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Juan Diego Botto: "A los guionistas en EEUU se les da un espacio que jamás he visto yo aquí"

ENTREVISTA. El actor español estrenó este martes en TNT la serie ‘Buena conducta’, un thriller en el que interpreta a un asesino a sueldo que se cruza en la vida de una ladrona a la que da vida Michelle Dockery (‘Downton Abbey’).

Juan Diego Botto y Michelle Dockery protagonizan la serie 'Buena conducta'.

MADRID.- Una ladrona adicta recién salida de la cárcel y un asesino a sueldo. Sus caminos se cruzan accidentalmente en una habitación de hotel y saltan chispas. La suerte está echada. Ellos dos, Letty (Michelle Dockery) y Javier (Juan Diego Botto), son los protagonistas de Buena conducta, una producción de TNT que el canal estrenó este martes con la emisión de dos capítulos y que puede verse acumulada en VOD. Después, uno cada semana en el canal hasta completar los diez que componen una primera tanda que ha dejado a Juan Diego Botto, que presentó la serie en Madrid, “deseando volver, deseando leer por dónde va la segunda temporada, si es que finalmente la hacemos, y más cosas del personaje”.

Botto, que se ha dejado ver muy poco en televisión, da el salto a la pequeña pantalla de la mano de una producción estadounidense creada por Blake Crouch (autor de las novelas en la que se basa y de Wayward Pines) y Chad Hodge. De trabajar al otro lado del charco el actor nacido en Buenos Aires destaca que el dinero se traduce en más tiempo para hacer las cosas bien y en la importancia que se le da a los guionistas allí.

Sobre Buena conducta, hace hincapié en la mezcla de thriller, drama y humor para contar una historia que tiene el “reto” de hacer que los espectadores se encariñen con unos protagonistas que no dejan de ser unos criminales. El piloto, con un ritmo ágil, una presentación de los personajes solvente y una química que traspasa la pantalla siembra la semilla de querer saber más hacia dónde se dirigen los caminos de Letty y Javier, que ahora son uno solo.

Pregunta. El título de la serie es Buena conducta, pero los protagonistas son unos auténticos antihéroes, un asesino a sueldo y una ladrona, ¿no es paradójico?

"Mi personaje y el de Michelle Dockery son dos marginales que nunca han encontrado su lugar de pertenencia en la sociedad"

Respuesta. Bueno, yo creo que es una ironía. Está lo obvio. Ella ha salido de la cárcel por buena conducta. Luego está que ella es una ex, o no tan ex, alcohólica y ladrona que tiene una relación con un asesino en serie y, evidentemente, eso es lo más alejado que puede haber de una buena conducta. Ahí está la parte irónica. Y después hay una tercera parte que tiene que ver con que durante el proceso de la serie, lo iremos viendo, son unos personajes que intentan tener una buena conducta, intentan aproximarse a lo que es bueno. Encajar. Son dos personajes marginales que nunca han encontrado su lugar de pertenencia en la sociedad y que van a intentar desesperadamente encontrar su lugar en el mundo y tratar de ser normales, pero va a ser muy difícil para ellos encajar en esa normalidad.

¿Fue esa parte oscura del personaje lo que más le atrajo del proyecto?

Sí, y esa ambivalencia de un personaje que en otros aspectos de su vida parece que es generoso, empático, que sabe escuchar y entender y que, sin embargo, tiene acotado ese otro espacio que es su trabajo en el que le pagan por matar gente y lo hace.

Hace unos años hubiese llamado más la atención que los protagonistas fuesen así. Sin embargo, algunas de las mejores series recientes están protagonizadas por antihéroes. Son malos pero se les quiere, el espectador quiere que les vaya bien, les coge cariño…

Ese es el reto de la propuesta. Son una alcohólica ladrona y un asesino y los tienes que querer. Y quieres que sean buenos, pero te gusta un poco lo que hacen. Quieres que no les cojan y, bueno, ese es el proceso. Todo está contado desde el punto de vista de Letty, desde el punto de vista del personaje de Michelle Dockery, que es la que va llevando toda la historia. Es una tipa que lo que quiere son cosas sencillas. Quiere recuperar la custodia de su hijo, que la tiene su madre, quiere tener una vida normal. Pero las condiciones que ella tiene, el talento que ella tiene o la inteligencia que tiene no tienen ningún valor en el mundo en el que está. Lo que tiene valor son cosas que ella no tiene y no puede y no sabe hacer, como introducirse en la sociedad sureña de EEUU de un pequeño pueblo en el que se siente un marciano.

En el piloto se aprecia mucha química. Hablaba en la presentación de esa prueba que pasó antes de conseguir el papel en la que, precisamente, se evalúa la química entre los actores, ¿cómo lo han trabajado?

"Hay compañeros con los que de repente te entiendes bien, encaráis el trabajo de la misma forma, te resulta divertido trabajar y este fue el caso"

Creo que con los compañeros de trabajo ocurre como ocurre en la vida. Uno no sabe porqué hay gente con la que de pronto conecta y son amigos tuyos desde los 15 años. Hay gente que ves todos los días y nunca tienes una amistad con ellos. Y gente que un día los conoces y en ese momento ya sabes que van a ser amigos para siempre. Pues con el trabajo ocurre lo mismo. Hay compañeros con los que de repente te entiendes bien, encaráis el trabajo de la misma forma, te resulta divertido trabajar y este fue el caso. Yo creo que desde aquella prueba que hicimos en Los Angeles, -esta que te contaba que llaman test de química, que era nada, hacer dos escenas de la película, la escena final y la escena en la que nos conocemos en el bar- desde el primer momento nos entendimos muy bien. Incluso empezamos a cambiar cosas a ver si nos pillábamos en el buen sentido. Estaba claro que nos íbamos a divertir trabajando juntos.

Hablando se le escapa a veces ‘película’ en lugar de ‘serie’. Está más acostumbrado al cine, le hemos visto mucho en pantalla grande, pero muy poco en televisión, ¿por qué elegir Buena conducta?

"Nunca he hecho un proyecto tan largo, nunca he estado cinco meses con el mismo personaje"

Lo que me ha llamado es la historia. Es una historia que me parece muy buena. Esa búsqueda de dos seres marginales desesperados intentando encontrar una segunda oportunidad sin renunciar a su ADN, sin renunciar a lo que son, tratando de ser fieles consigo mismos y tratando de buscar su lugar de pertenencia. Es un tema que siempre me ha gustado. Por otro lado, está descrito con thriller, con drama, con sentido del humor, creo que con mucho interés y con mucha audacia. Y Javier es un personaje muy bueno, que va desvelando poco, es un tipo de personaje que a mí siempre me ha gustado mucho. Un personaje que siempre encierra un misterio. Que dices, ‘qué termina de haber detrás’, es un personaje muy atractivo y muy divertido de trabajar.

Eso fue lo que me gustó y lo que me ha gustado durante toda esta primera temporada y lo que hace que tenga ganas de volver. Nunca he hecho un proyecto tan largo, nunca he estado cinco meses con el mismo personaje y uno de mis temores era: ‘Y si después de la primera temporada estoy harto de este personaje, de la gente, de mi compañera’. La realidad es que estoy deseando volver, deseando leer por dónde va la segunda temporada, si es que finalmente la hacemos, y más cosas del personaje. O sea, que he tenido suerte.

En una serie no sabes cuál es el arco del personaje, pero ¿hay un camino que le gustaría que siguiese?

Sí, pero francamente no tengo ni idea de por dónde lo van a encaminar. Pero ahora, después de diez capítulos, el personaje ya sé quién es. Su vida puede ir hacia distintos lugares, pero más o menos sé quién es. Eso es mucho más cómodo que al principio, que para mí era también muy nuevo. Es lo que hablábamos antes, en una película, en un guión de cine, sabes dónde acaba, con lo cual sabes dónde quiere ir la historia, sabes todo el arco de tu personaje y porqué tu personaje está en esa historia. Aquí es distinto, cuando empiezas a rodar ni siquiera sabes a dónde va.

Contó en la rueda de prensa que el personaje no tenía una nacionalidad definida cuando hizo las pruebas, que se decidió sobre la marcha y recordaba una anécdota curiosa sobre los acentos

El primero lo rodé en español. Después me dijeron: ‘No, mira, hemos decidido que seas argentino’. Entonces yo les dije que teníamos que volver a grabar esto porque es el día y la noche. Yo les explicaba que un español y un argentino es como un acento de Londres y uno de Nueva York, claramente para cualquier hispano son lugares distintos. Después, cuando me dijeron que había un par de capítulos con personajes argentinos, les insistí en que fuesen argentinos o que supiesen hacer el acento. Y, sí, la verdad es que lo cuidaron muy bien.

En Estados unidos se rueda con más dinero que aquí, eso es evidente. Pero es algo que se nota más cuando son producciones con efectos especiales, grandes decorados, de época... ¿En qué se traduce eso en una serie como Buena conducta?

"Teníamos mucho tiempo para ensayar, los guionistas tenían mucho tiempo previo para escribir los guiones, los directores venían con mucha antelación para preparar"

Se traduce en que yo nunca sentí prisa. Teníamos mucho tiempo para ensayar, los guionistas tenían mucho tiempo previo para escribir los guiones, los directores venían con mucha antelación para preparar. En cine y televisión lo que te mata son los tiempos muertos entre una toma y otra. Aquí hay tantos técnicos, tanto equipo, que ese tiempo muerto nunca existe, con lo cual lo inviertes en ensayar, en repasar, en otro ángulo de cámara, en rodar la escena desde otro punto de vista, lo inviertes en trabajar. O sea, todo el tiempo se lo lleva el trabajo y el tiempo de espera es mínimo.

Al final, el dinero se traduce en tiempo

Fundamentalmente. Tener mucho dinero significa tener mucho tiempo. Más días para hacer cada capítulo y más tiempo para ensayar, para preparar. Cuanto más tiempo tiene cada uno, cuanto más tiempo tiene el decorador, el guionista, nosotros…, cuanto más podemos ensayar entre los actores, mejor queda. Eso es siempre así.

¿Cómo eran los tiempos? ¿Cuánto tiempo tenían para rodar cada episodio? ¿Con cuánta antelación recibían el guión?

El tiempo es muy similar al de aquí. Teníamos nueve días por capítulo que en realidad casi siempre terminaban siendo diez días. Y como al tercer día de estar en un capítulo recibías el siguiente.

¿Había mucha improvisación propiciada por esa química entre Michelle Dockery y usted que mencionábamos antes?

Había muchas sugerencias, pero improvisación no. Al fin y al cabo estamos trabajando para una multinacional. Había veces que dices, quiero cambiar esta frase. Y el director se lo dice al guionista y este si no lo tiene claro, al creador de la serie. Y a veces tiene que pasar por el director de la cadena o el supervisor. Cosas como por ejemplo, ‘voy a estar fumando en esta escena’. De repente, empiezan una serie de llamadas en cascada, como una suerte de rueda burocrática, hasta que te dicen ‘vale, sí puedes fumar’.

Menciona que el guionista está presente en el rodaje, esto les dará mucha envidia a los guionistas españoles

Siempre está. Lo he hablado con compañeros y amigos guionistas aquí y, sí, les da mucha envidia.

En Estados Unidos la figura del guionista es otra, ¿no?

"Los guionistas se convierten en productores ejecutivos de la serie y tienen mucho peso en el día a día, en el rodaje de cada capítulo"

Desde luego en la tele sí y por lo menos en este proyecto que yo he hecho, y creo que en otros también. Los guionistas se convierten en productores ejecutivos de la serie y tienen mucho peso en el día a día, en el rodaje de cada capítulo. Por otra parte, es lógico, son los que lo conocen. Ellos entienden que los directores van cambiando por capítulos, pero los que dan unidad a todo, los que saben de dónde venimos y a dónde vamos son los guionistas. Con lo cual, es una figura imprescindible que le puede decir a un director ‘es que hace seis capítulos pasó esto, entonces por eso ella tiene que… por eso le afecta más porque le recuerda a lo de su hijo…’. Y eso se supone que lo tiene presente el guionista y para eso está. Pero, además, se les trata con un respeto, se les da un espacio que jamás he visto yo a ningún guionista aquí.

¿Cómo afecta al trabajo que cada capítulo cuente con un director distinto?

Creo que es una cosa positiva porque hace que cada nueve o diez días nos venga alguien con una mirada fresca, con mucha energía, que ha tenido mucho tiempo para prepararlo y con ganas de arriesgar y de hacer cosas distintas. Con lo cual te obliga a decir ‘ostia que buena idea’, a estar en contacto con una cosa nueva. El peso que implica para un director cargar con diez capítulos es una enorme responsabilidad. Que si eres alguien con mucha experiencia y tal lo puedes asumir, pero que igual es una enorme responsabilidad. Y que la tendencia normal cuando el tiempo empieza a apremiar es que se vaya siendo conservador, pero si vienes con la mente para trabajar diez días vas a querer hacer cosas muy chulas. Entonces yo creo que en ese sentido es positivo.

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