Larga vida al Antic Teatre: 20 años defendiendo la contracultura
La fundadora del proyecto, Semolina Tomic, reflexiona sobre la decisión del Ajuntament de Barcelona de garantizar la continuidad del equipamiento cultural de Ciutat Vella.
Barcelona-Actualizado a
Ninguno de los partidos políticos que forman parte del Ajuntament de Barcelona, exceptuando el Partido Popular y Ciudadanos, quisieron perderse la rueda de prensa prevista desde hacía semanas para presentar la nueva programación del Antic Teatre y celebrar sus 20 años. No es que el arte en vivo o los proyectos comunitarios sean una prioridad de la agenda política de la ciudad, es que la ciudad empieza a hacer olor electoral, y todos querían salir en la foto cuando la alcaldesa, Ada Colau, anunciara que el gobierno municipal inicia el expediente de expropiación del edificio para garantizar la continuidad del proyecto.
La supervivencia del Antic Teatre peligra desde el 2019, cuando la propiedad del recinto que ocupa el equipamiento comunicó un incremento del alquiler inasumible para los responsables del Antic, ubicado en la calle Verdaguer i Callís, en Ciutat Vella. Desde ese momento, comenzó la lucha, las conversaciones con diferentes instituciones y formaciones políticas y las campañas de apoyo. Basta con pasear por las redes y aparecen un montón de hashtags que comparten el mismo mensaje: el Antic no se toca.
"Estoy muy agradecida a toda la gente que nos apoya, sobre todo a la del barrio, esto es un centro artístico comunitario donde la gente del barrio es muy importante, por eso era fundamental que estuvieran en esta lucha. En el Antic trabajamos con otras entidades del barrio, sociales y culturales, además de toda la comunidad artística. El Antic es un trampolín brutal, se ve con la calidad de las propuestas. De ahí ha salido gente que ahora marcan tendencia y son número 1 en Europa , como el Conde de Torrefiel", argumenta Semolina Tomic, fundadora y ariete del Antic Teatre.
Dicho el anuncio de la alcaldesa y después de celebrar el vigésimo aniversario de lo que empezó y todavía es un espacio contracultural único dedicado a la cultura más innovadora y experimental, Tomic repite con una mezcla de satisfacción y algo de incredulidad que "la administración ha decidido salvar el proyecto".
"El Antic sigue gracias al apoyo popular"
Y le gusta subrayar que "el Antic sigue gracias al apoyo popular, esta lucha es súper desgastante, porque nosotros vivimos en la precariedad, sobrevivimos con la autogestión y con subvenciones pequeñas, y hemos conseguido que la administración anuncie que lo salvará. Lo que aquí se está salvando es la autogestión, y la sostenibilidad del proyecto. Nosotros tenemos el bar y con los cafés y las cervezas pagamos las producciones y la estructura. Esto no existe en otro punto de la ciudad, somos los únicos y somos referentes programando el arte escénico contemporáneo más radical. Y no se entiende porque no hay teatros con más recursos que se dediquen a esta programación".
"Esto va de construir un proyecto comunitario"
Salvar el Antic Teatre no es solo salvar un teatro, sino proteger todo el trabajo comunitario y artístico que cobija. Por todo ello "singular" es uno de los calificativos que más acompaña al Antic Teatre. Cuando empezaron, Semolina no imaginaba que un día se encontrarían con el problema del alquiler. "Hicimos una reforma del espacio de 2007 a 2014 para conseguir la licencia de concurrencia pública para poder hacer representaciones, en 2014 el propietario nos denunció y es cuando nos anunció que en 2019 nos subiría el contrato".
"Lo bonito es que esto es un proyecto artístico comunitario muy diverso. Me emocionan nuestras abuelas y lo que hace Marta Galán con ellas. Esto no va a de hacer un espectáculo y basta, esto va de construir un proyecto comunitario. Muchas de estas mujeres estaban solas en casa, no hacían nada, y ahora vienen aquí y son pura energía", señala Tomic. Aparte del trabajo de barrio, el Antic es una cantera de artistas que ahora son "artillería pesada de la escena internacional", en palabras de la directora del espacio.
"En cuanto a educación, ni derechas ni izquierdas ponen la cultura como bandera"
Satisfecha y a la vez expectante ante la nueva situación, ya que a través de la vía administrativa de la expropiación, el teatro se incorporará al grueso de equipamientos culturales de la ciudad, Semolina Tomic no puede evitar seguir dando vueltas al problema y reflexionar sobre las políticas culturales y la educación: "en cuanto a educación, ni derechas ni izquierdas ponen la cultura como bandera, ni como un bien de primera necesidad. Si en la escuela no quieres aprender música, entender la pintura, aprender a bailar, si con 10 años no lo tienes adquirido, después es más difícil. Aquí ya han pasado 40 años de la Transición y el arte todavía no es una prioridad en la educación pública. Y eso no cambia, ningún partido lo hace, y hasta que esto no ocurra no ganaremos en pensamiento crítico, y mientras tanto, pasa lo que pasa…".
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