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Elisa Beni: “El sexo, como el poder o el dinero, diluye los límites de la conciencia”

La periodista presenta 'Pisa mi corazón', un thriller coral en el que se adentra en un mundo turbio de poder y sexo.

La periodista y escritora Elisa Beni.- LUIS SAGUAR

La periodista, escritora y –sí también– tertuliana Elisa Beni acaba de publicar Pisa mi corazón (Almuzara). Una novela que, en palabras del escritor Juan Manuel de Prada, está construida en base a "unos personajes muy bien trazados y carácter poliédrico, lo que les confiere una notable coherencia". En ella, Beni se sumerge en un submundo de asesinatos, suntuosidades varias y zapatos de tacón. Un cuadro viviente de esa otra realidad que nos es ajena, donde se tejen las relaciones de poder y las corruptelas, un mundo que la autora narra con la pluma de una periodista avezada consciente de que la novela negra "puede ser también un buen vehículo que canalice la denuncia social".

¿Cómo surge la idea de este libro?

El origen es doble. Por un lado, cuando se produjo el fenómeno de Cincuenta sombras de Grey, recuerdo que me sorprendió mucho hasta qué punto es factible en una sociedad patriarcal convertir la sumisión de la mujer en un objeto de marketing. Sin embargo, yo sabía que abundan mucho más los casos de hombres sumisos en busca de dominadoras que a la inversa. De hecho, literaria e históricamente los casos fundamentales de sumisión están confesados por hombres.

Lo que podría parecer una contradicción dada la estructura social que impera...

Tiene sentido porque la mayor exhibición de poder que puedes hacer es obligar a alguien a que someta en los términos en los que quiere ser sometido. Digamos que incluso la estructura sadomasoquista responde a una lógica patriarcal.

Y cuál es el otro detonante de esta historia

Cuando empiezo a utilizar Facebook y Twitter percibo que algunos hombres comienzan a comentar los zapatos que llevo en La Sexta Noche, hasta el punto de que algunos me piden por la redes que los muestre de una forma determinada o que los suelte un poco del talón... Mi primera impresión fue decir qué cantidad de pirados hay por el mundo... Pero entonces, como ya tenía esta historia un poco en la retina, comienzo a profundizar y algunos de estos comentaristas me hablan del fetichismo de los zapatos y descubro que, en muchos casos, la adoración al pie es una de las puertas de entrada al sadomasoquismo. Digamos que no todos, pero muchos hombres sumisos en este sentido, son también fetichistas de pies.

Subyace en la trama el tema del poder y sus límites...

Quería abordar en la novela la relación del hombre con el poder y el sexo. Creo que es un triángulo que funciona en determinados niveles sociales en los que ciertos hombres, fruto del poder que ostentan, se sienten impunes, lo que les lleva a tomar todo lo que desean. El sexo, como el poder o el dinero, diluye los límites de la conciencia. Cuando se alcanzan elevadas cotas de poder cada límite que exploras hace más real tu propio poder.

¿Dónde operan esas redes de poder de las que se sirve a la hora de ficcionar?

Por cuestiones profesionales y personales he tenido la posibilidad de ver la otra cara del poder y obviamente eso lo uso como telón de fondo en esta historia. Escribo sobre todo ese submundo que, al menos en Madrid, existe a través de relaciones ocultas que les permiten tener un tipo de vida que no es la del común de los mortales...

Suena turbio esto último...

Supongo que porque en España se tapan mucho más las cosas que en otros países. Francia ha datado hasta cinco muertes por sadomasoquismo de hombres públicos y en Inglaterra, sin ir más lejos, la prensa ha difundido casos similares que han afectado incluso a parlamentarios.

¿Se ha sentido intimidada en algún momento durante el proceso de documentación de la novela?

No, nunca. Ahora internet te permite mucho contacto previo, de modo que cuando se produce el contacto personal ya estás muy segura del tipo de persona que es. He hablado con dueños de mazmorras y me han reafirmado que hay hombres muy poderosos en Madrid que utilizan estos servicios... 

¿Cuál sería el retrato robot de un sadomasoquista?

Suele ser un hombre inteligente, sensible y, en muchos casos, poderoso. Digamos que no todos los sadomasoquistas tienen mucho poder, pero sí que un buen número de ellos lo son. De alguna forma les pone llevar al límite su poder, pasar una barrera más. Solo es una parafilia más, no tiene porqué marcarte. Rousseau, por ejemplo, era sumiso y lo cuenta con normalidad en sus memorias y no es que sea un personaje que se salga de lo socialmente establecido. 

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