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«Los grupos de pop ya no podemos inventar nada»

Los granadinos Lori Meyers se hacen mayores con su tercer LP, ‘Cronolánea'

JESÚS ROCAMORA

Un lío de camisetas y un atascazo en la calle Atocha (¡¿pero a quién se le ocurre convocar una manifestación un jueves?!, dice a gritos un taxista parado) hacen que los miembros de Lori Meyers lleguen tarde a la Sala Sol, donde todo el mundo parece ocupado en bajar corriendo los instrumentos de la furgoneta para la presentación superexclusiva (sólo invitados) de su tercer larga duración, Cronolánea (Universal). Tienen el tiempo justo para hacer las pruebas de sonido, tomarse una caña volando y hablar del disco. 'Y un artista siempre defiende a muerte su último trabajo', avisa de entrada Noni, cantante y guitarrista, que comparte mesa  con Sergio, bajista de la banda. Pues nada: a darse prisa.

Han pasado tres años desde Hostal Pimodan, un disco 'polémico' que hizo que la banda protagonizara 'toda una telenovela', recuerda Noni, a partir de su salida dando un portazo del sello independiente Houston Party y su fichaje por Universal. El grupo estaba agotado tras publicar el disco dos veces (en ambos sellos) y sendas giras de conciertos, así que 'se nos ha ido el tiempo un poco de la mano...', suspira Noni. 'Lo que hemos hecho ha sido descansar, estar con los amigos, volver a ver a la familia... las cosas normales'. 'Queríamos recuperar lo cotidiano, inspiración para hacer más canciones', dice Sergio. Se han relajado con viejos discos de los Beach Boys y Frank Sinatra y la Play 3 ('soy un friki de los videojuegos', confiesa Noni)... y han parido su 'disco de madurez'.

Blasfemias pop

Y es que Cronolánea (el título hace referencia a 'lo misceláneo de una banda de cuatro amigos que se conocen desde pequeños y la línea temporal que nos lleva hasta la madurez actual') es un disco 'grande'. Ellos mismos lo repiten con frecuencia a la hora de hablar del sonido de un álbum que ha sido producido por el tándem americano Ken Coomer-Charlie Brocco (Uncle Tuppelo, George Harrison), mezclado en Nashville y masterizado en Nueva York por el mismo tipo que trabaja para Justin Timberlake, 'algo que nos la sopla pero que da confianza'.

¿Resultado? Lo dicho: que se han hecho mayores. 'Con el primer disco teníamos 19 ó 20 años. Hemos madurado porque sabemos mejor el sonido que queremos: antes no hacíamos lo que queríamos sino lo que podíamos', dice Sergio. Noni aclara: 'Pero para los grupos de pop como nosotros, basados en los Beatles o los Who, es muy difícil inventar nada. Es una blasfemia: no creo que hagamos nunca una canción mejor que los Byrds, aunque puede que sí una con los mismos acordes'. 

Otra razón que hace de este un disco grande es su primer sencillo, Luces de Neón, que les ha dirigido Félix Viscarret, flamante premio Goya por Bajo las estrellas. 'El guión es de un amigo que había trabajado con él. Con amigos de amigos hemos hecho muchas cosas. De cañas con él fue como surgió la idea...', aclara Noni.

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