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Jeff Bridges: El actor que no quería ser actor

El intérprete estuvo a punto de rechazar el papel con el que compite por el Oscar

ÍÑIGO SÁENZ DE UGARTE

'Yo solía ser alguien. Pero ahora sólo soy uno del montón', canta Jeff Bridges al ponerse en la piel del fracasado cantante de country Bad Blake en ‘Crazy Heart'. Bridges empezó con fuerza en los 70 una carrera de actor que ha conocido tantos altibajos que el hecho de que siga estando ahí ya tiene mérito. Además, ahora disfruta de una candidatura al Oscar, la quinta, y por una película que parecía condenada a ir directamente al DVD.

Con 60 años, Bridges no es ya de los que se ponen nerviosos, pero admite que tenía unas ganas locas de que la película dejara huella. Recibe a un grupo de periodistas en un hotel de Londres sonriente y profesional. Uno se queda con la impresión de cada día se parece más a El Nota (The Dude), el protagonista de ‘El gran Lebowski', y el actor se ríe con gusto. 'Es una película estupenda y me encanta que me relacionen con ella. No suelo ver muchas películas por televisión, pero cuando la dan siempre me digo que voy a ver un trozo, hasta que salga Turturro en la bolera, y luego me quedo hasta el final. No sé cuántas veces la habré visto'.

¿Y qué le parece ese culto friki que ha adquirido y el festival anual de locos seguidores de la película? 'No sé de dónde viene. Quizá es que es sólo una buena película. Y yo he estado en uno de esos festivales. Tuve mi momento Beatles, yo con la guitarra, actuando con la banda ante un  mar de Notas. Imagínatelo'.

La célebre Paulina Kael dijo de él que su presencia era suficiente como para que mereciera la pena ver una película. Es precisamente lo que ocurre en ‘Crazy Heart', una historia que ya hemos visto antes en cine: el artista acabado, anclado a una botella, al que una mujer consigue sacar del agujero.

Sin embargo, estuvo a punto de rechazarla. 'Era un guión maravilloso, pero el listón había quedado muy alto en películas sobre músicos cuando hice ‘Los fabulosos Baker Boys'. Además, no había música, así que pasé'. Fue entonces cuando apareció T-Bone Burnett, autor de nueve de las canciones que aparecen en el filme.

En cinco de ellas, es Bridges quien pone la voz ('He tocado música desde que era un chaval'), lo que da una dimensión más real al personaje. 'Burnett me explicó el tipo de música que escucharía alguien como Bad. Bob Dylan, Leonard Cohen, no sólo country. Tomé a Dylan como modelo y vi varias de sus actuaciones. Y desde luego Kris Kristofferson. Conozco a Kristofferson. Le vi no hace mucho'.



El hecho de que ‘Crazy Heart' haya llegado a las pantallas es un pequeño milagro. Se basa en una novela que hace tiempo desapareció de las librerías. Un ex actor compró los derechos, escribió el guión y al final se decidió a dirigirla.

El primer golpe de suerte vino cuando Robert Duvall aceptó producirla y Bridges, interpretarla. Pero la distribuidora que aceptó poner el dinero se fue a la bancarrota poco después del fin del rodaje. Afortunadamente, hubo un tercer suceso favorable. 'Tuvimos mucha suerte de que la comprara al final Fox Searchlight, porque estaba a punto de ir directamente al mercado del DVD', explica el actor. 'Son unos maestros en distribuir películas pequeñas como esta'.

En realidad, Fox la adquirió al ver que la interpretación de Jeff Bridges era lo que se llama carne de Oscar. Y tenían que darse prisa porque las fechas se echaban encima. 'La estrenaron muy rápido. El único problema de estrenarse tan pronto es que no tuvo mucha promoción en prensa y festivales'. Sin la candidatura al Oscar, el filme habría pasado muy pronto al olvido.

Es el destino de muchas películas que en Hollywood llaman pequeñas. En los tiempos que corren, sólo el cine independiente hecho con cuatro duros y las películas de gran presupuesto tienen cabida. 'En el cine me gusta que me sorprendan, no saber dónde me va a llevar la película. Las películas de presupuesto medio pueden hacer eso más fácilmente que las grandes', se lamenta Bridges.

El actor, nacido en Los Angeles en 1949, se presenta a sí mismo como 'un producto del nepotismo'. Fue su padre, Lloyd Bridges, quien le animó a hacerse actor. Cuenta que tardó hasta diez películas en convencerse de que ese era su futuro. Fue ‘El repartidor de hielo', donde compartió reparto en 1973 con gigantes como Lee Marvin y Robert Ryan, la que le decidió.

Y también estuvo a punto de no hacerla. 'Una semana después de terminar ‘The Last American Hero'', me llamó mi agente. Me dijo que tenía una gran oferta para mí, ‘El repartidor de hielo', con John Frankenheimer dirigiéndola, y Marvin y Ryan en el reparto. Le dije, voy a pasar, estoy fundido. Luego, me llamó el director de la anterior película y dijo: he oído que acabas de rechazar esa película. Sí, estoy fundido. Tú no estás fundido, me responde, tú eres idiota'.

Tanta insistencia tuvo éxito. Se tomó el rodaje como el experimento final, el momento en que tenía que decidirse.

'Tuve la suerte de que hubo ocho semanas de ensayos, ahora con suerte tienes dos. Vi que esos grandes actores estaban tan nerviosos como yo. Recuerdo a Robert Ryan levantándose de la mesa y ver las marcas de sudor que habían dejado sus manos. Le dije, bueno, ¿aún te pones nervioso después de tantos años? Sí, dijo, me asustaría no tener miedo'.

Actuación durante el rodaje

Para sobrellevar esa ansiedad, nada mejor que buscar papeles que se alejen del encasillamiento. Por eso, después de ser El Nota, en la siguiente película hizo de presidente de EEUU. Ahora está a punto de rodar el papel de John Wayne en el ‘remake' de ‘Valor de ley' que preparan los hermanos Coen.

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