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"Internet es un mar de cobardes"

El hiperactivo Jack White lanza un nuevo disco, 'Sea of Cowards', junto a su superbanda The Dead Weather

JESÚS ROCAMORA

Tres hombres y una mujer con ojos de lechuza, vestidos de negro, con máscaras indígenas, instrumentos que parecen pensados para una tortura chamánica y algo de pasión por los espejos rotos y los espinos enredados. Podrían ser una sociedad secreta, ocultista, maldita, medio vudú, pero qué va: es el hiperactivo músico y productor Jack White (1975) poniendo en escena su penúltima superbanda, The Dead Weather, donde se deja acompañar por los indeseables Alison Mosshart (The Kills), Dean Fertita (Queens of Stone Age) y Jack Lawrence (The Raconteurs).

Entre todos, lucen el aspecto seco y negrísimo de un desierto sin sol, aunque su buena salud está a prueba de maldiciones: en menos de un año han debutado con el disco Horehound (2009), han salido de gira y han vuelto para grabar un segundo disco ahora mismito, titulado Sea of Cowards.

¿Cobardes, dice? ¿A quién se refiere un titulo como este? ¿Tiene alguna intención política? Al otro lado del teléfono, White despeja dudas: 'No sé si tiene intención política, pero sí que tiene lectura social. Especialmente hace referencia a Internet y cómo se comporta la gente en la red'.

'Es un comportamiento cobarde en muchos aspectos: la mayoría usan nombres falsos, esconden sus caras... Existe la idea de que en Internet la gente puede hablar con libertad, de lo que quiera, pero en realidad nadie se preocupa de sentimientos humanos. Me parecía algo interesante de lo que hablar en un disco', dice como una metralleta, a pesar de que cueste imaginarse a White en Facebook, él que parece vivir en su propio western privado.

Respecto al modo de trabajo de White no hay sorpresas: hablamos de un músico que prefiere sacar las canciones crudas del horno antes de que se les pasen, que defiende el arrebato del compositor y el sonido del ya, que huye de la producción y que graba en tiempo récord. Sea of Cowards no es una excepción: 'Acabábamos una gira de conciertos, tocábamos un poco, y grabábamos un par de canciones o tres en Nashville. Volvíamos a salir de gira, y en los siguientes días volvíamos a tocar y grabar otras dos o tres canciones.

Y todo eso sucedió durante el año pasado. Ha sido muy rápido. Muchos de nosotros teníamos que volver a otras bandas, teníamos cosas que hacer'. ¿Más improvisación que un plan previo? 'Mucha improvisación. Pura naturalidad. Nunca hablamos de lo que hacíamos, nunca nos planteamos si el álbum tenía que tener uno sonido u otro. Eso es algo que nunca haremos. Si escuchas las canciones, son accidentales, brotaron en el estudio. No nos hemos forzado a nada', aclara.

Lo que sí es novedoso es que White haya soltado las riendas, que ahora ha cogido en gran parte Alison Mosshart: 'Es ella la que canta, la que da la cara y su presencia es la que tiene poder en directo', reconoce el músico, para quien el reto en este disco ha sido, precisamente, estar en última fila. Exactamente, en la batería: 'Es lo que más me gusta y es una tarea que siempre he delegado en mis otras bandas desde hace años. Así que es un reto para mí tocarla en directo; sobre todo cantar y tocarla a la vez, algo que no había hecho nunca. ¡Tenía que superar que he pasado de liderar los concierto desde el frente a hacerlo desde atrás del escenario!', dice riendo.

Sobre el futuro de White Stripes '...cualquier sabe. No tenemos planes ahora mismo. Quizá en un par de meses. O a finales de año. O nada en dos años'. White puro:bien rojo, casi crudo.

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