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Javier Fesser no abandona su 'Camino'

El director publica 'Los días de colores', un libro donde desarrolla la película que le valió seis premios Goya

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Cuenta Javier Fesser que cuando acababa de estrenarse Camino, en octubre de 2008, recibió una llamada que lo pulverizó. Una mujer hablaba al otro lado del teléfono, decía que llamaba desde Pamplona y que tenía una historia que contarle. 'Mi marido y yo teníamos una hija', empezó. El relato tenía mucho que ver con Camino y ese contexto opresivo y oscuro del Opus Dei que Fesser había dibujado. 'Por fin alguien nos comprendía', le dijo al director.

Aquella conversación sirvió para que Fesser se convenciera de que su película había trascendido lo cinematográfico. 'Me di cuenta de que me había quedado corto retratando el infierno de algunas personas que vivían cercanas al entorno del Opus Dei', confesó el director a Público cuando hace unos días presentó la novela Los días de colores(Planeta), que ha escrito junto a Claro García.

'A día de hoy no he conseguido abandonar la historia de 'Camino''

'A día de hoy no he conseguido abandonar la historia de Camino. Es muy difícil separarse de algo así', dijo. Entre los cientos de personas que escribieron al director en los meses que siguieron al estreno, hubo quien admitió que Camino le había ayudado a salir del Opus. 'Es un placer seguir desarrollando un proyecto sabiendo que se acerca a la realidad mucho más de lo que imaginé', insistió.

En efecto, hay películas que no se acaban nunca, que trascienden la sala de proyecciones y tienen una vida propia. Camino es uno de esos filmes cuyos ecos siguen llegando casi tres años después de que ganara seis premios Goya. Lo hace ahora en forma del libro Los días de colores, que desarrolla literariamente el contenido de la película, basada libremente en los últimos meses de Alexia González Barros, una niña que falleció tras una larga enfermedad en 1986, y que sirvió para abrir un proceso de canonización dirigido por el Opus Dei.

Educada en la fe católica según los parámetros de Escrivá de Balaguer, Camino es una niña que se enfrenta al amor y a la muerte al mismo tiempo. 'Camino construía su fe abriendo puertas, pero vivía en un mundo donde la estaban educando cerrándolas. Su fe es incluyente mientras que la fe de su madre es excluyente. No es una película anti nada, es por la libertad', aseguró Fesser, que ya ha puesto el punto y final al guión de la nueva entrega de Mortadelo y Filemón.

Para los autores, la película es de ciencias y el libro es de letras. 'Hemos querido indagar en personajes que eran secundarios pero que aportan mucha información. La novela nos ha permitido desvalijar el pensamiento y los sentimientos de los personajes', concluyó.

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