Este artículo se publicó hace 16 años.
"La experimentación se impone"
Carol Gamarra y Mario Ville empezaron a colaborar juntos como estilistas hace siete años. De sus mentes han nacido imágenes para 'Zero' y 'Neo2', protagonizadas por Amenábar, Mónica Naranjo o Deborah Ombres.
Pasar por un kiosko y recibir un aluvión de imágenes es normal. El lector suele quedarse con la cara del actor/cantante de turno y el nombre de la publicación. Pero tras esa magia se esconde el talento de fotógrafos y estilistas. Carol Gamarra y Mario Ville se conocieron hace nueve años y en 2003 fundaron Kattaca. A lo largo de su trayectoria en común han realizado portadas para Zero, Calle 20, Neo2, Cinemanía, Alter Ego y DQ en las que han posado María Reyes o Alejandro Amenábar. Gracias a ellos vimos a Leonor Watling transformada en un clon de Rita Hayworth o a Pastora Soler en la piel de una dominatrix. Por sus manos han pasado Mónica Naranjo, Belén Rueda y Deborah Ombres, entre otros.
Algunos de vuestros trabajos toman referentes visuales muy potentes, como las madonnas que lloran sangre o los cuadros de Klimt. ¿La sociedad de la información ha convertido al potencial consumidor en un voyeurista?
No sabemos hasta qué punto ha podido cambiar la sociedad al consumidor en voyerista o si éste ya lo era. Si no las quemas de brujas, los verdugos, los circos romanos o las torturas de la Inquisición, no hubieran tenido tanto aforo de público...
¿En qué difiere el proceso de creación a la hora de concebir y ejecutar una portada, un vídeo o un desfile?
Nuestra forma de organizarnos se distingue concretamente en tres formas de plantear el trabajo. La primera son nuestras propuestas personales o aquellas en las que tenemos total libertad; ahí buscamos y damos rienda suelta a todas las fantasías o referentes que podemos con nuestras posibilidades. La segunda, un trabajo encargado pero con cierta libertad. En este caso partimos de la idea que nos ofrecen y presentamos alternativas desde nuestro enfoque, intentando hacer algo de calidad y muy plástico con el concepto que nos dan. Y el tercero son los encargos, en los que nos dedicamos a conseguir lo que nos piden.
Habéis trabajado con figuras relevantes de la industria del ocio. ¿El roce con creadores o intérpretes os ha dejado alguna anécdota digna de recordar?
La diferencia entre las modelos y los personajes famosos, es que las modelos son meras perchas sobre las que haces lo que quieres y dan lo que les pides, como si fueran un lienzo en blanco. Trabajar con músicos, actores o demás es siempre más difícil, porque es gente con una imagen y una personalidad muy marcada, que tiene un público muy determinado o una gran cantidad de inseguridades. Y sí, tenemos muchas anécdotas dignas de recordar, pero demasiado concretas y escabrosas como para decirlas… ¡A veces ejerces más de psicólogo que de estilista!
¿Qué opinais de la edición de revistas y vídeos en España?
Nosotros llevamos en este mundillo unos siete años. En España cada vez hay más y más medios, que sólo sirven para generar más demanda y en condiciones más precarias.
¿Cuáles de los siguientes rasgos creéis que definen el nuevo milenio: fragmentación, barroquismo, homologación?
Pues lo acabamos de empezar, así que es difícil de definir, pero en todo caso sería la experimentación. En casi todos los campos se están reutilizando viejos conceptos mezclándolos con los nuevos.
¿Qué referentes inspiran o han inspirado vuestras propuestas?
Muchísimos y de todos los ámbitos: ilustración, pintura, cine, música, arte. Esos son los más personales, luego el abanico es muy amplio.
¿Cómo definís el estilismo?
En sí mismo es una forma de definir y marcar formas, clases, estilos o conceptos en lo referente a la imagen.
¿Algún proyecto internacional?
Estamos colaborando ocasionalmente con diferentes revistas, como Dif (Portugal), Vision (China), EyeMazin (Países Bajos) y Flux (Reino Unido).
El avance de las tecnologías hace que el ciudadano sea bombardeado constantemente por una avalancha de imágenes a veces despojadas de mensaje.
¿Qué ventajas e inconvenientes presenta la proliferación y repetición de la imagen?
Oscar Wilde decía que “algo bello no tiene por qué necesitar explicación”. La imagen no tiene la culpa, desde la prehistoria el mismo hombre se ha rodeado de ellas, en todo caso sería la autonecesidad de consumismo inútil la que nos genera los inconvenientes.
El imaginario de Occidente se ha nutrido hasta el siglo XIX de referentes pictóricos. ¿La multiplicación de la imagen que se da ahora puede acarrear como consecuencia la anulación de ese mismo imaginario?
Uno nunca sabe como evolucionará o hasta donde llegara todo esto. Predecir no es lo nuestro.
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