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"Habría estado bien que Nirvana hubiera hecho un disco de flamenco"

Cristina Llanos, voz de la banda madrileña, afronta la recta final de la gira conmemoración a los 15 años de su disco más exitoso, el 'Devil came to me', del que vendieron 800.000 copias

YERAY CALVO

La historia de Dover es la historia de la perpetua reivención. Dieron el gran pelotazo con el Devil came to me allá por 1997. Tras el disco que les catapultó a la fama y del cual vendieron 800.000 copias, decidieron apostar por lo imprevisible como forma de entender la música. Unos cambios de registro que en un ecosistema musical como el español les ha costado multitud de críticas, insultos y ataques de todo tipo. Su pecado, realizar un disco de canciones de baile de pop electrónico, Follow the city lights, tras una trayectoria basada en el rock guitarrero y alternativo, que a la postre, resultó un éxito comercial. La banda, compuesta por las hermanas Cristina y Amparo Llanos -voz y guitarra respectivamente-, Jesús Antúnez y Samuel Titos -batería y bajo- se encuentra en la recta final de la gira conmemoración de los 15 años de su disco más exitoso, y para el que se han vuelto a colgar las guitarras más distorsionadas para la ocasión. Un paréntesis para el recuerdo y para la celebración.

¿Cómo recuerdas aquellos momentos en los que no eráis conocidos y pegasteis el pelotazo con el Devil Came to me?

Lo recuerdo como un sueño hecho realidad. Pasamos de ser un grupo muy pequeño a cuestión de tres meses tocar mucho, ya se notaba que era una cosa imparable. Lo disfrutamos muchísimo. Para un grupo no hay nada mejor.

¿Eráis conscientes de que era un gran disco?

Sí, estábamos muy orgullosos y satisfechos del disco que habíamos hecho. De ahí a pensar que se podía traducir en éxito comercial yo creo que no. Aunque en tus sueños más locos puedas pensar que hemos hecho un discazo, era inimaginable llegar hasta ese nivel de ventas reservado a grupos que cantaban en castellano, que tenían otras características en general, con guitarras más bajas. Era un disco de rock duro cantado en inglés, no teníamos papeletas para tener éxito.

¿Os sentís pioneros de algún modo?

Era más una sensación de que Dover podía ser la esperanza para los grupos que no encajaban en lo que entonces era el mainstream puro y duro.  Pero ya había muchos grupos que hacían música similar a la nuestra.

¿Devil came to me es vuestro mejor disco?

Es el disco más importante, el que supuso para nosotros pasar de ser un grupo que no tocaba nada, a tocar cinco noches a la semana. Nos cambió la vida. Es uno de nuestros mejores discos, yo creo que para nosotros junto a Follow the City Lights.

Coinciden con los más exitosos a nivel comercial. ¿Hay algún otro disco que no tuviera tan buena acogida pero que sea importante para vosotros?

Yo creo que estos son nuestros dos mejores discos y la gente lo ha percibido así también, pero luego tú como artista también tienes discos importantes, como el último, I Ka Kené, o The Flame , que tuvieron mucha menos recepción por parte del público. No es que pensemos que nos quedaran tan redondos como el Devil came to me pero a lo mejor sí pensamos que son mejores de lo que la gente lo ha sabido recibir, pero eso siempre es un poco así.

¿Por qué crees que os ha pasado el pinchazo comercial con I Ka kené tras el éxito de Follow The City Lights ?

Nosotros tenemos siete discos, pues hemos tenido cuatro éxitos y dos fracasos, que tampoco se pueden llamar fracasos tremendos. A veces nos quejamos pero hemos tenido una carrera florida, es la verdad, no podemos quejarnos. Yo creo que eso no se puede medir, tú haces una cosa con toda tu ilusión y te metes de lleno en la música africana y la peña piensa, 'puf, a mí eso no me interesa nada'. Es una putada pero es comprensible, claro, a la gente no le puedes obligar que le guste lo mismo que a ti.

¿A vosotros como fans os gusta que los grupos cambien? ¿Si Nirvana en pleno boom se hubiera pasado a la electrónica, sinceramente, qué hubieras pensado?

Si me gustan las canciones me habría gustado, eso seguro. Porque no nos olvidemos que una cosa es ser oyente sin más y otra cosa es ser artista también. Es verdad que en aquel momento éramos un grupo muy pequeñito, pero eramos artistas. Sí que lo hubiera podido entender, y hubiera pensado, hostia, cómo me gusta esta canción, porque a mí siempre me ha seguido gustando mogollón Madonna, a la vez que me gustaba Nirvana, así que podía apreciar una buena canción de música de baile. También te digo que por personalidad, yo si soy muy fan como era en su momento de Nirvana, si Kurt Cobain se marcaba un disco de flamenco o de lo que hubiera sido, yo siendo muy fan, habría dicho 'ole sus cojones y hay que ver qué bien', porque esa es mi manera de ser y mi forma de verlo. Si Kurt Cobain decía lo que fuera iba a misa -sonríe-. En cualquier caso, si no me hubiera encajado, si no me hubiera gustado,  pero no porque cambie de estilo sino porque las canciones no me llegan tanto, pues no me llegan tanto, pero lo que no hago es enfadarme.

¿Viendo ahora el disco Devil came to me después de 15 años, cambiarías algo?

Si este disco no existiera y lo hiciéramos ahora seguramente sería diferente. Pero yo creo que las cosas son cuando tienen que ser y no lo cambiaríamos. Alguna vez nos ofrecieron regrabar ese disco para Estados Unidos y dijimos que no. Nosotros somos muy creyentes en que una cosa es como tiene que ser en ese momento. Es como repintar un cuadro de un pintor. Además creemos que sí han envejecido bastante bien.

Vosotros por los cambios de estilo que habéis ejecutado imagino que habréis sufrido la cólera de los más puristas ¿Existen muchos prejuicios musicales en España?

Se paga porque además hoy con internet la gente expresa sus sentimientos a lo loco, sin cortarse un pelo. A veces es doloroso cuando la gente ya insulta, incluso con unos arrebatos de odio que son desagradables para cualquier persona. Por muy extraños que sean no deja ser un ataque a nosotros. Te vas acostumbrando, pero no es agradable, la verdad.

Este fenómeno quizás se multiplica en internet, muchas veces bajo el anonimato...

Sí, pero cuando uno se dedica a algo así en público tienes que aprender a no leer esas cosas, a olvidarte, a intentar esquivarlo.


¿Habéis tenido que hablar de forma interna en la banda para hacer piña o no ha sido para tanto?

Es verdad que duele. Lo que hemos hecho es mantenernos en nuestra posición porque sabíamos que no estábamos haciendo nada malo a nadie. Lo teníamos muy claro entre nosotros y lo que hacemos es apoyarnos. Había veces que era más duro y había que aguantar, pero no solo gente de internet, sino periodistas, con tonos desagradables y haciéndonos sentir incómodos, pero también te digo que te acostumbras.

¿En que punto estáis ahora musicalmente? ¿Hacia dónde vais?

No lo tenemos claro. Son muchos años en los que no habíamos parado nada y creo que esta gira y este disco es como un lujo que nos hemos permitido para celebrar el Devil came to me. Ahora ya después de las navidades nos vamos a poner, no sabría decirte, no creo que vayamos a hacer grandes saltos mortales. Lo que nos gusta a la hora de hacer un disco nuevo es que sea una cosa que te emocione, que sea estímulos nuevos, que sea divertido. Son muchos años ya y aunque parezca mentira uno se puede aburrir de uno mismo.

¿Viendo el panorama social y político veis el vaso medio lleno o medio vacío? ¿Hay esperanza para el cambio?

Va por días, hay una parte de mí que quiere que las cosas se solucionen por si solas piensa pero estamos en un agujero bastante profundo y que probablemente nos queden varios años por delante de pasar. Cada día el telediario da más miedo verlo. A todos nos va peor pero hay gente que le va horriblemente mal y que incluso ya pasa hambre y se tira por la ventana en su casa. Me encataría que con una varita mágica decir ya, ya se ha pasado la crisis, pero de los primeros brotes verdes hasta ahora han pasado cuatro años.

A nivel de la industria musical, ¿estamos en un escenario nuevo y cada vez peor o se recuperará?

Supongo que volver a lo que era, nunca, pero probablemente en Estados Unidos, a menor escala, y en el mundo entero. Hay que moverse con los tiempos, inevitablemente vienen otras cosas y los tiempos de la industria musical en los que se vendían discos y había aviones privados probablemente vuelvan nunca más.

¿Vostros que habéis tenido una época de vender tanto, habéis vivido el despilfarrado y el lujo propio de una época dorada? ¿Lo del avión privado lo comentas por vosotros?

Nosotros, a nuestro nivel, eso lo hemos catado poquísimo. Una vez en unos premios en los que teníamos que llegar desde Barcelona a Málaga esa misma noche pues sí, nos pusieron una avioneta privada y fue horrible, con una tormenta horrible, que casi nos matamos, nos cagamos encima.

¿Vendiendo 800.000 discos a lo mejor os hubiera tocado 'catar' más, no?

Sabes que pasa, que nosotros por personalidad no exigíamos ese tipo de cosas, pero no por nada, sino porque no nos interesaba, no nos hacía falta que nos pusieran un Mercedes. Alguna vez nos lo pusieron, pero muy poco -risas- . Pero sí que veías que se gastaba el dinero a lo bestia y que probablemente no era necesario gastarlo de esa manera.

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