Este artículo se publicó hace 14 años.
La fantástica orquesta de la música alegre
The Penguin Café Orchestra enseñó al mundo que la música sirve para construir una sociedad mejor. Diez años después de su separación, la influyente banda británica regresa a los escenarios espa&nt
Todo comenzó con un delirio genial. En 1972, el compositor y guitarrista británico Simon Jeffes se desencantó con los rígidos corsés de la música clásica y, al tiempo, comprobó las limitaciones de cualquier intento de hacer evolucionar el rock. Harto de pelear contra estereotipos, Jeffes optó por salir de vacaciones. Y se marchó al sur de Francia. Fue allí, después de comer un pescado en mal estado, cuando le sobrevino la visión desoladora de un mundo sin alma. Un no-lugar. "Tirado en la cama tuve una visión extraña. Un edificio de hormigón en el que cada habitación era vigilada por un ojo electrónico. En un cuarto, alguien miraba al espejo. En otra habitación, una pareja hacía el amor pero sin quererse. Y un compositor escuchaba música con auriculares. Todo estaba en silencio. Todo era gris, anónimo. Era la completa desolación".
Es una banda consagrada a lo aleatorio y lo espontáneo
Al día siguiente, Jeffes se restableció. Y la mejoría le permitió bajar a la playa. "De pronto, un poema brotó en mi cabeza: "Soy el dueño del Penguin Café, y te voy a contar cosas al azar". Nacía, del sueño de una noche de verano, la idea de The Penguin Café Orchestra, un conjunto de vanguardia consagrado a "lo aleatorio, lo espontáneo, lo sorprendente y lo irracional", que Jeffes capitaneó un cuarto de siglo hasta su muerte, en 1997, por un tumor cerebral. Ahora, diez años después de su última aparición, The Penguin Café reanuda su carrera con Arthur Jeffes, hijo del fundador. El festival La Mar de Músicas (Cartagena) ofrece hoy el único concierto que el grupo inglés dará este verano en España.
En Londres, a punto de subir al avión, Arthur Jeffes defiende la vigencia artística de The Penguin Café. "Sé que es difícil definir este proyecto desde lo musical, e incluso desde lo espiritual. Pero, como soñó mi padre, también creo que hay un lugar en el que podemos ser libres y escapar de un mundo cerrado, deshumanizado, donde no hay conexión entre las personas. En mi mente, ese lugar es una pequeña choza desvencijada al final de un camino polvoriento en la que siempre hay alguien que merece la pena conocer. Allí sirven crepes japoneses en grandes mesas sobre suelo de serrín. Y hay un grupo que toca, The Penguin Café Orchestra. Ahora nosotros intentamos hacer la música que ellos tocaban", explica Arthur Jeffes. Para la nueva etapa, este pianista de 32 años convocó a ocho músicos: Rebecca Waterworth (chelo), Tom Chichester-Clark (guitarra), Darren Berry (violín), Andy Waterworth (bajo), el ex miembro de Suede Neil Codling (ukelele), Vince Greene (viola), Des Murphy (ukelele) y el también integrante de Gorillaz Cass Browne (percusión). La alineación, no obstante, no es tan rígida como aquel bloque de hormigón con el que soñó su padre. "Somos nueve, pero nos alternamos mucho en los instrumentos. Y las canciones pueden variar de duración o desarrollarse de maneras diferentes. Ya llevamos cierto tiempo juntos y vemos que, a veces, los temas adquieren vida propia".
Porque si la casualidad es un aval, la historia del renacimiento de The Penguin Café también posee un componente imprevisto. En 2008, cuando el proyecto original dormía ya en el cajón de los recuerdos después de haber deslumbrado con discos como Music from The Penguin Café (1976) o Broadcasting from home (1984), Arthur Jeffes recibió una propuesta trampa. "Aquel noviembre, un viejo amigo me preguntó si queríamos actuar en un pequeño festival en Italia, en Castello di Potentino. Y pensé que estaría bien tocar otra vez las músicas de mi padre, en un escenario real, ante un público real. Acudimos Darren, Andy y Tom, y aquel concierto resultó maravilloso. Es paradójico, pero también esta nueva historia ha comenzado casi por accidente", señala.
Ni museo, ni discoteca¿Y ha cambiado su concepto musical respecto al original? "En filosofía, no. Hay canciones nuevas, pero he seguido esquemas musicales que mi padre utilizaba". ¿Y no añorará el público el primer sonido Penguin? "Es que no hemos cambiado nada por el mero hecho de cambiar", afirma Jeffes. "Y tampoco hemos dejado todo igual, como si fuéramos un museo", subraya el pianista, que trabaja en la grabación de un nuevo disco de estudio. Antes, los seguidores de The Penguin Café se encontrarán en los anaqueles con un álbum grabado en directo. Será después del verano y no será un disco cualquiera. El grupo ha decidido tener presencia editorial en beneficio de la ONG Teenage Cancer Trust, que se dedica a la investigación de tratamientos para niños afectados por la leucemia. Con The Penguin Café, otros músicos que han participado en la captación de fondos son Roger Daltrey, Paul Weller, Arctic Monkeys, Muse, Kasabian y Depeche Mode.
Arthur Jeffes: "Creo que hay un lugar en el que podemos ser libres"
Se entiende la magnitud del reto que supone recuperar el legado de un músico, Simon Jeffes, quien de un viejo armonio hallado en un patio de Kyoto (Japón) extrajo una pieza maestra, Music for a found armonium. Aunque quizá a favor del nuevo proyecto jueguen los tiempos de incertidumbre que corren. ¿Son las nuevas canciones de The Penguin Café medicina contra el pesimismo? "Estoy de acuerdo con tu idea. Ya he comprobado que nuestro proyecto logra sorprender y generar entusiasmo. Nuestra música es alegre; es nuestra idea básica, más allá de lograr la perfección en un estilo musical. Esta amplitud de miras nos permite ofrecer un trabajo que evita etiquetas música de cámara, jazz, world music, música minimalista. Y ese es nuestro ideal, no vamos a estar buscando siempre el éxito", defiende Arthur Jeffes, que vincula su gran angular sonoro a la necesidad de optimismo en la nueva aldea global.
Es inevitable preguntarse por cómo reaccionaría su padre si escuchara hoy a la orquesta del pingüino. "Sería muy feliz. Tocar su música es conmovedor, pero también es algo muy bonito. Es como si todavía pudiera estar conversando con él. Estaría encantado de ver cómo mucha gente ama su música. Y le gustaría saber que muchos grupos de folk tocan Music for a found harmonium creyendo que es una pieza tradicional. Mi padre murió cuando yo tenía 19 años, pero me siento afortunado por haber podido crecer junto a él. Era alegre y cuidadoso, pero a la vez reservado y carismático de la manera en que lo es un hombre inglés. Vestía siempre con elegancia y eso me gustaba. Así que estoy convencido de que sería feliz viendo cómo sus canciones, la música a la que dedicó su vida, suenan en directo otra vez".
24 años de música sin grandes titularesIdentida poliédrica
The Penguin Café Orchestra nació contra el orden establecido. Simon Jeffes y Helen Liebmann indagaron en un sonido sin genoma definido. La banda debutó en 1976 como telonero de Kaftwerk y, en 24 años, grabó seis discos de estudio y dos en directo.
Alma experimental
La alineación del grupo nunca fue fija. Hasta 32 músicos participaron en sus discos o conciertos. Sus mayores éxitos fueron 'Penguin Café Orchestra' (1981) y 'Broadcasting from home' (1984), aunque su estreno, 'Music from The Penguin Café' (1976), contó con Brian Eno en la producción.
Sonidos sorpresa
'Telephone and rubber band' (1981), quizás su pieza más famosa, está basada en un loop del tono de llamada del teléfono. Ha aparecido en anuncios de televisión y Oliver Stone la incluyó en la banda sonora de 'Talk radio'.
Música versátil
En 1988, Simon Jeffes compuso 'Still life at The Penguin Café' para el Royal Ballet de Londres mientras la música del grupo tomaba nueva vida. En 1994, Music for a found harmonium' fue rescatada para el primer disco Café del Mar.
Diccionario pingüino
The Penguin Cafe Orchestra podría definirse como un cruce de caminos con música, tradición, religión e ingenio.
África
A finales de los años setenta, antes de la eclosión europea de las músicas étnicas, Simon Jeffes fue deslumbrado por los ritmos africanos. Una cinta casera, regalo de un amigo, le abrió la puerta a unos sonidos que "van directos al estómago".
Armonio
Este órgano singular, vinculado a la música religiosa asiática y desarrollado desde el siglo XIV en Alemania, es una de las señas de identidad para la banda.
Brian Eno
En 1975, Brian Eno entra en el universo Penguin Cafe y propone la grabación de un primer disco para su sello experimental Obscure Records. 'Music from The Penguin Cafe' se registra en un jardín con apenas mil euros de inversión.
Emily Young
Compañera de Simon Jeffes, la pintora a la que Pink Floyd dedicó 'See Emily play' se encarga de ilustrar las portadas de los discos. Young, que también canta en un par de temas, redondea la imagen surreal de The Penguin Cafe.
Japón
En 1982, la orquesta del pingüino viaja al país del sol naciente, donde Simon Jeffes reafirma su vocación zen budista. Tras la gira, el británico pasa unos días en Tokio con el compositor nipón Ryuichi Sakamoto.
John Cage
En el verano de 1992, Peter Gabriel convoca una grabación colectiva en sus estudios de Bath. Allí, Jeffes recibe la noticia de la muerte de John Cage, una de sus principales influencias. Escribe un tema en su memoria.
Televisión
Cadenas de Reino Unido, Alemania, Argentina y España utilizan canciones de The Penguin Cafe Orchestra para ambientar programas y publicidad. Su sonido amable también se escucha en spots de Eurotunnel, Hewlett Packard y Ford.
Ukelele
La guitarra mínima de Hawai comparte protagonismo con una panoplia de instrumentos en The Penguin Cafe. La alineación más estable incluía tres ukeleles, violines, armonio, acordeón, oboe, chelo, viola, órgano y bongó.
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