Este artículo se publicó hace 4 años.
La forenseSerinda Swan (‘La forense’): "La enfermedad mental puede ser tan pequeña como una gripe o tan importante como una enfermedad terminal"
Calle 13 estrena este viernes, a partir de las 22:00 horas, la segunda temporada de La forense. Hablamos con su protagonista, Serinda Swan.
María José Arias
Madrid-
La Forense, cuya segunda temporada llega a Calle 13 este viernes, se basa en los libros de M.R. Hall y tiene como protagonista a Jenny Cooper, una mujer de una fortaleza encomiable. Para Serinda Swan, quien presta voz y rostro al personaje y con la que habló Público a su paso por Madrid, Jenny "no es una forense que es persona, sino una persona que da la casualidad que trabaja como forense" y por eso, porque lo que prima es su complejidad, es por lo que para ella resulta "tan gratificante este trabajo".
Con sede en Toronto -la acción se localiza allí y algunos de los casos narrados en el guion están inspirados en sucesos ocurridos en dicha ciudad-, esta es la primera ficción en la que Swan, conocida por muchos seriéfilos por su papel de Zatanna en la lejana Smallville y el de Medusa en la más reciente Inhumans, disfruta de una protagonista. Aunque los nervios eran mayores durante la primera temporada por el peso de la responsabilidad, reconoce que estos no desaparecieron durante el rodaje de la segunda "por todas las cosas por las que va a pasar mi personaje desde el punto de vista físico, emocional y mental (…) Eso también me impone".
La forense protagonista rompe con los roles de interpretación de los hombres y le da un giro a la historia
Que la forense protagonista sea una mujer cuando lo habitual es que este tipo de roles los interprete un hombre le da un giro a la historia que Swan cree que aporta un plus, y que, además, posibilita que se den escenas como la rodada en un huerto en el primer episodio de este nuevo arranque de temporada en la que se deja entrever una sensibilidad que de otro modo no habría sido posible. Sin desvelar de qué se trata, la actriz canadiense explica que "esos son los momentos que más me gustan de la serie, me gustan mucho los casos, pero lo que más me gusta es la humanidad" que muestra.
Una de las cosas que más pueden llamar la atención a quien se asome por primera vez a La Forense -la primera temporada está disponible en el servicio bajo demanda de Movistar+- es que la muerte, en su sentido más abstracto y poliédrico, sea un personaje más. Algo que tiene mucho sentido teniendo en cuenta la profesión de Cooper, pero en lo que se va un paso más allá.
Esto responde, explica Swan, a que "a la gente le fascina la muerte porque es algo muy lejano pese a que todos la experimentamos. Para mí eso es muy interesante porque antes vivíamos en pueblos y éramos mucho más conscientes de la muerte, pero ahora ocurre en hospitales. Es como que no estamos en contacto con ella y tenemos una relación muy interesante con la muerte. Así que sí, es como un personaje más. No solo en la vida de Jenny, sino en la de todos los personajes".
Está presente en los casos, obviamente, pero también fuera del trabajo. "En el primer capítulo se habla de la muerte de la hermana de Jenny y nos damos cuenta de que hay mucho que ella está reprimiendo. La segunda temporada se centra mucho en la represión y vamos viendo cómo se va haciendo consciente de este trauma, que para mí como actriz es increíble y, desde luego, es todo un reto", avanza.
La forense se atreve también con un tema poco explorado en la ficción televisiva: la enfermedad mental. Algo que su protagonista aplaude ya que considera, y no le falta razón al afirmarlo, "que es algo de lo que no se habla lo suficiente" porque "todavía hay mucho estigma alrededor y hay que normalizarlo porque muchos de nosotros sufrimos enfermedades mentales". Además, continúa, esta "no tiene que ser del tipo de enfermedad por el que te hospitalizan o estás gritando en medio de la calle. Las enfermedades mentales, en mi opinión, pueden ser tan pequeñas como una gripe o tan importantes como una enfermedad terminal".
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Para que se entienda bien su argumento Swan profundiza en él explicando que "todo el mundo tiene una gripe de vez en cuando. Te puede dar simplemente por estar en contacto con la persona equivocada". Con la enfermedad mental puede ocurrir lo mismo, también puede producirse por relacionarse con otra persona. Su personaje lo sufre. Arrastra un profundo trauma y lidia con él cómo puede. Le provoca sonambulismo, alguna crisis, ansiedad… Y, pese a todo eso, en su trabajo es "muy competente" y puede sacarlo adelante como cualquiera. De ahí que señale que, a su modo de ver, "es muy importante ver un personaje así de completo en televisión".
Pero que todos estos traumas y muerte no lleven a engaño, La Forense no es una serie profundamente oscura. En sus guiones hay cierto ejercicio de proporcionalidad y en ellos también se cuela el humor, la esperanza y la alegría del día a día. "El equilibrio es la humanidad. Un día estás llorando y, de repente, al siguiente segundo estás riéndote. Nos pasa a todos. Creo que representa muy bien la vida real y que siempre hay comedia incluso en los momentos más dramáticos. Me gusta que no sea siempre tan duro, tan complicado", comenta Swan.
Los prejuicios y la imagen
Para Swan el papel de Jenny ha supuesto un revulsivo en su carrera por varios motivos. El primero, porque es su primer papel protagonista en una serie. El segundo, porque venía de participar en Inhumans, una producción que estaba condenada al fracaso casi desde ese primer momento en el que se hicieron públicas las primeras imágenes promocionales. Y el tercero, porque le ha servido para reivindicar su valía más allá de su físico.
Del rodaje de la adaptación de los cómics de Marvel se llevó uno de los momentos más incómodos de su carrera. Por cuestiones de guion se rapó la cabeza y eso hizo que muchos seguidores y supuestos fans la criticasen por haber acabado con una de sus señas de identidad, según ellos, o aniquilado parte de su femineidad.
"Durante gran parte de mi carrera me han juzgado y llamado para castings por cómo soy físicamente" afirma la actriz
De aquello, la canadiense se queda con que no deja de ser una muestra más de la manera en la que Hollywood juzga a las actrices y la presión a la que son sometidas por su físico. "Durante gran parte de mi carrera me han juzgado y llamado para castings por cómo soy físicamente. Algo que no tiene nada que ver conmigo, sino con mis padres", resume.
"Me di cuenta hace mucho tiempo que la manera en la que me ven los demás no debería cambiar la manera en la que yo me veo a mí misma. Aquello fue como una forma de practicar esta filosofía que tengo. He seguido manteniendo el pelo corto porque me gusta, pero ha sido interesante comprobar cómo, como en Hollywood, eso me limita. Incluso a día de hoy", sentencia antes de despedirse.
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