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Estrenos de cine Robert Redford: qué puñetera gran despedida

Actor, productor y director, Robert Redford ha dicho que se despide de la interpretación con ‘The Old Man and The Gun’, una película de David Lowery con la que declara su amor por el cine y por los legendarios forajidos que ha interpretado en su carrera.

Robert Redford, como Forrest Tucker.

Hay pocas cosas que cabreen y al mismo tiempo desconsuelen tanto a un amante del cine como la despedida de alguno de los grandes. Parece que ha llegado el momento de que el Robert Redford actor, una de las mejores sonrisas del cine, se retire. Si, además, lo hace como ha dicho, con The Old Man and The Gun, la sensación es un poco delirante. Por un lado, te has enamorado de él otra vez. El personaje te ha contagiado emoción y genuino amor por el cine. Rebosante de agradecimiento, te preguntas, conmovido y a punto de la lágrima, si será cierto y ya no habrá nunca otra vez más, ¿nunca?

“Nunca digas nunca, pero llegué a la conclusión de que esto sería el final para mí en términos de actuación", dijo a Entertainment Weekly en los primeros días de agosto. “Después de esto voy a jubilarme porque he estado actuando desde que tenía 21 años y llegó un momento en que pensé que ya era suficiente. Y ¿por qué no despedirme con algo que es optimista y positivo?”.

Forajidos y ladrones

Un mes después, en el estreno de la película que dirige el prometedor David Lowery (A Ghost Story), en Nueva York, el actor confesó a Variety que, tal vez, había hablado demasiado pronto. “Fue un error. Nunca debí haber dicho eso. Si me voy a jubilar, debería alejarme silenciosamente, pero no debería hablar de eso porque creo que atrae demasiada atención. Quiero centrarme en esta película”.

La Academia de Cine de Francia ha decidido concederle un César de Honor en su cuarenta y cuatro edición

Conociendo el talante de Redford, un hombre
—actor, director, productor— que siempre ha dicho las cosas claras y que jamás ha estado en el centro de ningún escándalo, esas palabras no dejan mucho espacio para la esperanza. En su lealtad incondicional al cine y desde su legendaria discreción, parece que en realidad estaba diciendo: “No quiero hablar de mí, quiero hablar de la película”. Por si acaso, la Academia de Cine de Francia ha decidido concederle un César de Honor en su 44 edición, que tendrá lugar el 22 de febrero en París.

Redford, como ha señalado el presidente de la academia francesa Alain Terzian, “ha dejado su huella en todos sus trabajos en el mundo del cine”, pero ha decidido (casi seguro, sí) despedirse con un personaje, el de Forrest Tucker, que rinde homenaje a los inolvidables forajidos y ladrones que ha interpretado en su vida.

Guiño al cine independiente

Acompañado de una maravillosa Sissy Spacek y de un brillante Casey Affleck, el actor lleva al cine la figura real de un ladrón de bancos octogenario que se enamora, que se despide con un último atraco y, sobre todo, que ha vencido, ha hecho toda su vida lo que siempre ha amado. “Era un personaje fantástico para este momento de mi vida. Lo que me entusiasmó es que robó 17 bancos, le atraparon 17 veces y fue todas ellas a la cárcel, de la que también se escapó en las 17 ocasiones. Me pregunto si lo que disfrutaba como la verdadera emoción de su vida no era escapar”.

Robert Redford, como Tucker, ha elegido en este trabajo hacer una declaración de amor por el cine y por esos estafadores y atracadores, granujas encantadores, que le convirtieron en una estrella. Sigue siendo una estrella. Elegante, educadísimo y con una sonrisa irresistible, Robert Redford inunda esta película de cariño por el personaje y, con la complicidad de Lowery, hace un guiño al cine independiente. Tucker y Jewell disfrutan de Carretera asfaltada en dos direcciones, película de culto de Monte Hellman, en una gran pantalla de cine.

Bubber, Sundance Kid y Johnny Hooker

Y en ella podríamos estar viendo a Bubber, ese tipo que vuelve a su pueblo desde la cárcel y se convierte en presa de sus embrutecidos y degenerados vecinos, en La jauría humana (Arthur Penn, 1966). Hubo quien dijo que Robert Redford, que entonces tenía solo 30 años, sobresalía en un reparto espectacular, en el que se medía nada menos que con ‘el mejor’, Marlon Brando.

Al lado de Paul Newman y gracias a él —el primero, que ya estaba en lo más alto, se empeñó en que contrataran a Redford para el papel de Sundance Kid—, interpretó al forajido más emblemático de su carrera. Después de Dos hombres y un destino (George Roy Hill, 1969), siempre que ha podido ha expresado su gratitud por la generosidad que demostró Newman, su gran amigo, en aquella película. Y en 1980 volvió a reconocer la deuda que tenía con ese personaje al poner el nombre de Sundance al instituto que creó en Utah y que poco después dio lugar al prestigioso festival de cine independiente.

Poco después, otra vez al lado del grandísimo Newman y de G. Roy Hill, Redford se convirtió en Johnny Hooker, el estafador que engañaba a un peligroso gangster, en El golpe (1973). Y con aquel timador, la mirada astuta, el cariño hacia su compañero y el arrollador encanto del actor se convirtieron ya en legendarios.

Sissy Spacek y Robert Redford, en la pelicula

Sissy Spacek y Robert Redford, en la pelicula

"Estoy hablando de vivir"

Recién salido de la cárcel estaba también Dortmunder, el ladrón de Un diamante al rojo vivo (Peter Yates, 1972) que no resistía la tentación de robar la fabulosa gema que exhibían en el Museo de Brooklyn. Y hace muy poco, en 2012, Redford se dirigía a sí mismo en Pacto de silencio, donde daba vida a otro forajido, esta vez muy próximo a su propios planteamientos políticos y medioambientales. Era Jim Grant, un activista radical que lleva 30 años viviendo tranquilamente a pesar de la supuestamente implacable búsqueda del FBI.

Forrest Tucker, si es su última interpretación, es una guinda brillante para un apetitoso y nutritivo pastel, para un entregado, entusiasta y deslumbrante trabajo. “Una vez me senté con él y le djie: ‘Seguramente una forma más fácil de ganarse la vida”, recuerda en The Old Man and The Gun un viejo policía. “Él —Tucker, o Redford— me miró y me dijo: ‘No estoy hablando de ganarme la vida, solo estoy hablando de vivir”.

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