Este artículo se publicó hace 13 años.
Francia reinventa la crisis de los 40
Después de arrasar en el país vecino con más de 5 millones de espectadores, se estrena 'Pequeñas mentiras sin importancia'
Éric es un hombre guapo, seguro de sí mismo y de gran éxito con las mujeres, pero en el fondo está roto porque echa de menos a la única que ya no le quiere. Max ha triunfado en los negocios y considera que su vida está impecablemente organizada, pero el impulso homosexual de su mejor amigo le da tanto miedo que no sabe cómo comportarse. Ellos dos y otros ocho personajes componen un grupo de amigos que parece sólido, pero que amenaza con desmoronarse porque todos, en el fondo, piensan mal los unos de los otros.
En todas estas situaciones, la solidez aparente se resquebraja por la acción de pequeñas verdades que no se dicen en voz alta ni a uno mismo por no molestar. En castellano, diríamos que los protagonistas meten la basura debajo del felpudo. En francés, hablan de pequeños pañuelos para tapar los problemas. Son Les Petites Mouchoirs que dan nombre a esta película, la última del francés Guillaume Canet, que llega a España este viernes con el título de Pequeñas mentiras sin importancia.
La cinta recaudó 32 millones de euros en sus primeras seis semanas
El filme retrata las vacaciones de un grupo de amigos entre los 30 y los 40 años. Es un tema habitual en la cinematografía francesa, pero Canet ha conseguido, en cierta manera, reinventarlo gracias a un uso constante del primer plano. El director ha hecho una película "de actor, no de director", según confesó durante su visita a la Mostra de Valencia. "Quería transmitir una enorme cercanía respecto de los actores. Se trataba no sólo de ver, también de escuchar", dijo. Para conseguirlo, usó muchas lentes que le ayudaron a centrar la atención en el actor y desdibujar el entorno.
Fruto de ese empeño es una película cercana, de andar por casa, en la que el espectador casi podrá sentirse un personaje más. Desde la butaca, observará cómo los protagonistas padecen grandes crisis emocionales y sentimentales, que afrontan como pueden, con actitudes a veces típicamente adolescentes. En este sentido, abundan las escenas llamativas, como declaraciones de amor desesperadas, bajo la ventana de un ex, o noches interminables de obsesivas miradas al móvil a la espera de la contestación a un mensaje.
El filme de su vidaGuillaume Canet, su director, ha centrado la cámara en el trabajo de los actores
La película ha sido un éxito en Francia, donde cinco millones de espectadores han pasado por taquilla y donde sólo le bastó seis semanas para recaudar 32 millones de euros. La clave es que muchos miembros de una generación, la que tiene ahora entre 30 y 40 años, se ven reflejados en los problemas y la forma de actuar del grupo de amigos. Así lo admitió Canet: "La gente se ha identificado con los personajes y los personajes han conmovido al público".
Canet no ahorra en guiños a esta generación que, por edad, es también la suya. El filme caricaturiza la forma de vida de unos personajes que llevan las modas al extremo, que se pierden en la búsqueda de la espiritualidad y hace una llamada de atención sobre las prisas de la actualidad. Les Petites Mouchoirs es su trabajo más personal: cuenta experiencias personales, "algunas dolorosas" y, según la prensa francesa, se trata de la "película de su vida".
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