrir ayer la 65 edición de la Berlinale, según refleja hoy la prensa local.

"Nadie quiere la noche" es una pieza "cara y desgraciadamente patética" de cine "sobrecargado" en la que la única sorpresa es que los actores hayan sido capaces de pasear por exteriores con la cabeza descubierta y temperaturas glaciales, escribe el semanario "Der Spiegel" en su edición digital.

Para el bávaro "Süddeutsche Zeitung" la cinta de Coixet sólo proporcionó una "alegría modesta" como película inaugural de un festival que aspira a ser político y valiente, frente a los desfiles de estrellas de Cannes o el buen tiempo que reina en Venecia; "¿Dónde están las mujeres fuertes?", se pregunta.

Con más dureza todavía se expresa el periódico "Die Welt", que titula que "la Berlinale no se merecía semejante horterada", para continuar calificando la cinta de "melodrama sentimentaloide sobre el choque de culturas" tan "extremadamente edulcorado moral y simbólicamente que le da a uno dolor de barriga".

El diario "Berliner Zeitung" se pregunta si un gran presupuesto conduce automáticamente a la "pobreza intelectual" como invita a pensar el filme de Coixet y busca argumentos para entender la razón por la cual el director del festival, Dieter Kosslick, escogió "Nadie quiere la noche" para abrir la Berlinale.

"Expresarme a través del cine es mi vida. Nada podrá impedirme seguir siendo un cineasta"

El iraní Panahi, un aspirante "en ausencia" al Oso de la Berlinale

El director iraní Jafar Panahi se convirtió hoy en aspirante "en ausencia" al Oso de la Berlinale con la proyección de "Taxi", un filme rodado por el cineasta pese a estar inhabilitado por el régimen de Teherán y que tampoco pudo acudir a defender personalmente, por no autorizársele a salir del país. "Soy un cineasta. No puedo hacer otra cosa que películas", indicó Panahi, a través de un comunicado difundido por la dirección de la Berlinale coincidiendo con el estreno de ese filme, uno de los 19 incluidos en la sección a concurso de este festival.

"Expresarme a través del cine es mi vida. Nada podrá impedirme seguir siendo un cineasta", proseguía el texto publicado por la Berlinale, que no incluyó conferencia de prensa alguna tras la presentación de la película en el pase para los medios. Pese a esa ausencia física, Panahi brilló en la pantalla en el papel de taxista que interpreta en la película, diseñada como un "falso reality" con los pasajeros que suben y bajan de su vehículo, a modo de mosaico para retratar la sociedad iraní actual.

Panahi es el amable taxista, pero también el director al que alguno de los pasajeros "descubre" sin dificultad, y hace discurrir así por su automóvil a todo aquel que le parece relevante para su retrato, incluida la abogada defensora de activistas y críticos al régimen. Especial relevancia tiene en su film la teórica sobrina del director, una muchacha en edad escolar que también quiere hacer su propio cortometraje y que intenta seguir las instrucciones manipuladoras de su maestra, entre ellas la regla de la autocensura.

El filme deja en el aire si se trata de pasajeros reales o actores, aunque a media película apenas nadie en la sala puede creer que todo sea casual y acabe decantándose por ver en él un guión, construido para que todo encaje. Panahi, viejo conocido del festival, regresó así "en ausencia" a Berlín, la misma situación que se vivió dos años atrás, entonces en su función de miembro del jurado, lo que se representó a través de una silla vacía.

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