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'La Habitación Roja' en Torrevieja y los topicazos de un concierto de rock n' roll

HOY, LA HABITACIÓN ROJA

Muchos son los tópicos que acompañan a la rockn'roll way of life. Algunos exageran en demasía, otros son, directamente, mentira. La (gran) mayoría, en cambio, existen y ocurren en cada concierto. Todos esos topicazos serán obviados en esta narración, y ahora veréis por qué.

En la furgoneta que llevamos desde Valencia hasta Torrevieja, La Mandanga, había carros de bebé, sillitas para transportarlos y muchas maletas. Había dos niñas de 2 y 4 años llamadas Frida y Erika. No, de momento esto no es muy rockn'roll.

'Después del concierto había McDonalds 24 horas. Y, a las 4 de la mañana, había gemidos femeninos que se escuchaban desde los pasillos'

Antes de ir al recinto donde se celebraría el concierto pasamos por el aeropuerto de San Javier (Murcia). Para el que no lo conozca, es el típico aeropuerto lleno de guiris en bañador con marcas de sol en su piel, gafas de sol grandes y peinados imposibles. Aunque la estampa se asemeje al FIB, no, esto tampoco es rockn'roll.

El concierto se celebraba junto al puerto de Torrevieja, donde deben pasar sus vacaciones un gran número de antiguos ganadores del Un, dos, tres. En la parte de arriba del escenario se podía leer que allí se celebraba el concurso anual de Habaneras de Torrevieja. Las Habaneras y el Un, dos, tres no tienen tampoco nada en común con el rockn'roll.

El hotel se llamaba Torre Joven (mordaz juego de palabras), y tenía un desagradable tufillo a película de Pajares y Esteso. Ver a Axel Pi en el hall del hotel con unos shorts muy shorts y toalla de baño, y a Marc Ros (ambos de Sidonie) con escoba y recogedor saliendo del ascensor también está alejado del mito del rock'n'roll. Ya sabéis, aquello de 'sexo, drogas y rockn'roll'.

Durante el breve trayecto que separaba el hotel del recinto del concierto, pudimos observar un trasiego de gente que iba y venía por el paseo marítimo de Torrevieja. Se trataba del turismo de las tres P: playa, pipas y paseo. El paseo marítimo estaba abarrotado pero no creímos que esas personas tuvieran pensado acercarse al concierto. Esa gente no era muy exacto, no era muy rockn'roll.

Pero cuando llegamos al backstage Botellas de Beefeater y Jack Daniel's, paquetes de tabaco Pueblo encima de flightcases, amplificadores y guitarras a cascoporro, técnicos de sonido y backliners con camisetas de giras de otros grupos, pantalones de pitillo, botas de piel, sombreros y camisas de cuadros. Y también había fans enloquecidas en primera fila. Había: '¡Buenas noches Torrevieja!', había brindis en el escenario, había luces cegadoras, había arengas demagógicas, había firmas de autógrafos, había concejales en traje, había: '¡No os oigo Torrevieja!'. Había incluso una chica guapa con guitarra y vestido (Anni B. Sweet) con la que muchos (casi todos) quisieron departir después de su concierto. Incluso, después del concierto había McDonalds 24 horas. Y, a las 4 de la mañana, había gemidos femeninos que se escuchaban desde los pasillos y habitaciones del hotel.

Al día siguiente por la mañana, más gemidos. También había resaca y gafas de sol, y Espidifen y un buen arròs a banda en La Matandeta para mitigarla. Vaya, parece que sí, que los tópicos del rock'n'roll son ciertos. Dichosa rock'n'roll way of life.

 

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