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'Los juegos del Hambre', un circo romano futurista para ver por la tele

La primera entrega de la trilogía de Suzanne Collins llega a los cines españoles en forma de reproche a la sociedad del espectáculo

THAÏS MUÑOZ

Cuenta el mito de Teseo y el Minotauro que tras una guerra perdida contra Creta, Atenas tenía que enviar cada nueve años a siete hombres y siete mujeres vírgenes a la isla más grande de Grecia para que fueran devorados por el monstruoso Minotauro en su Laberinto. La historia, tan despiadada como disuasoria ('Meteos con nosotros y mataremos a vuestros hijos', se podría resumir), sirvió de inspiración a Suzanne Collins para escribir Los juegos del hambre, la primera pieza de una trilogía bestseller, que, cómo no, se ha exportado a la gran pantalla y llega a las salas españolas este viernes.  

Sin embargo, explica la autora de la saga, que también ha guionizado la cinta junto a su director, Gary Ross (Pleasantville, Seabiscuit, más allá de la leyenda), a partir de una adaptación previa de Billy Ray (El espía, El precio de la verdad), no fue sino la actual cobertura de la guerra y la reflexión sobre el entramado mediático (sabe de lo que habla, ha trabajado en varios programas y series juveniles) lo que le incitó a enrolarse en la primera entrega, fielmente retratada en el celuloide. Y es que viendo Los juegos del Hambre uno no puede evitar encontrar ciertos paralelismos con el 'terror oculto' del establishment que circunda el siglo XXI.

Algunos de los Tributos esperan toda una vida entrenándose, deseando que les toque el turno 

En las ruinas de lo que una vez fue EEUU, la nación de Panem celebra año tras año un espectáculo televisado por el que el centro rico, el Capitolio, recuerda a los doce Distritos empobrecidos, superpoblados y encargados de proveer de materia prima a unos pocos privilegiados, que una vez intentaron sublevarse y perdieron la batalla. 

Las premisas son siempre idénticas: cada submundo ha de entregar a dos de sus jóvenes para que luchen a muerte los unos contra los otros y sólo puede quedar un superviviente. Ahora bien, no todos participan a disgusto en este circo romano particular. Algunos de los Tributos (es así como llaman a los elegidos al azar para el espectáculo) esperan toda una vida entrenándose, deseando que les toque el turno.

'Los juegos del Hambre' ha recaudado más de 250 millones de euros en menos de un mes 

Cercana a los planteamientos literarios de 1984 de George Orwell, o Battle Royale, de Koushun Takami, aunque la historia se centra en un triángulo juvenil (tal como lo hicieron las franquicias de Harry Potter y Crepúsculo) es Katniss, brillantemente interpretada por Jennifer Lawrence (Winter's Bone, Like Crazy, X-Men:primera generación), la heroína feminista, el ojo ético, crítico y rebelde, que nos conduce por una escena de ciencia ficción, acción y épica, repleta de suspense y con pequeñas pinceladas de romance. 

Una cinta cruda, con secuencias de violencia que no esconden todo lo que desearía el habitual blockbuster hollywoodiense, en la que sus guionistas muestran que el paisaje más futurista y de última generación puede esconder un sistema tan arcaico como dictatorial. Y aún hay más: la tecnología como garante del poder, unos medios de comunicación que, al servicio de las élites, hacen caja del dolor y algunos valores humanos que sobreviven a la tragedia y a la desesperación. Si andaban buscando un mainstream al uso, se han equivocado de cadena.

El correlato audiovisual promete. Siguiendo la estela de la trilogía, que ha vendido millones de ejemplares (sólo en España más de 120.000), Los juegos del hambre ha recaudado más de 250 millones de euros en menos de un mes desde su estreno estadounidense. Aunque Gary Ross se ha bajado del caballo y garantiza que no dirigirá las próximas entregas, los actores principales no desaprovecharán el tirón de las tres películas que quedan por llegar. La segunda parte, En llamas, se estrenará el 22 de noviembre de 2013 y Sinsajo se dividirá en dos películas.

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