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La familia viene al rescate en el último minuto

La china 'Addicted to love' vuelve a retratar el problema del alzheimer

SARA BRITO

Hay luz al final del túnel. ¿La muerte? ¡Oh, Dios! Más sencillo que todo eso: dos buenas películas o al menos dos filmes luminosos para cerrar la competición oficial del Festival de SanSebastián.

Cerro Bayo, de Victoria Galardí, una película de esas muy argentinas, del tipo drama narrado con pulso ligeramente cómico, o comedia ligera sobre los dramas humanos. Cinta no tan sobresaliente como agradable, donde vemos a la jovencita protagonista de XXY, Inés Efrón, y a las veteranas Adriana Barraza y Verónica Llinas mano a mano construyendo un filme de personajes entre miserables y entrañables, que se juntan por el repentino intento de suicidio (con posterior coma) de la matriarca de todos ellos. Historia de sentimientos y dinero, en un lugar cercano a Bariloche, muy en sintonía con aquello de pueblo chico, infierno grande.

Pero el filme que sí levantó el ánimo fue la china Addicted to love, aunque el título, según su director Liu Hao, responde a una mala traducción del chino. La película vuelve sobre un tema recurrente del festival: el olvido. Y lo hace desde un punto de vista nada machacón, muy sugerente y tierno.

En una zona de pisos sociales para los trabajadores vive un jubilado de la industria nacional (en particular de la fábrica donde se creó la primera bomba atómica del país en 1958), que echa de menos aquellos años en que sus hijos eran niños y dormían todos 'apretados' en la misma cama. La película arranca en el día de fin de año, cuando la familia se reúne para almorzar comida china. Esa jornada, de camino al mercado, se encuentra a un viejo amor de juventud. Y ahí empieza todo.

Uno de los valores de Addicted to love, más allá de la planificación de los planos y de su cuidada fotografía, es la habilidad para hablar de los cambios sociopolíticos de la China contemporánea sin dar una lección de historia, sugiriendo a través de los hábitos de los personajes, de sus conversaciones y deseos. Lo mismo hace el director al abordar el tema del alzheimer, que trata con mano sutil y un humor que roza una negrura delicada. Addicted to love es también una película sobre el amor tardío, el cuidado y el cariño, muchas veces confuso y torpe, entre padres e hijos. Y más: actores no profesionales, ¡pero qué actores! Y un ritmo sosegado sin caer en lo mortecino.

Si el filme de Liu Hao convence al jurado sería el segundo año consecutivo en vencer aquí una producción china, y otra ocasión, como hace dos ediciones, en que la Concha de Oro no se olvida de la enfermedad de la memoria que tiene envilo al cine contemporáneo. Veremos.

 

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