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"Esta guerra no es ningún motivo de celebración"

Una exposición en la Biblioteca Nacional de 180 grabados y dibujos desmitifica la gloria de 1808

PAULA CORROTO

Yo lo vi. Así tituló Francisco de Goya uno de sus grabados sobre el conflicto que enfrentó a españoles y franceses en 1808. La imagen muestra a un grupo de personas huyendo de las llamas y la muerte que durante aquel año asolaron las calles madrileñas. Goya vio el horror y lo dibujó. Una fotografía sobre el drama de Irak realizada por cualquier agencia sería hoy igual de explícita.

Este grabado de Goya pertenece a la exposición que acaba de inaugurar la Biblioteca Nacional de Madrid, Miradas sobre la guerra de la Independencia. En total se muestran 180 obras entre estampas, dibujos, grabados y textos aparecidos en los periódicos sobre aquellos meses de dolor.

Como un cronista oficial, como si de un fotoperiodista se tratara, aparece el pintor zaragozano, quien en su obra jamás dio pábulo a la gloria, a la heroicidad. De él se muestran hasta 40 grabados, cuya visión de los hechos enlaza con la del comisiario de la muestra Valeriano Bozal, quien admite sin rubor que 'esta guerra no es motivo de celebración'.

Una tesis sobre el conflicto

El público no puede esperar en este recorrido una exaltación de la valentía de los españoles frente a los franceses, tan de moda con este Bicentenario propagandístico. Al contrario, la exposición es toda una tesis sobre quiénes desencadenaron el conflicto -la Iglesia y la monarquía absolutista de Fernando VII aparecen señalados con el dedo-, sobre los hechos -masacres, bombardeos, muertos- y sus consecuencias-periodicos censurados y abolición de la Constitución progresista de 1812.

'Hemos querido dar varias visiones de lo que significó esta guerra', explica Bozal. La primera de ellas es constatar que fue un conflicto donde la religión tuvo mucho que ver. De ahí que en los grabados y dibujos aparezcan muchos curas siempre cerca de la monarquía española. La segunda es clarificar que, a pesar que el fin de la lucha contra los franceses trajo consigo la abolición de muchas libertades, es evidente que el absolutismo quedó herido de muerte.

La mirada se cierne, asimismo, sobre los afrancesados, que quedan redimidos. 'Siempre han sido tachados de traidores, pero fueron unos patriotas que también defendieron a su país. Y no nos hemos olvidado tampoco de los que ni se significaron como afrancesados, ni como absolutistas, sino que eran liberales', asevera Bozal.

Dividida en siete partes donde la sátira política también tiene su espacio, la exposición culmina con una imagen impactante. Es un grabado de Goya sobre el coloso, que se pregunta ¿cómo hemos llegado a esto? Esa es la cuestión.

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