Este artículo se publicó hace 3 años.
Neus Ballús: "En la clase obrera hay mucha humanidad y los prejuicios se caen a pedazos"
La cineasta retrata a la clase trabajadora y la manera en que enfrenta la convivencia con los inmigrantes en ‘Seis días corrientes’, rodada con actores no profesionales. Espiga de Plata y Premio del Público en la Seminci, y Mejor Actor en Locarno (Mohamed Mellali y Valero Escolar).
Madrid-Actualizado a
Un fontanero contratado por el equipo de la película provocaba las averías que luego tenían que arreglar los protagonistas –Moha, Valero y Pep-, tres fontaneros reales metidos a actores en este tercer largometraje de Neus Ballús, Seis días corrientes. Crónica de una semana de trabajo, en la que Mohamed tiene que convencer de que puede sustituir a Pep que se jubila, y que ganó la Espiga de Plata y el Premio del Público en la Seminci, y el de Mejor Actor en Locarno (Mohamed Mellali y Valero Escolar).
Narrada desde la cotidianidad, con aire de cine documental y con un sentido del humor inteligente y muy refrescante, la nueva película de la cineasta es una historia de hombres nacida en el núcleo de un mundo de mujeres. Dirigida por Neus Ballús, la película cuenta con guion de ella misma junto a Margarita Melgar, producción de Miriam Porté, dirección de fotografía de Anna Molins, dirección artística de Marta Collell, montaje de la directora y de Ariadna Ribas, sonido directo de Amanda Villavieja y Elena Coderch, casting de Mireia Salgado, vestuario de Alba Costa y maquillaje de Mercè Sánchez.
Seis días corrientes, además, es un relato de la clase trabajadora, de la manera en que enfrenta la convivencia con los inmigrantes, de "cómo gestionar las diferencias"... contado desde el punto de vista de una mujer, cineasta heredera de la cultura de esa clase obrera y con una intención de realidad que incorpora, como en la vida, la comedia y el drama. Con momentos divertidísimos, Neus Ballús hace un retrato de los trabajadores españoles cargado de humanidad, verdad y esperanza. La cineasta habló con Público de este trabajo.
¿Por qué son fontaneros los protagonistas de su historia?
El compañero de mi madre es fontanero y desde adolescente llevo escuchando historias que me contaba. Unas historias surrealistas, otras más dramáticas, cómicas… Me puse a investigar y a buscar fontaneros reales para la película. Vengo del cine documental y me interesa el cine con arraigo con la realidad.
No es habitual ver en el cine español historias de trabajadores…
Los hijos de trabajadores, como yo, no llegan a las Universidades de Cine y no se les permite hacer cine. El acceso al cine es muy limitado y reducido. Me encantaría que el hijo de Moha hiciera sus películas sobre lo que él ha vivido. Estudia cine la burguesía mayoritariamente, solo hay que ver los precios de las escuelas de Cine. Yo soy la primera mujer en mi familia con estudios universitarios y la primera en poder contarlo.
Esta película es cine social, pero tratado desde la comedia. ¿Qué vertiente le tentaba más?
Quiero hacer un cine comprometido, que se moje, pero quería hacer la película con cierta ligereza. Es un tipo de cine que tiende hacia el drama y yo tenía ganas de darle otra perspectiva, aunque no sabía si sería capaz porque la comedia es muy complicada.
Hay en la película muestra una fobia que crece estos días de trabajadores contra trabajadores, ¿le preocupa?
Al investigar esta comunidad de trabajadores me di cuenta de que nos parecer a todos homogénea y resulta que no lo es. Quería hablar de la dificultad de gestionar diferencias incluso en grupos minúsculos. Hay tres marroquíes es una casa y no se ponen de acuerdo, luego está el enfrentamiento entre fontaneros y paletas… Lo normal en la vida es no estar de acuerdo.
La xenofobia también está presente en la historia, pero usted la abre a la esperanza, ¿es optimista respecto al trato a los inmigrantes extranjeros?
Esto existe, pero en la película surgió de forma natural. Haciéndola me di cuenta de que la clase trabajadora nos lleva mucha ventaja en la gestión con la gente que viene de fuera. La convivencia es histórica. Hay en los trabajadores algo muy humano, incluso personas que se manifiestan en contra de la inmigración, luego son las primeras en defender a los inmigrantes. Lo demuestran con los actos, que son mejores que las palabras. En los círculos progresistas sucede justo lo contrario.
¿Quiere decir que en la clase obrera hay menos hipocresía?
Creo que en la clase obrera hay mucha humanidad. En la clase obrera se convive y los prejuicios se caen a pedazos, termina emergiendo la humanidad.
En 'Seis días corrientes' presenta la idea del orgullo por el trabajo bien hecho, ¿cree que es algo que se ha perdido?
Se está perdiendo. Hay algo en la urgencia, en la rapidez del mundo actual que está reñido con la calidad. Y también pasa en el cine y en la producción audiovisual, no podemos hacer las cosas con tantas prisas.
¿Por qué decidió que la voz en off fuera la del personaje marroquí?
Era una cosa casi de justicia con el personaje. Cuando hay en el cine personajes que no son de aquí, acabamos viendo retratos incompletos, parece menos inteligentes y menos profundos de lo que son. Era injusto que porque la película fuera en catalán y castellano quedara esa imagen injusta de él. Y, finalmente, al ser el recién llegado tiene sentido que sea el narrador. ¿Cómo nos ven los que acaban de llegar? Es interesante porque él no está contaminado de nuestro punto de vista.
¿Hay algo en la película de querer transmitir que debemos aprender a escucharnos?
Es curioso que me preguntes eso porque al preguntar a Valero, dice que con la película ha aprendido a escuchar. En la preparación de la película, con Valero tuvimos que centrarnos en que se callara. Ahora él dice eso y que ha aprendido a no juzgar de entrada a nadie.
Apostó por contar esta historia con hombres…
Ha sido duro como feminista saber que iba a hacer una película que no pasaba el Test de Bechdel. Pero también ha sido bonito encontrar papeles femeninos que equilibraran a los masculinos. Por otro lado, creo que necesitamos el punto de vista de las mujeres cineastas para retratar a los hombres. Mostrar a personajes masculinos a los que desmontas de su masculinidad también tiene su utilidad.
Hablaba antes del difícil acceso a las escuelas de cine de la clase trabajadora, pero además usted es mujer, eso lo complica más ¿no?
Ahí está ese 30% que no superamos nunca. Es más difícil acceder al presupuesto, siempre se te cuestiona a muerte como mujer.
¿El cine, en su opinión, es una herramienta para abrir debates e influir en la opinión pública?
El cine tiene la capacidad de transformación. Es una vivencia ficticia y comprimida y pasa por lo emocional. Desde el cine me permito compartir mi punto de vista sobre el mundo. Siento que con el cine eres capaz de vivir lo que no podrías vivir en la realidad y sí, te puede cambiar la perspectiva. Soy una persona crítica, pero optimista, me gusta aportar y creo que podemos llegar a ser mejores de lo que somos. Vivimos rodeados de gente interesante.
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