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El extraño caso del escritor que oía libros

El novelista Jonathan Coe actúa junto a la banda High Llamas en el festival literario-musical Palabra y Música de Gijón

JESÚS MIGUEL MARCOS

Jonathan Coe (Bromsgrove, Inglaterra, 1961) entra en uno de esos típicos salones de entreplanta en un hotel de Gijón y pone cara rara. Es el hilo musical, despidiendo un tema de jazz-salsa que parece fabricado en serie. Hace una señal de desaprobación y avanza hacia la ventana, como queriendo huir del soniquete, con la mala fortuna de que el altavoz está junto a la cristalera. 'Da igual, al menos tenemos la vista de la ciudad', suspira. Es curioso que sacrifique su comodidad por un triste paisaje urbano en obras, ya que después confiesa: 'Soy una persona poco visual. Cuando escribo, lo hago más con los oídos que con los ojos'.

El escritor británico presentará esta noche en el Festival Palabra y Música un espectáculo literario-musical junto al grupo The High Llamas. Coe escribió una obra de teatro titulada Say Hi to the Rivers and the Mountains inspirándose en la música de su amigo Sean OHagan, líder del grupo. 'Escuché las canciones una y otra vez hasta que algunas comenzaron a sugerirme una narración. Seleccioné una hora de música y luego empecé a escribir', explica. En el recital, en el Teatro de la Laboral, se representará la obra y el grupo interpretará la música como si se tratase de una banda sonora.

En los ochenta, Coe tuvo un banda de pop, The Peer Group, 'que no tuvo mucho éxito. Éramos muy infantiles y estúpidos. No sabíamos cómo funcionaba la industria, así que nunca íbamos a tener éxito, pero fue divertido', recuerda. Siempre escribe escuchando canciones. Sus discos son como pequeñas cajas de música. 'Cada vez que leo una página suena la canción que escuchaba cuando la escribía. En el futuro, con los nuevos dispositivos, será posible hacer libros con banda sonora incluida. No hay que tener miedo a las tecnologías, estoy abierto a estos nuevos formatos'.

Curiosamente, en su última novela, La lluvia antes de caer (Anagrama), ha apostado por lo visual, abundando en descripciones detallistas, algo poco habitual en él. Cuenta la historia a través de fotografías. 'Las fotos captan un momento ideal y artificial. La gente posa, sonríe aunque no esté particularmente feliz. Las cosas más interesantes de una fotografía son las que están alrededor, y lo que ha pasado antes y después de la foto', cuenta.

Para Coe, los escritores son mentirosos por fuerza: 'En cuanto comienzas a narrar, haces una selección, pones énfasis en unas cosas y no en otras, ya estás falsificando la realidad. Al mismo tiempo, es una tarea necesaria. Una buena novela es aquella en la que el escritor encuentra el orden interno en una serie caótica de sucesos. Lo ve y se lo muestra al lector'.

 

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