Este artículo se publicó hace 13 años.
La letra con píxel entra
El salón más importante de la literatura en español profundizará a partir de mañana en los retos que la tecnología abre para la industria editorial
Lectores que ahora leen en tableta o en el teléfono móvil, escritores que se autoeditan y distribuyen sus obras desde el ordenador de su casa, librerías que sólo venden por internet... El nuevo paradigma tecnológico está revolucionando la industria editorial mundial y supone uno de los mayores desafíos para el sector en lengua española, que aún se encuentra en pañales en la conversión tecnológica. Para superar este atraso, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el principal punto de distribución e intercambio de la literatura iberoamericana y la segunda feria más grande del mundo después de la de Fránc-fort, girará este año en torno a los nuevos formatos, contenidos, derechos y medios de distribución digitales. A partir de mañana, se reunirán allí más de 2.000 editores de 43 países para tomar el pulso de una industria en tiempos de cambios veloces.
Mientras en el mercado anglosajón la comercialización de libros electrónicos se disparó en el último año en febrero de 2011 las ventas de ebooks superaron a las de papel, según la Asociación de Editores Estadounidenses, las editoriales españolas y latinoamericanas apenas coquetean con lo digital. "La industria iberoamericana está llegando tarde y lentamente a la conversión tecnológica. La gran mayoría de los editores no hacen inversiones sustantivas en los nuevos formatos. Es un área más de negocio, pero aún hay que entender las diferencias entre uno y otro para invertir", explica la directora de la FIL, Nubia Macías.
"Iberoamérica está llegando tarde a la conversión tecnológica", dice la directora de la FIL
La feria contará con la experiencia de Alemania, país invitado este año, que junto a los británicos son los europeos que más han despuntado en el negocio digital. Allí el ebook copa el 5% de cuota de mercado, mientras que en España todavía no se llega al 3%, según los últimos datos ofrecidos por los editores.
Hay quien reduce todavía más estos porcentajes, como la consultora GFK, que ayer presentó en la Feria de Contenidos Digitales (FICOD) de Madrid un informe que sitúa en el 0,2% la cuota de mercado del libro electrónico en España, informa Paula Corroto. David Pemán, responsable de un estudio que concluye que en 2011 se venderán 190.000 ebooks en España, resaltó sin embargo que la industria ya vislumbra un cambio de tendencia: "Las editoriales y el sector de la distribución comienzan a tomárselo en serio, lo que sin duda terminará repercutiendo en las ventas" de 2012.
El páramo latinoEn América Latina las cifras son todavía más desoladoras. Excepto las grandes editoriales como Random House Mondadori o Planeta, que sí tienen una estrategia comercial definida hacia la digitalización, los sellos medianos y pequeños aún miran a las nuevas tecnologías con recelo. De hecho, la mayor parte de libros que circulan en nuevos formatos no son de origen hispánico, sino traducciones. "Tenemos que reaccionar al cambio tecnológico o nos quedaremos como consumidores, cuando tenemos la calidad y la producción suficientes para ser proveedores", señala Fernando Zapata, director del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe.
"Las editoriales se arriesgan poco para no competir con el papel", explica Tomás Granados
En un vistazo rápido a la oferta de libros electrónicos de origen iberoamericano, se descubre que la mayoría son, o bien de autores que se publicaron a sí mismos o bien de libros académicos o especializados. "Las editoriales se arriesgan poco para que la edición electrónica no compita con la edición en papel. Incluso las grandes empresas suelen digitalizar obras a partir de la segunda edición", subraya Tomás Granados, coordinador editorial del Fondo de Cultura Económica. De hecho, el Fondo es el sello mexicano que más ha avanzado hacia la digitalización y sólo cuenta con 200 libros electrónicos, todos ediciones que ya existen en pasta dura o blanda.
"Hay un vacío en lo digital de origen hispano. Sin embargo, es un mercado muy abierto y tiene muchísimas oportunidades, desde la compra hasta las experiencias de lectura compartida, pero la industria es muy conservadora", lamenta Carlos Cristiani, fundador de Dadalabs, una empresa de aplicaciones electrónicas con base en San Diego, California, que trabaja tanto con la industria editorial estadounidense como con la latinoamericana.
El reto está en aprovechar la tecnología para diferenciarse. Dadalabs, por ejemplo, es capaz de convertir un solo libro en tres o cuatro productos diferentes, dependiendo si va a ser para un libro digital como el Kindle, una tableta o un teléfono móvil. Para Cristiani, que acaba de inaugurar un sello digital propio, las claves del éxito en el mercado digital son "los nuevos formatos, el fácil acceso y el precio".
Precios como barrerasEn América Latina, los precios son una variable aún más importante. Tras una época dorada de la promoción pública de la lectura, los libros de papel se han hecho progresivamente más caros e inaccesibles para la mayoría. El florecimiento de la piratería y el derrumbe de la mayoría de las editoriales nacionales lo prueban. En este sentido, la digitalización ofrece nuevas posibilidades de ampliar lectores.
Las editoriales españolas, que han visto cómo sus ventas se redujeron desde 2009 por la crisis, pueden encontrar un amortiguador en el mercado latinoamericano. La red rompe las distancias geográficas y permite a editores, distribuidoras y libreros introducirse en pequeños nichos de compradores. "Cuanto más viajen los libros, más diversificaremos el mercado", subraya Macías, y recuerda que a la industria española "le queda mucho más por explorar en América Latina".
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