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Un día para olvidar

ÁLEX CARRASCO

Estamos de enhorabuena, ayer Cibeles tocó fondo. ¿Diseñadores que copian a Zara, el imperio de la copia? Parecía imposible llegar a este punto, pero, por si quedaban dudas, no fue uno, sino cuatro los creativos (¿?) que se lanzaron a este absurdo.

Alma Aguilar debía ser consciente del letargo en el que iba a caer el auditorio, quizás por eso intentó superar la barrera del hastío a golpe de escenografía equina y tocados teatrales. El mismo camino tomó Roberto Verino, en su caso el trampantojo se basó en un exceso de estilismos caóticos y sin sentido.

Roberto Torretta y Ángel Schlesser debieron de pensar que era mejor no andarse por las ramas, si este era el día en que tocábamos fondo, ¿por qué no hacer de sus desfiles una oda al fondo de armario? Dicho y hecho, básicos y más básicos se atropellaban en la pasarela sin aditivos ni colorantes.

Cuando el día iba camino de convertirse en una especie de nebulosa, donde resultaba imposible diferenciar a un diseñador del otro, aparecieron en escena Hannibal Laguna y la firma Devota & Lomba. Las cien mil variaciones sobre el vestido cóctel del primero compitieron en exceso con el desafortunado popurrí del segundo. Sin duda, un día negro para la moda española.

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