Este artículo se publicó hace 11 años.
Una exposición desvela la intimidad de los Kennedy
Medio centenar de instantáneas muertan la intimidad familiar del presidente estadounidense a través de la mirada de Mark Shaw, su fotógrafo de confianza
El fotógrafo Mark Shaw comenzó a trabajar en la revista norteamericana Life en 1952 y pocos años después se convirtió en el fotógrafo de confianza de la familia Kennedy, el único que tuvo la oportunidad de acercarse como una mosca en la pared a los momentos cotidianos y felices que nadie pudo o quiso retratar.
Shaw, amigo íntimo de la familia Kennedy, ostentó durante un lustro el honor de ser el fotógrafo de cabecera de la figura política más poderosa del planeta, ya que no solo coló su cámara en el despacho Oval o en las múltiples citas institucionales del presidente, sino que se la llevó hasta los rincones donde se refugiaban.
La Fundación Loewe acoge en su nuevo espacio expositivo de la madrileña calle Serrano hasta el 25 de agosto Los Kennedy, una muestra que se enmarca en la nueva edición de PhotoEspaña y que se basa en las fotos seleccionadas para el libro que lleva el mismo nombre y que ha sido editado por Tony Nourmand.
Según ha explicado el editor de este volumen en declaraciones a los medios, esta exposición revela lo que Shaw siempre quiso transmitir acerca de la familia: "a diferencia de las fotografías de amantes y problemas que se publicaron en aquella época, esto es una celebración". "El respeto y la confianza" que Kennedy depositó en este fotógrafo se tradujo en la "cercanía, calidez y naturalidad" con la que consiguió retratar a John, Jackie y sus hijos, ya que consiguió pasar desapercibido en la cotidianidad de su familia y obedeció la voluntad de no publicar ciertas imágenes. "Sus fotografías muestran a una familia joven y guapa que representaba una esperanza y una nueva etapa en Estados Unidos", ha manifestado Nourmand, quien en este libro ha publicado en papel imágenes que nunca antes habían sido reveladas.
Un desayuno terminado, la ternura de John Fitgerald con sus vástagos, una mirada de complicidad entre madre e hija, la tranquilidad de un día de playa y, en definitiva, momentos en los que los Kennedy se convertían en una familia común, alejada de la ajetreada vida política de su patriarca e incluso de su deber de aparentar ser un clan ejemplar, son algunas de las escenas que se pueden contemplar.
Shaw fue importante en la vida de John Kennedy hasta tal punto que su retrato predilecto, tomado por el fotógrafo mientras el presidente paseaba por una playa, aún permanece expuesto en las paredes de la Casa Blanca. Una de las imágenes preferidas de Jackie fue también tomada por Shaw: su hijo John aparece reflejado en una mesa cuando apenas tenía tres años. Sin pretenderlo, sus fotografías se convirtieron en el recuerdo más feliz y añorado de una de las familias más importantes de la historia estadounidense.
La exposición conmemora de esta forma el 50 aniversario del asesinato de John Fitgerald Kennedy en Dallas, momento a partir del cual este fotógrafo padeció una depresión. La musa en la que se había convertido esta familia se esfumó y su trayectoria artística solo encontró una forma de continuar viviendo: la retirada.
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