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"Hoy es complicado ser un Robinson del periodismo"

El periodista Manuel Ruiz Rico acaba de rescatar en un libro el Robinson urbano creado por Muñoz Molina en 1982 en 'Diario de Granada'

O. CARBALLAR / R. BOCANEGRA

'Pretendo contar la importancia de contar el mundo con palabras para hacerlo más entendible y humanizarlo y para conservar la memoria de las cosas que ocurren, las personas que existen, los hechos que nos pasan, para que este recuerdo no se pierda”, afirma el periodista Manuel Ruiz Rico (Sevilla, 1979) sobre la esencia de su primer libro: Antonio Muñoz Molina. El Robinson en Nueva York (Centro Andaluz del Libro). Ruiz Rico se adentra en el Robinson urbano creado el 7 de mayo de 1982 por el autor de Ventanas de Manhattan en Diario de Granada, símbolo de la libertad recuperada tras el franquismo. “El ejercicio de esa libertad es la base de su obra y es la base del periodismo”, sostiene Ruiz Rico, un Robinson en Etiopía –cubre actualmente la información sobre el Cuerno de África para Público–.

“La mejor literatura de la modernidad la han escrito los grandes robinsones”, comienza su primera crónica Muñoz Molina. ¿El periodismo es literatura?

El periodismo es literatura en la medida en que cuenta el mundo con palabras. Otra cosa es que haya mal periodismo del mismo modo en que hay mala literatura. A lo que el periodismo en realidad se contrapone es a la ficción. Como dice Juan José Millás, en el fondo, la única diferencia entre el periodismo y la ficción es que el periodismo no puede inventar cosas.  

Pero en la novela también hay fuente de verdad, como usted mismo recoge citando a Don DeLillo.

Lo que apunta Don DeLillo, y con él muchos autores de novela negra, es que puede que el periodismo, en muchas ocasiones, debido a que tiene que demostrar, verificar, contrastar aquello que va a narrar, puede tener limitado qué cosas contar. En esos casos la ficción es una herramienta extremadamente útil e imprescindible para contar esas realidades. Creo, de hecho, que la novela negra está cumpliendo desde la ficción con una labor de denuncia y de descripción de cómo son los bajos fondos y las cloacas de esta sociedad globalizada de una forma tan importante como lo pueda estar haciendo el periodismo. No hay más que leer las novelas de Mankell, Márkaris, Camilleri, Conolly…

«El ejercicio de la libertad es la base de su obra», afirma de Muñoz Molina El Robinson de Muñoz Molina es “el cronista del instante que uno quiere ser”. ¿El periodismo carece hoy de cronistas?

Creo que el periodismo debería apostar más por lo personal, por la firma. Hasta ahora, el estilo se ha solido mutilar siempre para no dejar rastro alguno de la presencia del periodista y esto ha derivado, como critica Tom Wolfe, en un zumbido aburrido que nada dice, que nada cuenta y que a nadie interesa en pro, además, de una objetividad que, en realidad, no existe.  

¿Están desapareciendo entonces los Robinsones del periodismo?

Sí. Leí hace poco a un periodista que escribió en su blog que hace años recomendaba a los jóvenes que acaban Periodismo que se fueran a un país lejano y que comenzaran a mandar crónicas; pero ahora, decía, esta recomendación ya no servía porque a los medios ya no les interesa nada de eso. Así es complicado ser un Robinson del periodismo, aunque hay que seguir intentándolo y, por supuesto, hay que tener siempre el espíritu del Robinson. Como dice Antonio Ramos Espejo, “hay que ser periodista por cuenta propia”.

Muñoz Molina dice que además de la noche está el día. ¿Hay más periodismo de día o de noche?

Debería haber más periodismo de día y de noche. De día, para tener más atrevimiento para contar las cosas que pasan delante de nuestros ojos, y ser persistentes, no dejar que desfallezcan “porque ya no son actualidad”, como he oído tantas veces. Cada día mueren miles y miles de personas en África a la luz de todo el mundo y a nadie parece importarle. Pero también por la noche, en el sentido de oscuridad, porque al otro lado de muchas puertas, en el silencio y la oscuridad de las oficinas, se toman muchas de las decisiones que andan por ahí jodiendo el mundo.

Muñoz Molina también advertía entonces de la deshumanización del ser humano. ¿Hay futuro?

Creo que es el gran reto de la humanidad. Por un lado, los riesgos de la tecnologización extrema, que hacen que la responsabilidad sobre las cosas sea muy vaga o incluso nula y que hace que se borre la relación entre tomar una decisión y sus consecuencias. Me sorprendió que Albert Speer, el ministro de guerra y el arquitecto de Hitler, concluyera con esta reflexión sus Memorias. Por otro lado, el filósofo alemán Oscar Negt advierte del riesgo, debido al capitalismo y la globalización extrema, de que se llegue, como se está llegando, a la figura de lo que él llama “el hombre universalmente disponible”, disponible para estar al servicio del mercado productivo.

¿Qué habría dicho hoy ese Robinson al escuchar a las víctimas del franquismo?

Estaría atónito y rebelde porque Robinson ama la verdad, la libertad, la justicia y está comprometido con el dolor de las víctimas de cualquier barbarie.

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