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El libro radical da un salto adelante en Barcelona

La segunda edición de la feria Literal cuenta con la participación de unas 60 editoriales independientes y ofrece un ambicioso programa dedicado al pensamiento crítico, en el que destaca una conferencia de la premio Nobel de Literatura 2015, Svetlana Aleksiévich.

Feria Literal de Barcelona.

MARC FONT

BARCELONA.- Si la salud del libro radical se midiera por la evolución de la feria Literal no habría duda de que se encuentra en buena forma. El certamen barcelonés, dedicado a las ideas y a los libros radicales -una acepción en la que se encasilla el ensayo político, pero también la narrativa, la novela o el cómic que fomentan el pensamiento crítico- celebrará su segundo edición este fin de semana en el antiguo recinto fabril Fabra y Coats. Y lo hará con un aumento de las actividades programadas, con un mayor presupuesto y, sobre todo, con el anzuelo de contar con la participación de la premio Nobel de Literatura del año pasado, Svetlana Aleksiévich. Literal podrá contar con Aleksiévich, autora de obras como El fin del Homo Sovieticus y Voces de Chernóbil, gracias a que su editorial en catalán, Raig Verd, participa en el certamen.

La autora bielorrusa pronunciará una conferencia el sábado por la tarde y encabeza el cartel junto al escritor, poeta y artista visual italiano Nanni Balestrini, que tomará la palabra el domingo a las 19 horas. Más de sesenta editoriales independientes -el año pasado no llegaban a las 40- concurrirán a la feria, que contará con un mercado del libro, un salón de entrevistas en el que se realizarán unas 40 conversaciones y debates alrededor de obras de los sellos participantes, y un festival literario, que sumará diez conferencias. Las más mediáticas son las de Aleksíevich y Balestrini, pero también se abordarán cuestiones como el auge de la ultraderecha en Europa, los límites del capitalismo, los refugiados o el papel de las mujeres en la revolución.

¿Y cómo surgió Literal? Responde a la pregunta de Público el coordinador del certamen, Simón Vázquez: “Nació de una inquietud de las editoriales para generar un espacio que no teníamos y que nos sirviera de visualización. Además, Barcelona, que es una de las capitales de los movimientos sociales, no contaba con un encuentro específico para el pensamiento crítico y el libro radical”. Entre sus referentes destaca la London Radical Bookfair.

Cinco editoriales -Tigre de Paper, Pol·len, Virus Editorial, Bellaterra e Icaria Editorial- promovieron la feria, que el primer año se financió fundamentalmente de las aportaciones de los sellos implicados y de una pequeña campaña de micromecenazgo. En esta ocasión, el presupuesto se ha triplicado hasta los 30.000 euros, de los cuáles 10.000 corresponden a una subvención del Ayuntamiento de Barcelona. Además, se han recaudado casi 6.500 euros a través del micromecenazgo y hay aportaciones del sector cooperativo, básicamente de Coop57 y Col·lectiu Ronda.

“Situar los libros en la calle”

En los últimos años ha habido una gran concentración del sector editorial en Catalunya, con el Grupo Planeta como máximo exponente. El holding multimedia se hizo con el control total de Grup 62, hasta hace un tiempo el principal sello en catalán. Paralelamente a esta concentración, han surgido decenas de pequeñas editoriales, que tratan de aprovechar los huecos que deja el gigante del sector. Y son estos sellos independientes los únicos que tienen cabida en Literal.

Feria Literal de Barcelona.

Para Simón Vázquez, que además de coordinador de Literal es editor de Tigre de Paper, el libro radical “tiene buena salud”. En su opinión, la inmensa mayoría de estos proyectos independientes “son solventes, funcionan y saldrán adelante” y considera que en un futuro próximo ganarán peso porque “tenemos un sector importante de la población que quiere saber cosas y para profundizar los libros son la mejor herramienta, y porque se están produciendo obras de muy buena cualidad”.

En esta ocasión, la oferta de la feria se amplia a la música, con la creación del Literal Black Music, y la gastronomía. Obviamente, se busca que más personas se acerquen al distrito de Sant Andreu, pero Vázquez subraya que también se persigue el objetivo de “romper con una cierta visión sobre el mundo del libro y acabar con la imagen que es algo muy individual y aburrido. Con la comida, la bebida y la música buscamos volver a situar los libros en la calle, no sólo en los bibliotecas, con la idea de que pasen a ser un actor social y formen parte de una vivencia en comunidad”.

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