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Gaudí, 90 años sin el genio de la arquitectura modernista catalana

Su nombre y su obra atravesaron un período de ostracismo, hasta que las corrientes vanguardistas y el movimiento internacional le recuperaron y fue presentado como un ejemplo de modernización y renovación de la arquitectura del siglo XX.

Gaudí, 90 años sin el genio modernista

EFE

BARCELONA.- Hoy hace exactamente 90 años que murió en Barcelona, tres días después de ser atropellado por un tranvía, el arquitecto catalán Antoni Gaudí, el máximo representante del modernismo arquitectónico en España. Antonio Gaudí Cornet nació en Reus (Tarragona) el 25 de junio de 1852, hijo de un calderero de Riudoms (Tarragona), y vivió una infancia enfermiza en la que padeció frecuentes dolores reumáticos que le acompañaron toda su vida y que le marcaron el carácter.

Se trasladó a Barcelona a los 17 años para estudiar Arquitectura que, debido a la falta de recursos, simultaneó con el trabajo de delineante y proyectista, lo que le permitió trabajar junto a conocidos arquitectos como Josep Fontseré y Joan Martorell. El 15 de enero de 1878, con 26 años, obtuvo el título de arquitecto. A la espera de realizar obras de mayor envergadura, sus primeros trabajos fueron de carácter decorativo, como el diseño de una vitrina para una conocida guantería de Barcelona, la Casa Comella, destinada a la Exposición Universal de París de 1878.

El industrial Eusebi Güell, empresario del sector textil, quedó prendado de la modernidad y elegancia de aquella vitrina y, tras conocer a Gaudí, se convirtió en su principal cliente y mecenas. Poco más tarde comenzó a colaborar con el arquitecto Martorell en varios encargos y proyectó un pabellón de caza para Eusebio Güell, aunque éste nunca se llevó a cabo. Su relación con Martorell le permitió encargarse de la dirección de la que sería su obra monumental, la Sagrada Familia. En 1883, tomó el mando de las obras y a ella le dedicó 43 años de su vida.

Desde ese año, y compaginando su trabajo en la Sagrada Familia, proyectó numerosas obras que, criticadas inicialmente, se convirtieron en muestras y símbolos de su arte. Edificó la villa "El Capricho" (1883) en Comillas (Santander), el Palacio Güell (1886), en Barcelona, y el Palacio Episcopal en Astorga (1889) y la "Casa Botines" (1891), ambos en León. En 1900 trabajó en la casa Bellesguard (Barcelona) y empezó el famoso Parque Güell, que en principio debía ser una ciudad-jardín de sesenta chalets para la alta burguesía, y tres años más tarde aceptó la reforma de la Catedral de Palma de Mallorca.

Su nombre y su obra atravesaron un período de ostracismo, hasta que las corrientes vanguardistas y el movimiento internacional le recuperaron y fue presentado como un ejemplo de modernización y renovación de la arquitectura del s. XX

La Casa Batlló (1904) y "La Pedrera" (1906), ambas en el paseo de Gracia de Barcelona, son dos claros exponentes de su complejo "arte curvo" y uno de los principales reclamos de la capital catalana. A partir de 1910, Gaudí llegó a tener la máxima fama y renombre, y fue reclamado por los norteamericanos, que le encargaron un hotel en Nueva York, que no llegó a materializarse. Gaudí no sólo revolucionó la arquitectura, además fue un creador prolífico: diseñó muebles, mosaicos, elementos decorativos, hierro forjado y todo elemento que formara parte de sus construcciones.

Desde 1911 y hasta su muerte se dedicó en exclusiva a La Sagrada Familia, donde llegó incluso a fijar su estudio. El 7 de junio de 1926 fue atropellado por un tranvía que le causó heridas tan graves que murió tres días después en Barcelona. Fue enterrado en la cripta de La Sagrada Familia y, tras su muerte, su nombre y su obra atravesaron un período de ostracismo, hasta que las corrientes vanguardistas y el movimiento internacional le recuperaron y fue presentado como un ejemplo de modernización y renovación de la arquitectura del siglo XX.

El 13 de mayo de 2003, el arzobispado de Barcelona concluyó el proceso para pedir a Roma la beatificación del arquitecto y el 9 de julio del mismo año la Congregación para las Causas de los Santos de Roma procedió a la apertura del proceso de beatificación.

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