Este artículo se publicó hace 4 años.
Los favoritos de MidasGuillermo Toledo: "La vida se disfruta más cuando participas en acciones colectivas en busca de la justicia social"
Netflix estrena este viernes ‘Los favoritos de Midas’, miniserie de seis episodios protagonizada por Luis Tosar que es mucho más de lo que aparenta de inicio.
María José Arias
Un chantaje millonario a un empresario y vidas anónimas amenazadas por una organización autodenominada Los favoritos de Midas. Ese es el punto de partida la serie del mismo nombre creada por Mateo Gil, quien también dirige, y Miguel Barros. Cuenta en su reparto con Luis Tosar, Guillermo Toledo y Marta Belmonte en los papeles de un empresario (Víctor Genovés), un inspector de policía (Alfredo Conte) y una periodista (Mónica Báez) que se ven envueltos en una trama de thriller con un profundo calado social, político y moral muy pegada a la actualidad.
Basada en un relato corto de Jack London titulado The Minions of Midas, este se reinventa y actualizada para trasladar la acción a un Madrid de hoy en día que está siendo testigo del hartazgo, de la lucha de una parte de la población contra un sistema injusto. Las revueltas, los disturbios y las cargas policiales se suceden día y noche en las calles mientras en una de las cuatro torres emblema del Madrid más empresarial el recién ascendido a presidente de un conglomerado tiene demasiados frentes abiertos: un junta contraria a su nombramiento, el citado chantaje y una vida familiar en caída libre.
Él es Víctor Genovés, al que da vida Luis Tosar. Destinatario de las cartas firmadas por los ‘favoritos de Midas’, estos le exigen 50 millones de euros que puede desembolsar a plazos. Si no accede al pago, una persona con la que no guarda relación alguna morirá. Y así, cada vez con menos días entre una muerte y otra, hasta que pague la cantidad exigida. Con eso sobre la mesa, tanto Genovés como el resto de salpicados por el caso han de lidiar con el peso de su conciencia, el idealismo, la moral y la pregunta de cuál es el precio de una vida y hasta dónde está dispuesto cada uno a llegar.
Algo que, según explica Marta Belmonte en su conversación con Público junto a Luis Tosar, cada personaje afronta desde su propio ámbito, desde su parcela de terreno. Sea esta la periodística, la empresarial o la de la ley. Los protagonistas actúan guiándose por lo que consideran correcto y por el bien individual o común según el momento de la trama en el que se encuentren en el marco de un texto con tantas capas como si de “cebolla” se tratase, como apunta Tosar, y que requiere de más de un visionado para descubrirlas todas.
Orquestar un guion así, cuya complejidad se aprecia ya desde el primer episodio, no ha de ser fácil. Aunque Mateo Gil, su artífice, reconoce que no sabría responder con claridad cómo se consigue. Cuenta que fue “un proceso de escritura rápido” (de unos ocho meses) en el que al final prácticamente estuvo solo porque, si bien la idea la venían trabajando desde hace tiempo Barros y él, llegado el momento de ponerse a escribir el primero estaba inmerso en la escritura de Gigantes para Enrique Urbizu.
Mateo Gil: “La frivolidad respecto a determinados problemas percibida a mi alrededor está en ‘Los favoritos de Midas’”
“Me pegué la gran paliza. Pero creo que la ventaja y la razón por la que pude meter muchas capas, orquestarlo todo y que no se me fuera de madre es que esta idea lleva mucho tiempo en nuestras cabezas, en la de Miguel y en la mía (…) La hemos meditado mucho. Digamos que los pilares filosóficos, si quieres, o morales, o políticos de la historia los teníamos clarísimos”, resume. La clave estuvo en encontrar “rápido” la estructura para desarrollarla por episodios (en un primer proyecto iba a ser un largo) y “a partir de ahí vas construyendo tirando de experiencia”.
El peso de la conciencia y la felicidad
La conciencia, la moralidad, la justicia social… Todos son temas que se tratan en Los favoritos de Midas y que, según explica su creador, tienen mucho que ver con su propia experiencia vital. Aunque por momentos pueda llegar a extraerse la conclusión de que no tener conciencia hace que ser feliz sea más accesible, Mateo Gil puntualiza que “decir que ser un inconsciente te da más felicidad es demasiado genérico, demasiado fácil, pero es cierto que cuando yo escribía tenía en mente algo que yo veía mucho a mi alrededor. Quizá a partir de la crisis de 2008 las cosas han empezado a cambiar, pero durante mucho tiempo me llamaba la atención a mi alrededor, en gente de la cultura, gente culta y lista, la increíble poca implicación que había en el malestar de los demás. Esa increíble falta de empatía”, argumenta el ganador de cuatro premios Goya.
Mateo Gil: "Aceptas que la vida hay que disfrutarla, es casi una obligación moral, pero eso no significa desvincularte emocionalmente por completo del que no puede disfrutar"
“Quizá, como vengo de una familia humilde, siempre he tenido mucha conciencia de que se puede estar en una situación jodida. Y la frivolidad con respecto a determinados problemas que yo he percibido a mi alrededor durante mucho tiempo está en la serie. Esta cosa de ‘a ver, ¿a ti te ha tocado estar entre los jodidos? Pues relájate y vive la vida’. Eso lo he visto a mi alrededor muchísimo. Aceptas que la vida hay que disfrutarla, es casi una obligación moral, pero eso no significa desvincularte emocionalmente por completo del que no puede disfrutar. Es algo que me ha chirriado mucho, esa desvinculación emocional”, concluye.
Sobre la conciencia social y esa moral social a la que Tosar hace referencia como contrapunto a una individual que no siempre funciona como debería como vehículo hacia el bien común, Guillermo Toledo contribuye a este discurso tan presente en la serie afirmando que “la vida se puede disfrutar teniendo conciencia también”, aunque obviamente hay cierto sufrimiento “porque si eres empático tienes que sufrir aunque a ti no te esté sucediendo nada terrible”. Sabe de lo que habla. Él lleva años en ese lado.
“Doy fe de que se puede luchar, se puede pelear, se puede uno organizar, ir a manifestaciones, estar en asambleas, en movimientos sociales y disfrutar ampliamente de la vida porque precisamente en esos círculos es donde vas a encontrar a gente maravillosa, que está dispuesta a ceder su comodidad para defender los derechos colectivos. (…) En cuanto tienes una conciencia universal, humanística y empática, cualquier cosa que esté sucediendo o cualquier sufrimiento que este sistema capitalista le esté generando a los demás te tiene que afectar también”, argumenta. Es más, continúa en su alegato a favor de la empatía y la implicación, “creo que la vida se disfruta más cuando participas en acciones colectivas en busca de la justicia social, por resumir”.
Un viaje por el espectro moral
Una de las partes más jugosas de Los favoritos de Midas como historia y retrato de actualidad es la sutileza de sus interpretaciones y la gran cantidad de detalles que se aprecian en ellas y en el guion. Tanto es así que, como comenta Luis Tosar, a la hora de ponerle voz debían medir al milímetro cada palabra y cómo esta era dicha. Un mínimo cambio o improvisación podía hacer que el sentido de las mismas cambiase. Tener como director a quien también había sido el guionista dice el actor gallego que les fue de gran ayuda. Como también que fuese tan “tiquismiquis”, tan meticuloso, en ese aspecto.
Lograrlo es un trabajo en equipo al que contribuye un talento, a veces poco reconocido, que Mateo Gil ha querido destacar de sus protagonistas, a los que describe como “gente que sabe leer (…), que entienden lo que se está diciendo cuando lee un texto. Luis y Willy en ese sentido tienen una capacidad enorme de entender lo que conlleva una frase, lo que supone, lo que hay detrás o delante”. Los matices, los tonos, los gestos y los segundos planos son tremendamente importantes en Los favoritos de Midas.
Los matices, los tonos, los gestos y los segundos planos son tremendamente importantes en 'Los favoritos de Midas'
Esta miniserie plantea un viaje a lo largo de todo el espectro moral en base a distintas posturas que en ningún momento se muestran inamovibles. Ni dentro de la historia, ni fuera. Porque se puede estar de acuerdo con un personaje en una escena y dejar de estarlo en la siguiente o, merced a los argumentos dados, llegar a comprender dos puntos de vista totalmente opuestos. “Eso es lo que siempre he admirado de las grandes dramaturgias, que sabían plantearte las aristas de un tema por más que hubiera una que venciera o no. Ojalá sea así. Ojalá sea como tú lo describes para muchos espectadores, porque esa es la idea de la serie. La serie no pretende darte una única respuesta. Además, elude las respuestas fáciles. Pretende abrir un debate y que, efectivamente, puedas entender un montón de puntos de vista diferentes”, comenta Mateo Gil sobre esta apreciación sobre su trabajo.
Para Guillermo Toledo, precisamente eso, que “ninguno de los personajes sea lineal en ningún momento, que todos tengan sus dilemas morales y éticos durante toda la serie, que vayan cambiando de opinión, que no haya héroes”, es uno de los “puntos fuertes” de Los favoritos de Midas. Porque, como él mismo apunta, “todos pasamos por situaciones en las que tenemos que tomar una decisión, todos pasamos por el aro en algún momento, todos nos negamos a pasar por el aro en un momento dado y creo que eso enriquece mucho a los personajes porque les hace muy reales”. Al final, “tienen sus dudas a lo largo de toda la serie. A veces tomas decisiones equivocadas y otras, no. A veces se toman decisiones influenciadas por el poder, por un jefe, por una pareja…”. Y, como les ocurre a Víctor, Mónica, Conte y a un elenco de secundarios extraordinario, es algo que pasa también en el mundo real.
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