Este artículo se publicó hace 14 años.
"La Iglesia tuvo en Miguel Ángel al publicista de la religión católica"
El polémico fotógrafo Oliviero Toscani enseñó hace más de tres décadas con Benetton que la publicidad podía molestar y no dejar de vender
Sus trabajos han dado la vuelta al mundo. No le gusta la palabra fotoperiodismo, ni las categorías, ni los límites, y sus fotografías son un buen ejemplo de ello. Oliviero Toscani (Milán, 1942) combina la publicidad, la fotografía de moda y el activismo social con una provocación apabullante. Junto a Susan Meiselas, encabeza el cartel del OjodePez Photo Meeting, un nuevo punto de encuentro internacional para la fotografía documental en Barcelona. Durante su estancia, Toscani desprendió una actitud enérgica, lúcida y divertida.
¿Por qué dice que no se considera un fotógrafo?
Los fotógrafos son como maníacos sexuales, siempre piensan en las imágenes, y yo no siento atracción física hacia la fotografía, no soy un obseso fotográfico. Lo que me interesa son las imágenes publicadas, el negativo no me dice nada. No me gusta la masturbación en un cuarto oscuro.
¿Cómo se lleva con las nuevas tecnologías?
Vivimos un momento de gran des cambios, pero yo no dependo de la técnica. Había quien pronosticaba la desaparición de la fotografía, pero ocurre todo lo contrario. Hoy con una imagen cada cual se monta su película.
¿Qué le enganchó de la fotografía?
Las imágenes son la memoria histórica de la humanidad. La fotografía es la manera moderna para comunicarnos. Por eso me disgusta la palabra fotoperiodismo, la considero una discriminación porque todo es fotoperiodismo. La función de la fotografía es la de documentar, no la de inventar. Debemos tener claro que cada persona trabaja desde su realidad particular. No olvidemos que todo depende de quién es tu cliente.
Con Benetton no terminó demasiado bien...
Depende de cómo se mire, los engañé durante 18 años... Pero no quiero hablar de polémicas pasadas. No ha sido mi trabajo más importante, pero sí con el que he hecho más dinero. Además, todos tenemos un cliente, el de Miguel Ángel fue la Iglesia, era el publicista de la religión católica. Sus obras podían implicar la mentira, porque todavía nadie ha demostrado la virginidad de la Virgen María. Todo el arte está al servicio de un cliente, y en cierto modo, el artista lo está al de la humanidad.
¿No cree en la obra de un artista que vive aislado?
No creo en los que rechazan lo que les rodea, no creo que nadie haga fotografías sólo para su disfrute individual. Aunque a veces eliges un oficio y te das cuenta de que no eres bueno. Cuando no tienes talento, te conviertes en político o abogado, estos son la categoría más basta de la humanidad, muchos se vuelven maníacos sexuales...
Con afirmaciones de este tipo, queda claro por qué su trabajo despierta tantos ataques.
Prefiero que me odien, busco que mis fotografías provoquen una reacción a los que las miran y propongan una visión nueva. Además, siempre se discute de cosas pasadas, de trabajos ya realizados. La polémica siempre es una consecuencia. No es mi motor.
¿Le estimula levantar controversias?
No, pero practico el no tener miedo al miedo. Por eso me gustan los toros.
¿Cómo empezó su afición taurina?
Cuando estudiaba visité España y me convertí en un amante de las corridas, en una ocasión pude ver a El Cordobés. Si fuera toro, me gustaría morir en la arena no en el matadero. Siempre me ha fascinado el papel de la sangre y la muerte en la pintura española. Goya es mi pintor favorito, y creo que si hubiera nacido ahora, sería fotógrafo. Además, pienso que la gran pintura moderna es española, no italiana, porque tiene una visión más periodística e innovadora. Algo hay para haber originado un Picasso o un Miró.
¿Recuerda qué fue lo primero que fotografió?
Soy italiano, fotografié a mi madre mientras cosía. En la Navidad de mis 5 años, me regalaron una Rondine, la primera máquina compacta automática que hubo en Italia. Mi padre era fotógrafo en Il Corriere della Sera, pero no éramos ricos. Odiaba ir al colegio, y con 10 años ya ayudaba a mi padre. Veía las fotos del periódico antes que el maestro y tuve la sensación de que la escuela llega tarde. De adolescente, en lugar de ir a clase me iba al cine, y en un día podía ver tres o cuatro veces la misma película. Me convertí en un autodidacta para no aburrime.
Y ahora, ¿con qué proyectos se divierte?
Estoy realizando un trabajo sobre el paisaje italiano y otro sobre la raza humana. Creo que la fotografía debe ser útil, la revolución se hace con una cámara, no con un fusil. Mueve más cosas una imagen de un campo de refugiados que las buenas intenciones de los políticos. Si hubiera existido la fotografía, no se hubiera dado tanta importancia a Jesucristo y a la religión.
Pues Berlusconi sigue velando por la presencia de los crucifijos en las aulas.
Berlusconi es un cómico televisivo, es un desastre, lo conozco bien desde hace años. Espero que termine su mandato de una manera no violenta, sólo faltaría que se convirtiera en un héroe. Berlusconi es la esperanza de la mediocridad. Como dijo Mozart, la mediocridad siempre es rampante. Italia es un país de teleidiotas donde sólo funciona la cocina.
Volvamos a esta serie sobre el paisaje italiano. ¿En qué consiste?
Invito a todos los italianos a que cojan una cámara y capturen lo que les parezca erróneo, tanto a nivel físico como social. El paisaje italiano se ha convertido en una diarrea, nos estamos acostumbrando a lo feo. Con el material que me manden, organizaré una gran exposición, no quiero que los políticos me ayuden porque de lo que se trata es de estimular el sentido crítico.
¿Y que hay de la raza humana'?
¿Verdad que la palabra da un poco de miedo? Y no sé porqué, ¿sólo hay una raza, la humana, no? Lo que busco es hacer un análisis de la humanidad partiendo de cada individuo, no hay dos personas iguales, nadie puede ver con tu punto de vista. Por ello, hemos montado con mi equipo una serie de talleres móviles, salimos a la calle y fotografiamos a gente llamados así.
¿A quién retrata?
A todos los que se dejan. Las que quieren ser top models no ponen inconvientes, pero la gente corriente hace preguntas. Ya llevo 25.000 retratos y todavía no se qué haré con ese material, sólo sé que me apetece continuar con este proyecto, y qué hay ciudades que me invitan para que trabaje en ellas. Acabo de volver de Israel, hemos hecho un recorrido completo, pero tengo que volver para sacar fotos de un grupo extremista palestino.
¿Ha abandonado la publicidad?
Todo es publicidad, pero los productos no me interesan porque todos son iguales.
¿De dónde saca las ideas?
El verdadero artista no tiene ideas, sencillamente es creativo. A mí me mueven las situaciones sociales. Estamos en la vía de la civilización, pero todavía no estamos civilizados. Hay muchas cosas por resolver, por ejemplo, el sexo. Repito: ¿María, virgen todavía?
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